miércoles, 11 de septiembre de 2013

Mi pensamiento se detiene en el Amor

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Sentada en la falda inmaculada quiero contemplar el Amor de Dios… ese Amor que es Fuego Trinitario… 

Maestro Paráclito, hoy me siento inmensamente atraída por el fuego irresistible que es el Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre que es la causa de vuestra existencia.  

Si, Espíritu Santo, siento la necesidad de acercarme a Ti, acercarme con el pensamiento, con el latido de mi corazón, con el deseo ardiente que es fuego que quema y lanza al alma a desearte. 

¿Cómo es ese Amor tan inmenso del Padre al Hijo, del Hijo al Padre que provoca tu existencia?  Mi mente inmensamente pequeña no puede imaginar ese fuego de Amor que fluye del Padre al Hijo, del Hijo al Padre… no, no puedo imaginarme ni entenderlo.  

¡Oh Misterio inefable que me atraes irresistiblemente! Que puedo hacer yo si nada entiendo y nada conozco.  ¿Como será ese Amor del Padre al Hijo, y del Hijo al Padre? No hay en la tierra ejemplo alguno, no, no conocemos el amor a esa magnitud, a ese nivel, a esa entrega… Nuestro amor está lleno de egoísmo, de impurezas, de soberbia… No, nadie en esta tierra ama así con un corazon tan puro, tan humilde, tan donado al amor…  

Pero que digo, Espíritu Santo, claro que hay un ejemplo vivo de esto… claro que si… ¿Acaso Jesús no nos ama así?, con un Amor sumamente puro, sumamente tierno, sumamente compasivo.  

El amor de Jesús a los hermanos es noticia del Amor de Dios Padre a su Hijo… a Jesús… ¿Cómo no beber de esa fuente de Amor que es el Corazón sacrosanto de Jesús? ¿Cómo no entrar en esa escuela divina del Amor en el Corazón de Jesús?  

Oh, Espíritu Santo y qué decir de nuestra Madre bendita… ella posee un corazón puro, humilde, lleno de gracias… ella ama como Dios nos pide amar. Ella es modelo de lo que debemos aprender, vivir, sentir y dar en el amor.  

Mi pensamiento vuelve a remontarse a las alturas divinas… vuelvo a contemplar ese flujo de llamas vivas, devoradoras dando vida, esas llamas de fuego del Padre al Hijo, del Hijo al Padre… y ahí me quiero encontrar… ahí en ese fluir del corazón del Padre al corazón del Hijo; del corazón del Hijo al corazón del Padre… Ahí quiero quedarme en el centro… inundándose mi alma, mi vida de ese fuego divino… 

Llamas del fuego divino quémame… consumirme… invadirme… convertirme… transformarme en una llama más en vuestro corazón divino Espíritu Santo.  

Que el fuego trinitario me consuma…habitando en mí ya desde ahora hasta la eternidad… Que el fuego divino acrisole mi vida haciéndola fuego de amor… ese Amor de Dios que es fuego… sea mi existencia consumida en el servicio a Dios… a la Iglesia… a los hermanos… 

Oh Padre amado, Papaíto, quiero conocer tu Amor… quiero saborear Tu Amor, quiero vivir en Tu Amor, quiero ser una llamita en ese fuego que te devora de Amor… 

Pero me parece que Tu mirada me señala a tu Hijo Jesús… me parece que me dices: “Ahí lo encuentras en mi Hijo amado Jesús…”… Me parece que me invitas a entrar en su Corazón divino para encontrarme en el tuyo, Padre Santo… y debe ser así, porque Jesús lo dijo, que quien lo mire, ve al Padre… el Padre y Él son uno…  

Debo encontrarte en Jesús… y en Jesús contemplar como fluye el Amor del Padre al Hijo, del Hijo al Padre. 

Madre Santa enséñame a vivir en amor… dando amor… consumida por el amor de Dios… esa sea mi mayor riqueza ser llamita de fuego en el Corazón de Tu Hijo, Jesús… hoy, mañana y siempre… para alegría del Padre Dios…
 

Desde  la Soledad del Sagrario


 

1 comentario:

  1. Querida sor Maridel qué preciosidad de "desahogo", me cuelgo un poquito de tu hábito,como una alumnita para decirle al Abba y a la Mater: "Yo lo mismo".
    Dios te bendiga, en la MTA MC

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