El alma se llena de gozo ante la presencia divina. Si el mundo entendiera que la felicidad plena está ahí, en el Sagrario. Si el mundo comprendiera que existe un Dios, verdadero, el Dios de la vida, ahí en el Sagrario, en ese misterio inefable y desconocido que es la Eucaristía.
El alma devota que
ha sabido beber de la Fuente Divina del Sagrario, se regocija, se alimenta, se
llena de vida a los pies del Sagrario… porque en esa intimidad sabrosa, después
de comulgarle, siente que el alma vuela a lugares insospechados donde el Amor
divino la lleva en sus alas divinas…
Alma que conoces de
los secretos del Amor divino, alma que se extasía ante las caricias divinas que
el Amado regala…decidme alma ¿qué conoces que yo no conozco? ¿Qué vives que yo
no vivo? ¿Qué saboreas y gustas, qué yo comulgándole, no he experimentado?
¿Por qué ese sentir
irresistible que te lleva a comulgar día a día; que te lleva a pasar largos
ratos a los pies del Sagrario? ¿Qué son esos arrebatos, alma querida, que por Él
darías la vida sin pensarlo, y a mí el pensarlo me llena de miedo y tristeza la
vida?
Te veo como
enamorada correr a los pies del Amado, te veo como una loca que no sabe otra
cosa que estarse con el Amado…decidme por favor, ¿de qué me estoy perdiendo,
que no siento mis pies calzar tus sandalias, pisando tus huellas, si por el
mismo camino caminamos?
El alma enamorada
solo sabe suspirar y gemir de amor ante el Amado Celestial que vive en el
Sagrario. Su riqueza se encuentra en el Sagrario. Su mirada perdida en la
mirada divina, no resiste tanto Amor, no
resiste tanto fuego, no resiste gustar las delicias de la eucaristía y
seguir en esta vida porque su corazón solo vive para el Cielo…
Desde la Soledad
del Sagrario
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