Reflexionando desde mi pequeño y pobrísimo Santuario Hogar, comparto con
ustedes mis pensamientos.
Hoy, un día más que termina. Un día,
más cerca del Cielo. Un día trabajando intensamente en las virtudes, o
un día perdido por los defectos que han aflorado a lo largo del día y no hemos
hecho lo suficiente por vencerlos.
Hoy, un día en que a Dios, se ha sentido más cerca. O un día en que le
hemos dado la espalda a Dios por sumergirnos en los problemas cotidianos.
Hoy, al llegar al descanso podemos mirar hacia el cielo y sentirnos
satisfechas de haber vivido a plenitud el día, porque hemos vivido de
"cara a Dios", agradándole en todo momento.
O por el contrario, puede ser un día de pequeños cargos de conciencia, por haber descuidado vivir para Dios,
buscando lo que a Él le agrada.
Hoy, podemos decir: gracias, Padre Santo, por un día lleno de gracia y
bendiciones. Aquí está mi pobre corazón lleno de agradecimiento. He vivido mi
día de acuerdo a tu Santa Voluntad divina."
Desde la Soledad del Sagrario
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