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Habrá más de uno que se preguntara: ¿Por qué yo me voy a convertir en un
alma de oración? No tengo tiempo. No me gusta. No se orar ni me interesa. ¿Para
qué? ¿Hay algún beneficio? Oh, eso es cosa de los tiempos antiguos, estamos en
una nueva era, la era de la energía, de la tecnología…del “YO” elevado.
Si, habrá más de uno que se molestara con la invitación. Pero, ¿por qué
molestarse? ¿Qué se pierde con intentarlo? Ojos ciegos… oídos sordos… ceguera espiritual…
voluntades enfermas… esos son los síntomas de la enfermedad de hoy en día.
El hombre de hoy todo lo sabe… sabe que cosas debe hacer para lograr su
felicidad…pero entre mas se empeña mas infelicidad interior, mas vació
interior, mas soledad interior.
El hombre de hoy, sabe cómo manejar sus problemas, basta tomar una
pandereta, dar vueltas e ir pronuncian mantras… así soluciona sus problemas…
pero en el fondo sigue siendo el mismo… solo… soledad en aumento… infelicidad
que nace en lo más profundo de su ser aunque quiera ahogarla con mantras,
girando y tocando su pandereta.
O por el contrario, se prefiere entrar a una sección de yoga, para relajar
el cuerpo lleno de tensiones económicas, de tensiones frutos de la competencia,
de la ambición desmedida, del trabajo excesivo por acumular riquezas…o de alma
llena del pecado… Si es preferible una sección de yoga, o un programa de elevar
la autoestima herida mortalmente en el amor propio… hay que ayudar al amor
propio a crecer desmesuradamente como una deidad… Oh, y cuanta paz se recibe…
cuantas sensaciones mentales se apoderan haciendo sentir que se está bien
consigo mismo, con el planeta tierra, con el cosmos, con la energía que se
recibe… y ahí van dándose enteramente
sin pensar, sin analizar, sin voluntad para hacer un alto y buscar la verdad detrás
de todo esto… que abre puertas de secretismo peligrando la fe y la felicidad
eterna… pero que digo, si todo es bueno, todo es permitido, todo se puede hacer…
estamos en la evolución de los tiempos, en la sociedad nueva, moderna a los
cambios drásticos de una vida libre de ataduras y acondicionamientos primitivos
del ayer.
Y en el fondo el hombre se busca a sí mismo y se da a sí mismo como una
deidad… y lo triste que a veces, por el juego de palabras, ni se da cuenta de
lo que está haciendo y sucediéndole. Se le va robando la voluntad, más bien se
le va enfermando… el corazón se va endureciendo alimentándose de una ceguera espiritual
que va en aumento incontenible.
Llamados al apostolado de la oración… llamados a vivir una oración que
abogue ante Dios por la humanidad actual.
Que hermosa vocación llena de caridad exquisita por los hermanos… Qué llamado
mas misericordioso hacernos participes en la redención de los hermanos a través
de la oración… Cuantos frutos inimaginables se dan en este derroche de amor de
orar unos por otros… y sin embargo que pocos responden con entusiasmo y
generosidad al llamado que Dios nos hace.
La oración es poderosa… la oración de los hermanos llenos de fe, de
esperanza, de caridad, hecha con humildad y pureza de intención obra
portentosamente… derrumba barreras, deshace trampas, descubre tentaciones… quema, desorienta,
ciega y ata el actuar de los enemigos del alma… por eso es que ellos tienden a
desalentar echando la leña de la pereza, del desgano, del disgusto en las almas
para que no oren… La oración clama a Dios su pronta intervención… y Dios no
desoye a los que oran a su gusto, al contrario viene al rescate de sus hijos prontamente.
Los santos lo han entendido muy bien… los santos pasaban largas horas
orando, rezando por la conversión de las almas… Un San Pió de Piertelcina,
cuanto ejemplo, nos dio del valor del santo rosario. El beato Juan Pablo II,
rosario en mano…sin cansarse jamás de tanto rezar… un Papa Francisco, bajando la cabeza, cerrando
los ojos para entrar en oración profunda, en sabroso dialogo con Dios… Si, los
santos nos dan lecciones del valor inimaginable de la oración… y ¿nosotros?...
en la comodidad de los tiempos…
Padre, perdónanos porque no sabemos lo que hacemos… Madre ayúdanos a
entender, que el tiempo apremia y nuestro llamado es un llamado de amor…orar
unos por otros… para que todos entremos a la felicidad eterna.
Desde la Soledad del Sagrario
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