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En cuantos países como Chile, arremeten contra la imagen de nuestra bendita madre, en un intento de imponer su rebeldía contra Dios.
Tal parece que sienten la necesidad de dañar todo lo que les haga recordar que Dios existe.
El verdadero ateo no cree en Dios por lo tanto no siente la necesidad de arremeter contra aquello que no cree. Simplemente ignora la fe de los que creen. No se molesta en atacar porque está convencido que no existe Dios, ¿para qué atacar lo que no existe? Pueden vivir tranquilamente al lado de un creyente sin molestarse por su fe…
El “ateo” que ataca perdiendo la cordura, con despliegue de odio, ataca aquello que cree que existe pero no quiere aceptar. Se ha rebelado contra Dios… no lo acepta… no quiere ver nada que le recuerde que Dios existe… nada que ataque su conciencia rebelde…
Se levanta como enemigo de Dios… y busca darle muerte…se las inventa para mostrarle que no quiere saber nada de Él… y busca por todos los medios sacarlo del ambiente donde se encuentra…
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Es el despliegue de actos de desprecio, de burlas, de consignas y mensajes hirientes… porque sienten necesidad de herir a Dios, sin darse cuenta que solo consiguen herirse a si mismos… van caminando hacia la perdición eterna sin darse cuenta… acariciados por el enemigo de las almas se vuelven marionetas donde el enemigo de las almas descarga su odio hacia Dios y hacia los hijos de Dios. Se creen autosuficientes, libres y son esclavos del infierno…
¿Qué hacer? ¿Ignorarlos? ¿Volvernos enemigos de ellos? ¿Temerles? ¿Quedarnos en la indignación por los actos sacrílegos cometidos contra nuestras imágenes e Iglesias? No, eso no es lo que Dios nos pide… Dios nos pide que nos llenemos de amor, de exquisita caridad por cada uno de ellos. ¿Amarlos?... pero si son un grupo de locos de mal gusto… Dios nos pide que le ayudemos a salvarlos…que llenas nuestras entrañas de misericordia y caridad, trabajemos junto a Jesús, a la Mater, por la salvación de estos pobres pecadores.
Acaso, ¿tenemos que ver el infierno para saber que existe y que quienes caen no saldrán jamás de ese horrible lugar? No, es necesario tener una experiencia cercana de la muerte, como los niños de Fátima, o tantos místicos que han vivido esa experiencia… no, no es necesario… Jesús dijo y enseno que el infierno existe… basta con eso… Creemos ciegamente en las palabras, promesas y enseñanzas divinas…
¿Qué hacer? Convencernos de lo que significa vivir para siempre en el infierno… convencernos del significado de la palabra “para siempre”, del significado de “no poder salir jamás de ese horrible lugar”… Entonces convencidos de esto, darnos a la tarea de ayudar a Jesús y María, a salvar a los pobres pecadores, empezando por nuestra familia, sin descuidar nuestra propia salvación…
Salvemos a nuestros hermanos que caminan por caminos de perdición eterna. Salvemos los que está trabajando por ganarse la desdicha eterna sin ellos mismos darse cuenta… Si tomamos en serio la salvación de los pobres pecadores… si logramos ayudarles a vivir una radical conversión y transformación, con nuestro granito de arena, que gozo habrá en el Cielo…
Estamos a tiempo… ayudemos a nuestros hermanos a salvarse desde la oración pequeña, pobrísima, pero bañada por nuestro corazón… ayudémosles con nuestras pequeñas penitencia y mortificaciones; con nuestras comuniones y rosarios… en el Cielo nos lo agradecerán eternamente… como nosotros agradeceremos a quienes han procurado nuestra salvación eterna…
Mater… ayúdanos…
Desde la Soledad del Sagrario
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