viernes, 8 de junio de 2012

ROZANDO LA SATIDAD

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Rozar la santidad de manos de un santo es un privilegio de pocos


Acabo de recibir un e-mail de mi hermana y amiga Maricarmen de España.  Hablando de cosas espirituales Maricarmen escribe esta frase que me ha encantado… he quedado tan impresionada que la he tomado como titulo para elaborar mi pequeño desahogo.  



Maricarmen tiene toda la razón… es cierto… muy cierto… nada como tener la amistad de un santo… y un santo de verdad. Un santo a prueba de humildad y de fe. Un santo que haya hecho senderos de caridad en la vida del diario vivir.  Un santo que sea maestro siendo ejemplo vivo de lo que significa ser “testigo de Cristo”.   
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¿Pero quién lo declara santo en vida?  La vida misma.  Una persona que siempre, siempre está dispuesta a servir, que no sabe otra cosa que amar desinteresadamente porque lleva su corazón desbordando amor y alegría. Siempre atento a las necesidades de los demás.  Fiel a Dios y ejemplo de una vida consagrada al Dios de la vida. Una persona que sabe reír y llorar con los demás… que se alegra de los triunfos y está presente en el momento del dolor y el sufrimiento de aquellos que conociéndolo acuden a su lado buscando consuelo, buscando ayuda, buscando palabras de esperanza. 




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Recto en sus cosas, virtuoso, sumamente de oración, que sabe decir no y que los demás respetan su postura de fidelidad a Dios y de su entereza en conquistar la santidad personal… despertando en los demás el deseo de ser santos…conquistando almas para vivir alimentándose de los sacramentos. 



Un santo que no le importan las riquezas, ni los honores, ni la gloria de este mundo, que se ríe del consumismo  y de la obsesión de estar en todo y como todo lo que propone este mundo… que se goza con los detalles y vive una vida sencilla y simple de cara a Dios y al prójimo. 




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Cuantas veces tenemos a nuestro lado esa alma santa y son pocos los que lo advierten, los que se fijan descubriendo una puerta que da entrada a la vida misma de santidad.   



Cuantas veces nos damos cuenta y como ciervos sedientos de agua fresca corremos en busca de esa alma para aprender a conquistar las huellas borrosas de Cristo en este camino hacia el Cielo.  



Esas almas que nos hablan de Dios con la mirada, con la postura, con el silencio, con el recogimiento en la Iglesia, con la atención debida, presta a las cosas divinas… esas almas que da gusto escucharla hablar de las cosas espirituales, que su voz, el tono, el énfasis, la ternura y el calor de sus palabras provocan hambre y sed de Dios… del Dios vivo que habita en el Sagrario.



Esas almas que al estar a su lado nos sentimos llenos de paz y de atmosfera pura, cálida,  serena que nos lleva a elevar la mirada y encontrarnos con la mirada de Dios en sus ojos.

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Pero no todos tienen la oportunidad… no porque no se dé… sino porque no se tienen la atención debida, la mirada puesta en la persona que mirándola y dándonos cuenta que es diferente nos alejamos porque tenemos que hacer nuestras cosas…dándole importancia a lo que no tiene importancia y rechazando lo que tiene un valor de eternidad...




Estoy convencida que tarde o temprano en cada una de nuestras vidas,  Dios nos concede la oportunidad de conocer un santo para que nos enseñe con su vida que Dios vale la pena… está en nuestras manos aprovecharnos de la ocasión y aprender todo lo que Dios nos regala a través de esa vida santa  que pasa por nuestro lado llamando solo la atención de los que están en busca de Dios…


Desde la Soledad del Sagrario



Nota Aclaratoria:

Hablando de las almas que en vida el pueblo de Dios les considera santos por su testimonio de vida, antes de que la Iglesia les conceda el reconocimiento de santidad, después de un minucioso estudio sobre la vida de dicho candidato a los altares. He utilizado imágenes de varias personas que en vida se les consideraba santos por el pueblo de Dios, algunos de ellos ya no están con nosotros, la Iglesia ha iniciado el proceso de estudio para su causa... el padre Pio la Iglesia lo ha elevado a los altares…don Joao Pozzobon, Amparo... esposa y madre española, y nuestro amado Juan Pablo II... y claro esta nuestra amada Madre Angélica que aun la tenemos con vida, gracias a Dios.












2 comentarios:

  1. Me ha encantado su reflexión.¡Que hermosa! Me ha
    hecho pensar mucho.. ¡Muchas gracias Sor Maridel,
    encantada de conocerle.
    Dios le bendiga.

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    1. Amen... Gracias hijita... ¡Qué bueno es Dios!!... que nos hace pensar y reflexionar en lo que leemos... Bienvenida a mi humilde y pequeño blog...

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