Qué tal si hoy le regalamos a la Mater las rosas más hermosas de
nuestro corazón. Esas que representan la gracia de "perdonar". Perdonar a tiempo y destiempo. Perdonar y olvidar. Perdonar con entusiasmo y con gozo.
Recordemos que perdonar
sin olvidar, es mantener la desconfianza y el rencor, para en la primera
ocasión que se pueda, se trae la falta que nos han herido con estas palabras, “¿Te acuerdas de lo que
me hiciste o dijiste?”
Esto puede provocar un disgusto mayor. Esto no es de Dios... No es una actitud de un cristiano que quiere seguir los consejos evangélicos.
Esto no es perdonar, como tampoco es un perdón sincero,
aprovecharse de la actitud arrepentendida del culpable, para abusar de su buena fe y aplastarlo con
saña "para que aprenda". Esto es venganza.
Recuerda que perdonar a los demás, es la condición que
Dios nos pone para que Él nos perdone.
En el Padre Nuestro lo vas repitiendo, a veces sin crear
conciencia.
...perdona nuestras ofensas, así como nosotros, perdonamos a los que nos ofenden...
Hoy seamos dadivosos en perdonar con entusiasmo y gozo.
Que nuestro corazón esté
libre de las ataduras que provocan el no perdonar.
Desde la Soledad del Sagrario
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