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Hay almas que se saben cómo intercesoras de sus hermanos. Almas que piden, suplican el perdón, la conversión,
la transformación, de toda la humanidad.
Hace poco, me encontraba en una sala de la Corte de la Justicia civil. Apoyando
con mi presencia y mi oración. En tantos
años, era la primera vez que me
encontraba en la sala de una Corte Civil.
Sentada al frente, en primera fila, (porque ahí me mandaron a sentar), observando
y escuchando todo los que sucedía…como se iba tejiendo el montaje de la defensa
y de los fiscales en los hechos ocurridos.
Me quedaba asombrada y maravillada de la astucia, tanto de los abogados de
la defensa como los abogados fiscales. Había que verlos, escucharlos, mas allá
de sus palabras, todo el lenguaje no verbal que comunicaban.
Había un objetivo que ambos perseguían… demostrar la inocencia o la
culpabilidad. Era todo un juego de palabras,
de actitudes y aptitudes, de exposición de emociones, de voces alteradas y a la
vez controladas… como explicar tanta contradicción de emociones y sentimientos
en escena.
Era un ambiente adverso al acostumbrado en mi diario vivir. Miraba más allá
de las escenas que se estaban dando. Oh, sí, mi Dios, me transporte, en mi loca
imaginación, a la Corte Celestial… ante el Trono de la Divina Justicia
Misericordiosa. Pensaba lo que un alma podía
hacer siendo abogada de las almas ante Ti, Dios mío…
Abogada de las almas, intercediendo, pidiendo perdón, por las almas de los
pobres pecadores; por las almas mediocres; por las almas enfermas; por las
almas débiles; por las almas miedosas; por las almas distraídas; por las almas
sorprendidas y seducidas por las bagatelas de este mundo; por las almas
agonizantes… Todo un cuadro de almas necesitadas de un abogado ante el Trono de
la Misericordiosa Justicia Divina.
¿Qué argumentos usar? ¿Cómo pedir? ¿Cómo aplacar la misericordiosa justicia
sobre aquellos que han burlado la misericordia divina? ¿Qué pruebas
contundentes usar para derribar ese muro de obras malgastadas por el pecado… el
tiempo perdido en el mal obrar o en la dejadez de la pereza por obrar… porque
el fiscal seria el pecado mismo… que delata en contra del hermano…
Abogados de las almas ante Dios… y aquí podemos fijarnos en los ejemplos de
nuestros hermanos santos… ellos han sido abogados espirituales…ante Dios… nadie como ellos para
abogar y recibir la pronta respuesta de Dios.
Un Padre Pio Pieltrecina, un Juan Pablo II, una Teresa de Calcuta, una
Teresita del Niño Jesús, entre tantos. O simplemente una Jacinta, Lucia,
Francisco o una pequeña Nenolina; niños que fueron grandes abogados de la
humanidad ante el Trono divino.
¿Qué hacían? Rosario en mano, largas
horas ante el Santísimo, amando por los que no aman, suplicando que la sangre
de Cristo bañe, convierta y transforme a la humanidad. Derroche de entrega en el dolor físico, del
dolor moral, del dolor que va desangrando el corazon ofrecido por la conversión
de las almas y unido a la pasión dolorosa de Cristo… cuanto bien sobre la
humanidad…
Con las manos levantadas al Cielo, suplicando la pronta intervención divina
al estilo de Moisés…
De rodillas, humillados hasta el polvo pidiendo misericordia divina para el
pueblo de Dios, para los grandes pecadores… al estilo del Cura de Arcs…
Abrazándose a toda contrariedad, venciendo la naturaleza para cobijar con y
por amor a Dios todo lo que se vive ofreciéndolo en el ara sacrifical, en el más absoluto silencio solo a la mirada
divina…
al estilo de la pequeña Florecilla de Lisiux…
Abogados de las almas ante Dios… ¿Quién
quiere la plaza vacante?? ¿Quién quiere llenar el vacío que han dejado los
santos?? ¿Quién quiere el puesto que
permanece libre en estos momentos?? Hay
mucha demanda… hay mucha necesidad hoy en día de interceder ante el Trono
Divino por los hermanos… ¿Quién se anima por amor a Cristo, por amor a los
hermanos???
Las almas eucarísticas y marianas sienten en su corazon ese llamado urgente
apremiante de convertirse en abogados de las almas ante Dios… es un llamado que
nace de la eucaristía, del amor que brota del Sagrario… de ese despertar ante la
necesidad de la humanidad que corre tras una cultura que va aniquilando la fe
poco a poco… que nace al contemplar a las almas que se pierden del gozo de Dios
que llena a capacidad el alma…
Las almas eucarísticas y marianas solo desean ver al Rey del Sagrario
reinando en los corazones… y buscan, ante el Sagrario convertirse en abogados
de las almas ante Dios, el Dios vivo que habita en el Sagrario…
Católico, la plaza está vacante… Dios te llama…animo…no tengas miedo… con
la Mater, podemos convertirnos en abogados de las almas ante el Trono de la
Justa Misericordia Divina… Dios nos espera…
Recordemos que la Virgen en Fátima nos dice que muchas almas se pierden por
no tener quien ore por ellas… no hay
intercesores por los hermanos… hagamos el propósito de ayudar a los hermanos en
el regreso a Casa”… que nadie, absolutamente nadie se pierda para la eternidad…
Desde la Soledad del Sagrario
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