jueves, 26 de junio de 2014

Sacerdote de mi Cristo




Solo para pedirle, en sus predicas sea, no solo el conocimiento el que hable, sino el corazón que se desborde en palabras, cimentadas y bañadas por el amor, la fe y la esperanza.

El corazón es sumamente tierno, sumamente bondadoso, sumamente amante de la verdad, cuando ha sido enriquecido con deliciosas vivencias de sabrosa amistad íntima con el Dulce Huésped del Sagrario.

Sacerdote de mi Cristo, cuando el sacerdote habla con el corazón, toca a las almas que le escuchan, provocando deseos de vivir una intimidad sabrosa con el Amigo divino del Sagrario.

El corazón del sacerdote de mi Cristo, cuando habla, da un sabor especial, diferente, único a las palabras… porque solo sabe hablar del fuego incandescente que brota de su pecho, fuego de amor que ha nacido de sus desveladas citas con el Amado del Sagrario.

Levantad la voz del corazón unida a la voz del conocimiento, así como lo hizo Cristo…a su forma, a su estilo, a su gusto… siendo imitado por el Cura de Arcs, el padre Pio de Pietrelcina, Juan Pablo II, entre tantos santos sacerdotes que permitieron al corazón hablar a gusto de Dios…

Sacerdote de mi Cristo, solo una cosa es necesaria, apremiante, urgente… llevar a las almas a los pies del Sagrario provocándoles hambre y sed del Dios vivo que habita en el Sagrario…así se suscita un pueblo caminando por el camino de la santidad... porque Dios vale la pena.


Desde la Soledad del Sagrario

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