lunes, 3 de noviembre de 2014

He conocido un alma pura, extremadamente pura



Gracias, Armandito, por ser un enamorado del Dulce Huésped del Sagrario.

Gracias por tu entrega, por tu fidelidad, por esos detalles de amor, a Dios, a la Mater y al prójimo.

Gracias por tu servicio desinteresado a todos sin distinción, simplemente descubriendo a Dios en todos los que encontrabas en tu caminar.

Gracias por siempre decir presente.

Gracias por tu alegría innata, que nace de esa intimidad sabrosa con Dios.

Gracias por aceptar siempre la voluntad divina.

Gracias por tu paciencia, tu ternura, tu derroche de caridad aun en momentos difíciles, siempre respondías con una amplia sonrisa.

Gracias por siempre estar dispuesto a perdonar y a olvidar.

Gracias por tu fe invencible, heroica, llena de fuego y de luz.

Gracias por estar ahí, en el altar, sirviendo a quien tanto amas… a ese Amigo divino que le dejastes conquistarte, seducirte, sorprenderte con esa amistad divina que lleno tu vida de intenso amor.

Eres un testimonio vivo de cómo debemos amar a Dios, vivir a Dios y dar a Dios.

Siempre te recordaremos… porque tú, Armandito, eres de esas personas que deslumbran con el derroche de caridad y ternura… siendo pequeño has sido grande, dándonos ejemplo de cómo se debe llevar la voluntad de Dios aun en medio de la enfermedad…

Siempre pensando en los demás… siempre dándote… porque Dios ha encontrado lugar en tu corazon, en tu vida… Nos has dicho con tu vida, que Dios vale la pena…

El pueblo de Dios se ha volcado en atenciones, en oración, en muestras de cariño y solidaridad… grandes y pequeños han desfilado por tu cuarto, en ese trono de purificación y misericordia donde Dios te tiene dando esas pinceladas que necesitas para esa obra maestra que es tu alma… Dios te ama mucho… Dios te ha mimado y consentido aun en medio de la cruz.

Hay que ver la paz tan grande que refleja tu mirada, tu rostro… En estos momentos tan especiales, aprovechas para orar por los que vienen a verte, para impartir tu bendición… Eres un alma grande en la pequeñez… eres un alma angelical… respiras a Dios y das a Dios en cada detalle, en cada gesto, en cada mirada, en cada ternura que sale de ti….

Gracias…gracias…gracias… no me canso de darte las gracias porque eres noticia de Dios para todos… Inspiración y consuelo para todos…

Dios te bendiga abundantemente con el grado de santidad más alto que se pueda poseer… porque hemos conocido un alma angelical que ha vivido entre nosotros…

Hasta el Cielo, Armandito… hasta el Cielo….

Desde la Soledad del Sagrario

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