sábado, 1 de junio de 2013

“Mamá”… “Mamá tengo miedo”


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Salían de la actividad familiar madre e hijos… la madre con la hija y unas amigas en un vehículo, el hijo solo viajaba  en una guagua Lexus blanca, que partencia a la madre.  Eran las 7:50 de la noche, el 24 de junio de este año.  Habían estado compartiendo con familiares y amigos en la fiesta de cumpleaños de la hija de esta buena señora.

Madre e hijo estaban a corta distancia aunque no se veían uno del otro. De momento el hijo la llama por celular preocupado al advertir que un jeep lo seguía muy de cerca. Vuelve a llamarla asustadísimo porque el jeep le estaba dando a su vehículo por detrás…

La madre angustiada le pide que de un viraje en u y se libre de ellos… el hijo le dice: “Mamá, no puedo, no puedo, estoy muy asustado”…e iba narrándole todo lo que sucedía.

Los jóvenes del jeep le pasan por el lado,  Stefano puede ver la tablilla del jeep y le da la información a la madre.  Cuando la madre escucha “un grito de queja de su hijo” y luego silencio.

¿Qué sucedió? Una pareja de jóvenes salían de visitar a familiares en una urbanización…entran a la carretera de regreso a sus casas…  ven pasar a Stefano en el Lexus, se sienten atraídos… piensan que es una buena oportunidad para robar la guagua y lo siguen.  Comienzan a chocar el carro por detrás para obligarlo a detenerse  pero Stefano no se detiene. Cuando ellos le pasan, le cierran el paso, Stefano choca con la valla de la carretera. Uno de los jóvenes se baja, disparándole de 5 a 6 balas… Stefano llega al hospital con muerte celebrar… un joven de 17 o 18 años… iniciando su vida, con ilusiones, con esperanzas, con ganas de vivir… La mamá de Stefano dona el corazón, hígado, riñones y páncreas de Stefano. Cinco personas recibieron sus órganos.

Dolor, angustia, desesperación por un lado… para la familia de Stefano… alegría, felicidad  por el otro…, las cinco personas que recibieron los órganos de Stefano.

¿Y los supuestos asesinos?  En una aparente tranquilidad.

Este es el pan diario en nuestras sociedades a nivel mundial… este es el pan del dolor en miles de hogares, día a día… sin entender el por qué, el para qué…

La ambición, la codicia, la envidia desenfrenada de querer tener lo que otros tienen, quitándoselos a la fuerza, es algo inconcebible. Se ha salido de proporción… es una epidemia, una plaga insostenible e incurable… “Me gusta… lo quiero para mi”… o simplemente… “Me gusta puedo sacarle dinero vendiéndolo”…

Es la forma fácil, simple de enriquecerse… aunque de por medio haya que acabar con la vida de inocentes.

¿Por qué matar? ¿Por qué el deseo o la sed insaciable de sangre? Sin conocer la persona… sea joven, sea niño, sea anciano, sea rico, sea pobre… hay que matarlo… ¿Por qué? ¿Para qué? 

Ese sentimiento malsano de “poder”… “te tengo en mis manos… puedo hacer contigo lo que quiera”.

Ese sentimiento de “hacer daño”… de ver a la otra persona invadida por el miedo, por el pánico… ¿le causa  algún placer morboso al asesino? O es ¿qué dejándose llevar por el momento impulsivo… ahí va el disparo, o la puñalada?  Sin pensar en las consecuencias crasas de la acción.

¿Qué está pasando con estos jóvenes, que muchas veces son menores de edad con armas potentes en las manos?  Una pregunta que da vuelta en mi cabeza es como habrá sido esos hogares… esos padres… esas primeras experiencias de vida familiar.  Me parece, aunque no tengo a mano ningún estudio investigativo, pero la lógica y la experiencia tratando a tantas familias, me hace pensar que hay un gran porciento de estos jóvenes productos de familias disfuncionales. Es la respuesta que encuentro en mi corazón. 

Por alguna razón esos hogares deben haber sido escuela de violencia, de maltrato, de olvido de las responsabilidades y deberes de unos padres para con sus hijos. Por alguna razón esos jóvenes con armas en las manos inician un desquite emocional… con personas inocentes…me parece a mí…

El poder que sienten es tan grande, pienso, tan grande,  de sentirse sumamente poderosos e importantes… usandolo con aquellos que saben pueden dominar y aplastar. Porque el fenómeno que se da hoy en día no es “robar y huir’… no… es “robar  y matar”… como si se estuviera matando un insecto dañino… con una frialdad pasmosa y cobarde.

Viene a mi mente el joven chofer de una guagua comercial, que llevaba la mercancía por las tiendas, entregando y cobrando. En plena calle, a la luz del día…lo interceptan unos tres o cuatro jóvenes, , lo secuestran … Luego lo hacen bajar de la guagua.  Él de rodillas le suplica que no lo maten, que su hija va a nacer en esos días, que se lleven todo lo que quieran,  pero que no lo maten… suplica llorando… y uno de los jóvenes le vacía su pistola… por la espalda…, dejándolo muerto en el acto. Declaraciones dadas por uno de ellos en el juicio.

¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cuál es el premio que reciben sus conciencias? ¿Cuál es la satisfacción que siente ante un hombre joven lloroso, suplicante… que les hace sentir  sed de sangre?  

