miércoles, 23 de octubre de 2013

¡Al Cielo… al cielo!! Lanzando las redes de la libertad para los míos…




Santuario de Schoenstatt

Aun no salgo de mi sorpresa y del gozo que provoca el conocimiento de tan valioso regalo espiritual. En la Santa Misa el párroco dio la grata noticia que el Obispo de nuestra diócesis, por el jubileo del Aniversario de la Fundación de Schoenstatt, nuestro Santuario era elegido para ganar las indulgencias plenarias durante todo un año. Luego que el Santo Padre concedía a todos los Santuarios de Schoenstatt las gracias de las indulgencias plenarias. Estamos de Fiesta en Schoenstatt pero una fiesta que es extendida a todo el pueblo de Dios en el mundo.  ¡Bendito sea Dios!!

La noticia me lleno de gozo. No les niego que inmediatamente hice el compromiso de ayudar a salir del purgatorio a mi familia. Las indulgencias plenarias que me gano las paso a un familiar que se encuentre en el purgatorio. El día de la apertura en preparación al jubileo del Aniversario de Schoenstatt, esa noche después de misa subimos al Santuario, y ahí a los pies de la Mater entregue las indulgencias plenarias ganadas, para la liberación de papi, del purgatorio… esa noche mi padre salía del purgatorio y entraba al Cielo… Les confieso que mi corazón estallaba de gozo…

¿Y qué tengo que hacer?  Todo lo que tengo que hacer es estar en estado de gracia… ¿Cómo?...una buena confesión, arrepentimiento sincero, real, verdadero, compromiso de no volver a caer o mejor de hacerle guerra a los pecados; rezar por las intenciones del Santo Padre Francisco, un Padre Nuestro, un Avemaría, un Gloria, y un Credo.
Todos los días puedo ayudar a un familiar mío a salir del purgatorio… La parte de rezar por las intenciones del Santo Padre es fácil… no hay problemas ninguno. Eso si hay que  rezar en el lugar concedido a recibir las gracias de las indulgencias plenarias, el Santuario de Schoenstatt… privilegio para todos los Santuarios de Schoenstatt en el mundo. ¡Bendito sea Dios!!

El problema o la guerra es mantenerse en gracia, sin la mínima manchita de pecado o polvillo sea pecado mortal o venial… Hay que tener el alma brillante en pura gracia…  ¿Hm?  
Piensa bien todo el que cree que es difícil, trabajoso sí,  pero sabes, no imposible… les confieso que no salgo del confesionario.  No me había percatado antes de esto que fácil se nos hace caer en pecados veniales…y faltas voluntarias…

Le he pedido ayuda a mi madrecita celestial, mi ángel de la guarda, mi adorado Jesús, el Espíritu Santo, mi amadísimo Papaíto Celestial, a San Miguel Arcángel, a San José y todos los que deseen ayudarme desde el Cielo…para abrirme los ojos cada vez que cometo un pecado o una falta deliberadamente, con premeditación y alevosía… para sentir verdadero  arrepentimiento, y un rechazo que sea fuego en mi, rechazo a la falta o pecado cometido… mi alma limpia…mi alma llena de Dios a su gusto… ahí vamos trabajando afanosamente pero con una confianza, una fe y una esperanza viva… claro cimentado todo en la caridad…
Eso si… todo sin caer en escrúpulos… les confieso que siento mi alma libre de ellos… Cada vez que me deslizo por el precipicio de las faltas y  pecados veniales, durante el día, al otro día estoy diligentemente en la sacristía pidiendo confesión… los sacerdotes ya conocen de mi intención y mi compromiso de ayudar a salir del purgatorio a mi familia. Si tengo alguna duda consulto  aclarando plenamente la duda.

 ¡Qué feliz me siento ayudando a los míos a entrar ya en el Cielo!! Pero, ¿por qué les participo de esto?solo y únicamente  para motivar a todos los que conocen y viven cerca de un Santuario de Schoenstat a realizar ese acto de caridad para con sus familiares en el purgatorio, si así lo desean.   Piensen en un momento…la  alegría que recibirán sus familiares al salir prontamente del purgatorio a causa de  vuestra generosa aportación.

Ah, olvidaba… las indulgencias plenarias la gana uno, pero la Iglesia nos dice que podemos pasarla a un familiar, conocido o cualquier alma que se encuentre en el purgatorio.   Si te reservas para ti las gracias, si mueres en ese momento vas derechito al cielo… al ganar las gracias de las indulgencias plenarias se borran toda la deuda que tienes con Dios… y comienzan a contarse… de cero en adelante… los días que te quedan de vida en este mundo.
¿Qué son las indulgencias plenarias? Es un regalo de la Misericordia divina…Voy a dar el ejemplo que dio nuestro párroco, tan sencillo y tan entendible para todos.  El nos dijo:  “Mirad que uno de los monaguillos, jugando  afuera de la Iglesia, lanzo la pelota o bola y cayó en el vitral de la Iglesia, destrozándola. Muy apenado y contristo vino a pedirme perdón. Yo le perdone de corazón pero le dije: “Te perdono, claro que te perdono, pero tienes que reponerme el vitral…él lo rompió… el tiene que reparar el daño causado a la Iglesia… porque es su responsabilidad.” 

De la misma forma, el pecador confiesa contrito y arrepentido sus pecados en el confesionario. Dios les perdona con alegría… pero tiene que reparar su pecado con la purificación o en esta vida o en el purgatorio.  

Las indulgencias plenarias es cuando el alma estando en gracia divina, sin pecado, un alma resplandeciente por la presencia divina, se une a las intenciones del Santo Padre rezando un Padre Nuestro, Avemaría, un Gloria y el Credo… claro unidos y rezados con todo el corazón… En el instante se le perdonan toda la cuenta, cuenta que incurre en reparación por los pecados cometidos durante toda su vida,  y claro confesados debidamente y perdonados por Dios… y se inicia un nuevo conteo desde cero.

¿Pero cómo conseguir estar en gracia divina? Para conseguir estar en gracia divina hay que hacer una confesión consiente, como siempre debe ser, sin dejar pecado por grave, feo, abominable, o simplemente indeseable que se haya cometido; confesión de corazón donde el corazón se siente compungido por las ofensas cometidas con alevosía y premeditación contra nuestro bondadoso y amantísimo Dios.

Recordemos que la desobediencia a los mandamientos de Dios y de la Iglesia es pecado mortal.

¡Bendito sea Dios!!

  ¡Madre Santa que los Santuarios de Schoenstatt se llenen de peregrinos buscando las indulgencias plenarias o para ellos, o para sus familiares en el purgatorio. Que el pueblo de Dios no pierda esta hermosa oportunidad fruto de la Misericordia Divina en estos momentos de tantas tinieblas que nos arropan.

Les confieso que me gozo en el Señor… la alegría de este hermoso regalo. Dios me conceda poder ayudar a salir del purgatorio a toda mi familia… en las manos divinas descansa mi intención y compromiso espiritual con mi familia en el purgatorio...primero mi familia, luego yo…

Desde lo más profundo de mi corazón quiero decir: “¡¡BENDITO SEA DIOS, hoy, mañana y siempre en todos los corazones de buena voluntad!!!  Gracias, Dios mío, por este regalo… Gracias Santo Padre Francisco… Gracias Monseñor Daniel…”


Desde la Soledad del Sagrario

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