“Viviendo en el Calvario con el alma sumergida en la Resurrección”... ¿Será posible?

“Viviendo en el Calvario con el alma sumergida en la Resurrección”...

 ¿Será posible?

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Jesús… Jesús… te necesito… por favor ven… vamos a sentarnos cómodamente aquí… en este lugar lleno de silencio… fuera del bullicio… y en la alegría del cantico de las avecillas… aquí en el jardín.

Necesito tanto que me ilumines  porque ando como perdida en estos días. Decidme amado mío, ¿cómo debe ser la pastoral de los enfermos?  ¿Qué se debe ante todo dar, ofrecer como plan de vida a los enfermos? ¿Qué Tú quieres que se les diga, se les enseñe, se les lleve a vivir? ¿Hacia dónde debe estar dirigida la mirada de los enfermos, el corazón de los enfermos, la voluntad de los enfermos; su razón y su pensamiento… hacia dónde?  ¿Tienen los enfermos una vocación a descubrir y a vivir? Y pensar que para algunos le va la eternidad en  juego…

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El enfermo ¿qué quiere? Pues sanarse a toda costa…. Y está bien buscarla… es de Dios procurar sanarse. Humanamente la buscan hasta el último instante de sus vidas… unos más… otros menos… y unos pocos olvidados de ella… Hay quien pone cara de tragedia, de fastidio, hay quien en su interior se levanta el volcán de la rebeldía, hay quien cae en la depresión y la tristeza mas angustiosa, hay quien se esconde y no quiere ver a nadie ni saber de nada… hay quien prefiere morir y acabar con esta cruz inesperada e indeseada… y hay quien se vuelve santo abrazado al madero de la enfermedad… Oh, mi Jesús cuantas respuestas existen en el ser humano…

Ah… traes a mis pensamientos un grato recuerdo… Cierto, mi Jesús, recuerdo ahora a ese  sacerdote de Costa Rica… en un retiro que nos dio, había comentado su experiencia en la pastoral de los enfermos de su parroquia. Me encanto su estrategia… la encontré muy sabia y fructífera. ¿Verdad, Señor?... me parece que recibistes mucha alegría y mucha gloria.

El sacerdote nos decía, que tan pronto lo nombraron párroco, pidió un listado de todos los enfermos de la parroquia. Tan pronto recibió el listado, escribió una carta, a mano y con su firma, dirigida a cada enfermo hablándole con el corazón. 

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Era una llamada de socorro, una invitación a ayudarle a guiar y dirigir la  parroquia hacia la santidad… les decía que contaba con ellos, ellos eran las columnas fuertes de este edificio espiritual, que necesitaba de su alegría contágiante que proporcionaran una corriente de vida espiritual, porque ellos eran fuente de vida para la parroquia. 

Les necesitaba en esa burbujeante alegría de la donación de su enfermedad, de la alegría cimentada en el aporte  espiritual con  oraciones, rezos. Esa  alegría siempre en creciente, siempre actualizada, siempre viva en el alma al saber darle una trascendencia sobrenatural a esa pequeña cruz diaria… rescatando las almas de la parroquia para regresarlas al corazón de Dios… apoyando al Pastor, dándole sostén, fortaleciéndole, alimentándole desde el altar de la cruz de la enfermedad…

Les llevo a encontrarse con el Cristo de Dolores… con la Varonesa de Dolores… y unidos a ellos encaminar como soldados valerosos el camino de la conquista de las almas de la parroquia. Y ellos aceptaron la invitación y el reto de conquistadores de almas…de soldados del Cristo Doliente… de la Dolorosa…

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Toda una cruzada de amor… donde cada enfermo tomo muy en serio la invitación del Pastor… donde la parroquia tuvo una primavera de vocaciones religiosas santas… donde el pueblo de Dios se levanto encaminándose por el camino de la santidad. Donde los enfermos encontraron su misión en el apostolado de la oración y la penitencia… en el apostolado de la caridad para con el que le pedía ayuda desde sus pequeñas cruces…

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Para mí, Jesús está clarísimo… quieres a tus enfermos cargando su cruz y siguiéndote… sin quitar la mirada de Ti… sin salir de tus huellas… con el corazón rebozando alegría, paz y el más puro amor a Ti… a los hermanos…

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Ah, si mi Jesus como

aquella pequeña joven leprosa que todos quedaban admirados y desconcertados por descubrir la alegría que manaba como fuente de su alma al exterior, en medio de una cruz tan espantosa… ella era plenamente feliz porque había descubierto su vocación y su misión con esa cruz que nadie… nadie humanamente quiere… ¿Busco la sanación?… la busco… ¿espero que llegara?… espero… pero no le quito ni una pizca de su alegría… había descubierto a Cristo de los Dolores… a la Dolorosa… como íntimos amigos… y junto con ellos vivió el peso de su cruz que se volvió ligero y fácil de cargar… hasta entrar victoriosa al Reino Celestial…

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 ¡Qué bueno eres mi Jesús!! Te amo con toda mi alma… por favor, llena de paz, de amor y de luz, las almas de todos los enfermos del mundo…especialmente los más débiles, los más indefensos, los niños y los jóvenes, los ancianos… Señor que hoy reciban la visita de Tu Amor Misericordioso…  

Señor clarifícate en la Pastoral de los enfermos... que descubran tu verdadera voluntad para con ellos... y queden todos complacidos con tu Santa Voluntad...

                         Desde la Soledad del Sagrario