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En mi larga y corta vida, he experimentado de cerca o de lejos las
consecuencias de un alma seducida por sentimientos de venganza. Cuantas
personas conocidas dominadas por estos sentimientos que afloran cuando menos se
percatan quienes lo poseen. El rostro se desfigura por completo…Lo triste es
que puede darse en niños pequeños sin que sus padres les ayuden.
La venganza es un sentimiento de “muerte” para el alma. Suele esconderse
cuando se descubre. A veces suele disfrazarse en una vida devota, en una vida
de servidores en la caridad de unos con otros.
Sin embargo se encuentra ahí, escondido en lo más profundo del alma,
sembrando a su gusto, distorsionando a su gusto lo que los sentidos reciben, lo
que se interpreta de los gestos, actitudes, posturas, palabras, miradas, obras,
conducta de los demás. No olvidemos que la
venganza esta aderezada ampliamente por la envidia y sazonada por los celos.
Me parece que este mal abunda en la inmadurez emocional y espiritual de
muchos…aunque es un gusano que a todos nos ataca, pero la gracia divina se
manifiesta más en unos que en otros por la docilidad del alma a Dios... logrando
quedar atrapado y encerrado en la voluntad divina. ¿Por qué? Porque el alma que
busca a Dios con sinceridad de corazón vive buscando agradar a Dios en todo
momento y huye veloz de todo lo que le lleva a la muerte, a perder a Dios, esa
amistad que goza es su gran tesoro y con toda el alma luchara por no perderla.
Las almas que poseen el sentimiento de la venganza, suelen tergiversar la bondad, la caridad, el servicio
de aquellas almas que encuentran en su vida.
El alma vengativa se viste de orgullo, de soberbia y de intolerancia. El
alma vengativa todo lo ve con ojos de fiscalización. El alma vengativa tiende a
cegarse con facilidad explotando en ira; tiende a cerrar sus oídos cerrando la
puerta de la comunicación, todo lo ve desde su perspectiva causando heridas a
sus seres queridos, a sus compañeros de trabajo, a sus compañeros en los grupos
apostólicos. Estas almas suelen poseer una voluntad endurecida o enfermiza que
no sede a la voluntad divina… suele poseer un corazón falto de compasión aunque
muchas veces muestren compasión, pero la mar de veces es una compasión cimentada
en sus intereses.
El alma vengativa muchas veces busca reconocimiento para llenar el vacío
interior que poseen.
¿Cómo ayudar a un alma que poseen sentimientos de venganza? Solo con la oración…
solo la oración… la oración de corazón y las santas misas que se puedan ofrecer
por estas almas. Las penitencias que se puedan ofrecer por ellas. Son almas que
necesitan nuestra ayuda… nuestra pobrísima oración…pero que salen de nuestro corazón…
queremos ver a todos gozando de la verdadera amistad con Dios…Dios en todas las
almas, reinando a su gusto…
¿Cuántos miembros en nuestra familia poseen estos sentimientos que no les
permiten ser felices? ¿Cuántos miembros del pueblo de Dios, que trabajan
afanosamente en nuestras Iglesias pueden poseer estos sentimientos que son de
tortura para ellos, de esclavitud? ¿Cuántos hijos? ¿Cuántos padres o madres de
familia guiados y alimentados por el gusano de la venganza, de la soberbia, de
tanto orgullo y amor propio que no les deja vivir en paz?
Seamos almas de oración… pidamos al buen Dios la libertad espiritual para
estas almas que se debaten en las garras del gusano de la venganza… Que santos
grandes en humildad serian si se volvieran plenamente a Dios, si se vieran tal
cual son, se aceptaran e iniciaran una auto educación con la ayuda de un buen
director espiritual, de la oración y de los sacramentos… de la asidua y diaria comunión
de corazón a corazón a los pies del Dulce Huésped del Sagrario… ¡Que milagros
hermosos se darían en estas almas!
Estemos todos en vela… no dejemos que el gusano de la venganza, de la
soberbia, del orgullo y amor propio encuentre ambiente propicio en nuestras
almas… Libéranos Dios mío, de perdernos, porque perdernos es perderte a Ti en
esta vida y en la otra… Madre mía, cuídanos y protégenos del maligno y de
nosotros mismos…
¡Bendito sea Dios!!
Desde la Soledad del Sagrario
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