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La sed de eucaristía
me está matando… cuanto me gustaría hoy volver a vivir la Santa Misa… recibir la
santa eucaristía…
Sed de Dios…sed del Dios Hostia…sed que no se sacia sino con el mismo Dios… ¿Quién puede entenderme?
¿Quién puede ayudarme? Solo Tu Dios mío, solo Tú… puedes saciar esta sed que devora mi alma… sed que me lanza a buscarte… sed que me lanza a desearte…
Entre más comulgo… más sed me provocas… Entre más te contemplo… más sed me
consume…pensar que mi sed esta pequeña, tan insignificante, porque mi amor por Ti es tan
pobre, tan ingrato, tan frio…
Oh si… poseo un corazón pobre que no sabe amarte como es debido… que no
sabe consumirse en amor por Ti… Mi corazón se llena de bagatelas de este mundo…
no dejo que ocupes todo el espacio de mi corazón… ¿Cómo puedo ser tan mediocre,
tan ignorante?
Quiero amarte como te aman los santos… quiero amarte como te ama mi madre
celestial… Quiero amarte como te aman los mártires que dan la vida por Ti… que
no tienen miedo a ningún tormento, solo al tormento de perderte, Dios mío…
Así, un amor heroico, un amor
fiel, un amor de donación al Dios vivo que habita en el Sagrario… Cuanta contradicción
en mí… por un lado,
la sed de eucaristía
me consume… por otro lado, mi corazón
tibio e indiferente a tanto amor divino… Mater… ayúdame
a vivir el fuego de la eucaristía
en un corazón en llamas… porque Dios vale
la pena.
Desde la Soledad
del Sagrario
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