¿Por qué no sienten que las entrañas no  se conmueven ante un hombre en llanto suplicando por su vida?  ¿Qué o quién está detrás de todos esto? ¿Qué o quién puede tener tanto poder para convencer a una persona que matar es lo único necesario e importante para su ego?  ¿Qué fuerza superior domina a estos jóvenes  convirtiéndolos  personas calculadoras, frías e insensible ante el dolor humano?  ¿Han sufrido ellos tanto dolor que les han vuelto inhumanos, como robots?

Mi preocupación es por estos jóvenes violentos que están fuera de control.  ¿Cómo ayudarlos? ¿Cómo crearles conciencia de que ese no es el camino?  Cuando podemos escuchar a niños de 10, 12, 14 años decir que saben que en cualquier momento los matan… decirlo riéndose y con gestos de “no me importa nada”…“soy así…, nací así, ese es mi destino… y el de mi familia”… Creerse convincentemente que ese es su destino porque su familia es así, y ya han muerto varios de ellos de esa forma es increíble y escandaloso para quienes sabemos que no es así… que hay esperanzas…que nunca es tarde para rectificar.  ¿Qué hacer ante esta ignorancia y esta conciencia tan deformadora?

Niños, jóvenes analfabetos de educación… carentes de una experiencia cultural y tradiciones familiares sanas, solidas y motivadoras…, analfabetos en religión…. Carentes de verdadera alegría… de acogida… de sentirse verdaderamente amados e importantes para alguien, para los suyos…  Se les suele ver con rostros duros, miradas fuertes, caminar  preponderante y altanero, gestos vulgares que denotan burla y cinismo, no hablan, no sino que gritan… palabras soeces…

Todo un cuadro desgarrador y escandalizarte… pero en el fondo… en el fondo de esa alma… ¿Qué queda? ¿Cómo están verdaderamente su intimidad? ¿Miedo? ¿Soledad? ¿Experiencias de maltrato físico y verbal? ¿Abusos? ¿Experiencias vividas de  abandono,  de rechazo, de mentiras, de manipulación, de engaño?  ¿Qué hay dentro de esos corazones, de esas almas… de esa memoria?

Gritamos  “Justicia… justicia”… pero ellos pueden  pedir “Justicia” por sus experiencias de niños, de jóvenes”… ¿No es cierto que  nadie nace perverso… nadie nace buscando hacer  daño?… el niño aprende de sus padres, de su ambiente, de su contorno, de la sociedad… lo que se le enseñe…

¿Qué podemos hacer?  ¿Qué Dios nos está pidiendo hacer? ¿Qué Dios quiere hacer a través de todos nosotros?

Me parece que la solución es entrar en estos barrios, barriadas, lugares de incidencia criminal, focos de hogares disfuncionales… entrar con una rica propuesta de educación en todos los campos, y una propuesta contagiarte de vida evangélica… Solo la educación en todos sus campos y la fe evangélica expuestas santamente pueden lograr subsanar los corazones, las conciencias, las voluntades que se han herido mortalmente con las amargas experiencias de hogares disfuncionales.

¿Estarán los gobiernos dispuestos a ayudar y llegar a la raíz del problema que son los hogares disfuncionales? ¿Estará la Iglesia dispuesta a evangelizar… con la vivencia de quien vive  santamente…, dándose  al servicio desinteresado a lo Cristo?  

No me malinterpreten… Al hablar de la Iglesia no estoy refiriéndome a Caritas, ni a las comunidades religiosas  activas… me refiero solo y únicamente a los laicos, a los grupos apostólicos… que muy bien podían tomar la batuta y hacer “maravillas” en este campo tan perdido…  como nos propone el Papa Francisco… “salir a la Calle a dar a Cristo”… es hacerles conocer que Cristo se preocupa por cada uno de sus hijos, por sus mas mínimos problemas e intereses…. “salir a la Calle a dar a Cristo”… es “ser Cristo” para los que no lo conocen puedan encontrarse con Cristo y su propuesta de vida que es una hermosa y liberadora nueva forma de vida…  

La historia nos ha hecho ver con claridad que los medios utilizados para castigar en la justicia de los hombres, solo ha obtenido más sed de  violencia y de venganza… las cárceles, como están hoy en día,  no “cambian a nadie”… solo destruyen a las personas más de lo que están… porque “violencia con violencia genera más violencia”, las cárceles se convierten en “infiernos” para muchos…
Don Bosco advirtió esto… y trato de ayudar a esos jóvenes rebeldes, violentos de su época… logrando la conversión de muchos de ellos… 
 Cuántas cosas no se pueden hacer por el bien de estos hermanos necesitados… quien sabe coser, cocinar, repostería… enseñarles... quien sabe carpintería, enseñar el oficio… quien es maestro, enseñar a los que no saben ni leer ni escribir… actividades de actuación,  de deporte, entre otros… ¡cuántos talentos  no hay en medio de tanta violencia y tragedia.  El Amor de Dios nos apremia a actuar…

Sigamos orando por los pobres pecadores, por la justicia y equidad amparada por el amor desbordante en los hogares que se abren…dejándose deslumbrar por la verdadera fe evangélica… liberación, sanación y felicidad para todos… adquiriendo una buena educación gratuita y accesible a todos…

Oremos unos por otros… que haya paz, amor y justicia en los hogares…

Desde la Soledad del Sagrario

 

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