Cuidar con sumo cuidado nuestra fe…protegerla de las ráfagas de vientos que
pueden apagarla… Nuestra fe es un tesoro incalculable que nos lanza a los
brazos de Dios… Nos lanza a verdaderos
actos heroicos en nuestro diario vivir… Que
nadie nos robe la fe debilitándola y confundiéndola con argumentos y doctrinas
anticristianas… Seamos celosos, sumamente celosos, con nuestra fe que es regalo
de Dios…
Oh, Espíritu Santo líbranos de todo aquello que nos lleva a perder la fe…semilla
de eternidad… Que nuestra fe sea una hoguera de fuego que consuma todas
nuestras obras con el resplandor divino de quien ama y cree en Aquel que le ha
dado la vida y la eternidad en promesa de conquista… ¡Bendito sea Dios!!
Desde la Soledad del Sagrario
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