Solo para pedirle, en sus predicas sea, no solo el conocimiento el que hable, sino el corazón que se
desborde en palabras, cimentadas y bañadas por el amor, la fe y la esperanza.
El corazón es
sumamente tierno, sumamente bondadoso, sumamente amante de la verdad, cuando ha
sido enriquecido con deliciosas vivencias de sabrosa amistad íntima con el
Dulce Huésped del Sagrario.
Sacerdote de mi
Cristo, cuando el sacerdote habla con el corazón, toca a las almas que le escuchan,
provocando deseos de vivir una intimidad sabrosa con el Amigo divino del
Sagrario.
El corazón del
sacerdote de mi Cristo, cuando habla, da un sabor especial, diferente, único a
las palabras… porque solo sabe hablar del fuego incandescente que brota de su
pecho, fuego de amor que ha nacido de sus desveladas citas con el Amado del
Sagrario.
Levantad la voz del
corazón unida a la voz del conocimiento, así como lo hizo Cristo…a su forma, a
su estilo, a su gusto… siendo imitado por el Cura de Arcs, el padre Pio de
Pietrelcina, Juan Pablo II, entre tantos santos sacerdotes que permitieron al corazón
hablar a gusto de Dios…
Sacerdote de mi
Cristo, solo una cosa es necesaria, apremiante, urgente… llevar a las almas a los
pies del Sagrario provocándoles hambre y sed del Dios vivo que habita en el
Sagrario…así se suscita un pueblo caminando por el camino de la santidad... porque Dios vale la pena.
Desde la Soledad
del Sagrario
No hay comentarios:
Publicar un comentario