¡Bendita enfermedad!! que me concede la gracia de vivir sumergida en el
fuego devorador y purificador donde el alma se llena de blancura, blancura que
concede el más exquisito perfume de santidad…
¡Bendita enfermedad!! que va poco a poquito devolviendo a mi alma, el
vestido de la pureza, de la pureza más
deseable por el buen Dios, para así poder entrar como una princesa a la “casa
paterna” sin hacer escala… derechito a
casa… sin demora… sin pérdida de tiempo… porque urge “regresar a casa”…
Solo en la eternidad podremos entender las riquezas inefables de la cruz de
la enfermedad… ¿Ya es el tiempo de regresar?... aparece la enfermedad como herramienta
de purificación… ¿porque odiarla? ¿Por qué maldecirla? Si Dios la permite como
medio de purificación, ¿por que atacarla?? ¿Por qué despreciarla? si con ella
logramos entrar directamente a “casa de Papá. Si de todas formas, ha llegado el
momento de “regresar”… ¿por qué entristecernos?? porque Dios nos conceda un
medio de embarcarnos, para llegar a las playas de la eternidad, directamente a “casa”…
¿en que nos estamos perdiendo??
El tiempo apremia… nos urge… la purificación… dejémonos purificar aquí en
la tierra… porque Dios no se equivoca… dejemos a Dios obrar a su gusto, a su
estilo, a su forma… lo demás no cuenta…solo Dios…solo Dios…
Desde la Soledad del Sagrario
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