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Papa Francisco nos advierte a estar en
vela. A estar vigilante de este corazón que fácilmente puede caer en las redes
de las tentaciones. Si, fácilmente, por descuido podemos abrirle la puerta al
enemigo del alma, que sigiloso busca la mil formas de entrar, con pensamientos,
sentimientos, actitudes que roen el alma poco a poquito, desamparándola de Dios…
Y esa tentación provoca que vaya creciendo la amargura, la inquietan, la insensibilizan,
enlodándola con el perfume de la enemistad con Dios, con el prójimo.
Papa Francisco nos invita a usar la estrategia
del examen de conciencia todas las noches.
Esto me hace recordar aquel sacerdote bendito, que nos aconsejaba con
palabras de fuego por el convencimiento personal, el padre Aníbal José Reyes Belén,
a hacer el examen de conciencia en la mañana, al mediodía, a media tarde y antes de acostarse.
El padre Aníbal nos decía, “vivir cada día
como si fuera el último, como si fueras a encontrarte en la eternidad al final
del día.” “Por lo tanto examinar vuestra conciencia, vuestras palabras,
vuestras obras, actitudes, gestos a la luz de la caridad y la obediencia… en
una palabra a la luz del evangelio.”
De esta forma nos habituamos al sano y
santo hábito de mantener el corazón en la presencia divina…evitando el pecado
por leve que fuera; evitando la falta por insignificante que fuera… porque a
los ojos del Amor Eterno nada se escapa…
Cultivemos una conciencia recta y
heroica; un corazon sensible a las inspiraciones divinas y a la caridad más
exquisita. Dios hará el resto.
Mater,
de tu mano queremos caminar por la vida haciendo el bien, disfrutando de
cada obra con humildad, con pureza de intención y con desbordante caridad…
porque Dios vale la pena…
Mater aseméjanos a Ti…
Desde la Soledad del Sagrario
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