viernes, 24 de junio de 2016

Es mi cumpleaños… si, te invito a celebrarlo…



Sorpresa… el Cielo viene a sorprender a una joven esposa y madre… hoy comienza un nuevo camino para quien ayer se creía perdida, sola y destruida.  Una nueva esperanza como una pequeña lucesita,  se asoma en su horizonte… Dios ha venido a visitarla… ¡Que bueno es Dios!!

La Mater llego como sorpresa a tomar el ritmo de su vida.  Ella no se esperaba tal hermosa sorpresa en su cumpleaños.  Les cuento.  Una amiga la invita a almorzar, pero antes, a visitar un hermoso lugar. Un Santuario Ermita en los terrenos de una humilde y devota familia.

Ella acepta, y va con mucha alegría a recibir esos regalos que intuye en su corazón, Dios le tiene reservado para el día de hoy. Es su cumpleaños. Viste elegantemente, pero con sencillez.  Lleva unos zapatos de tacos altos. Primera sorpresa, el camino a la ermita es empinada y dificultosa para subirlo con zapatos de tacos altos. Ella va muy sonriente, llena de emoción, no se imagina para donde la llevan.

Llegan al final del camino donde se abre como una puerta imaginaria, para dejar ver un escondite hermoso, lleno de vegetación y en el mismo centro el Santuario Ermita… una belleza… un lugar tan hermoso como para estarse de retiro, en meditación ante la hermosa imagen de la Mater de Schoenstatt.

Y es aquí donde empieza la Mater a obrar milagros tras milagros de conversión y transformación… La joven esposa y madre inicia un proceso lento pero firme… Es un lanzarse… A cambiar la vida girando 360 grados. La familia, y los que la conocen por tantos años darán testimonio que así ha sucedido.

Llego la hora de la despedida. La joven esposa y madre va con el corazón de fiesta. Ha recibido mucho. Ha sentido ese abrazo de una madre que nunca falla. No está sola, ella estará a su lado desde ese instante, hasta el momento de “regresar a casa”.  Cuanto consuelo recibe su alma… lágrimas de gratitud corren por sus mejillas.

La amiga, junto a la misionera de la Mater, llevan a esta joven esposa y madre a un suculento almuerzo en un local familiar.  Luego de la ese agradable momento, entre la comida y la conversación, la misionera le da una sorpresa a esta joven esposa y madre. Saca de momento una hermosa peregrina. Le habla. La orienta. La motiva y le entrega a la peregrina que estará en su hogar por unos días. 

La joven esposa y madre, siente que el corazón le va a estallar. No lo esperaba. Se siente bendecida. Se siente consolada. Se siente que el Padre Dios la recibe con los brazos abiertos y le entrega este hermoso momento. Lo aprovecha. Da las gracias. Abraza a la peregrina. Las lágrimas comienzan a desfilar por las mejillas. Son lágrimas de agradecimiento.

Las gracias derramadas sobre esta joven esposa y madre no se hacen esperar… todo comienza a cambiar en su vida… Y es que la  Mater nos cambia a todas la vida. La llena a plenitud con el amor de Dios, desde una perspectiva única.

Nos lanza a vivir la eternidad ya en este mundo.

Nos llena de su presencia materna. Saber que siempre, siempre, pero siempre está ahí para consolarnos, educarnos, ayudarnos, enjugar nuestras lágrimas y hacernos estallar de alegría.

La Mater llego a nuestras vidas para quedarse. Para hacernos cada día, cada instante más de Dios. Ella no se queda con nadie. Ella nos mete en las profundidades de ese corazón eucarístico de su Hijo amado, Jesús.

Sabemos y experimentamos que para la Mater, su máxima alegría es devolvernos a los brazos de Jesús.

Qué bueno es Dios al darnos a su bendita madre, como madre, maestra, amiga y confidente.

VIVA MARÍA SANTÍSIMA!!! Nuestra mamita celestial.

Desde la Soledad del Sagrario


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