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Mirad que respuesta le da Jesús a Santa Gertrudis por sus oraciones tibias
en la capilla… una lección que todos debemos aprender, procurando que nuestra oración se una oración fervorosa y al gusto de Dios.
Nos cuenta Santa Gertrudis: 1
“Estaba yo en un Rincón de la capilla donde acostumbraba hacer mis tibias oraciones, cuando se me apareció
Nuestro Señor y me dijo: -Hasta ahora te
has dedicado a comer polvo como los que no tienen fe. De allí has tratado de
extraer miel y solo has encontrado espinas. Desde ahora dedícate a
meditar en mis mensajes y ahí si encontraras el verdadero maná que te alimentará
y te dará la fortaleza y la paz”.
Si Jesús nos hablara de esta forma, ¿qué haríamos? Hay que preguntarnos si no
son nuestras oraciones, la mayoría de las veces tibias, o quizás frías… ¿Qué es
lo primero que nos viene a la mente, al corazón? ¿Qué sería lo primero que cambiaríamos? O ¿seguiríamos
en la misma postura?
¿Qué hizo la Santa? Gertrudis que antes se había dedicado a lecturas
mundanas en cuanto a las ciencias naturales, literatura, cambio por completo su
preferencia en cuanto a lo que leía y dedico todos sus tiempos libre a leer la
Sagrada Biblia, los escritos de los
santos padres, especialmente San Agustín y San Bernardo.
Ella nos dice: “cambie el estudio de ciencias naturales y literatura, por
el de la teología y la Sagrada Escritura”. Y en sus escritos se notara en
adelante que su ciencia ha ido a beber
(después de las revelaciones que Dios le hizo) en los libros sagrados de la
Biblia y de los santos2.
O sea, que en el tiempo libre, la Santa, se dedicaba a leer de todo lo que
no le ayudaba en nada a encender la oración al gusto divino… imaginemos como
era su tibieza cuando Jesús hace el reclamo…
Pero Jesús, a nosotros, no nos ha hecho reclamo alguno… ¿o sí?
No crees que sea obligación moral preguntarnos, ¿en que dedicamos nuestro
tiempo libre? Que debe ser alimento para
nuestra oración? Para una oración fecunda,
hirviendo en llamas de amor… hay que ir a beber de la fuente de la Sagrada Escritura; de las encíclicas
de nuestros Papas, de los escritos de los padres de la Iglesia; de la vida de
los Santos… y la oración se alimentará sustancialmente. ¿No hay tiempo? Pues entonces, acudir a la
Sagrada Biblia y a la vida de los Santos… una página diaria…de ambos… enriqueceríamos
nuestra oración… pero, claro, leída y saboreada… meditando… actualizando lo leído
en nuestra vidas… buscando la noticia de Dios para nuestra alma…
Que diferente será nuestra oración… que agradable al Corazon de Dios…
unidos a la Mater hagamos lo que hay que hacer porque Dios vale la pena… y el
cielo nos espera…
Desde la Soledad del Sagrario
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