imagen web |
Ante una situación de consulta, donde la persona sumamente herida no
encontraba la forma de salir de su confusión, buscando mi ayuda, abordaba el
tema con mucha dificultad pues no quería dejar salir sentimientos adversos a la
caridad y obediencia. Una joven madre ilusionada con una obra apostólica que de
momento había desaparecido de la misma forma que había llegado… cosas que pasan…
cosas de Dios que el alma muchas veces no entiende, pero que bueno cuando se
doblega hasta el polvo para aceptar la situación heroicamente… como si nada
hubiera pasado.
¡Qué bueno es Dios!! Me ha dado la contestacion para la joven madre que necesita ayuda. Hoy en mi adoración eucarística, me lleve el libro del
Rvdo. P. Mateo Crawley-Boevey, religioso de los Sagrados Corazones, Fundador de
la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús, de la Adoración Nocturna en el
Hogar y Apóstol infatigable de esa devoción salvadora.
Su libro “Jesús Rey de Amor”. Hermoso,
edificante, de gran consuelo y de gran ayuda motivación para un
apostado al gusto divino.
Casualmente lo abrí al azar y me salió este hermoso mensaje. ¡Qué bueno es
Dios!! Siempre pendiente de sus pequeños hijos… Siempre viene a ayudar a sus pequeños
en momentos difíciles, en momentos de confusión.
Este mensaje nos ayuda a entender tantas cosas que se nos escapan de las
manos… pero que muchas heridas dejan, la mar de veces son heridas punzantes
directamente al Amor Propio… ese Amor malsano que nos roba la verdadera virtud,
a veces cegando, otras veces simplemente causando un malestar que al alma de oración
que busca a Dios con sinceridad, simplemente le ayuda como trampolín a saltar
por encima de los obstáculos humanos, de las miserias humanas, de las
debilidades humanas, y fijando la mirada en el rostro divino, buscando la
Voluntad de Dios se puede llegar el alma a humillarse hasta el polvo simplemente por evitar a toda consta ir en
contra de lo que Dios espera, de esa respuesta heroica que Dios espera del
alma.
Muchas veces necesitamos ver en medio de la oscuridad… y ahí llega la luz
divina, de forma sencilla, simple pero llena de consejo divino que fortalece,
anima y entusiasma al alma… a seguir sus pasos, sin detenerse en pequeñeces, en
menudencias que impiden volar alto, muy alto en el apostolado de Cristo.
Como apóstoles de Cristo y solo de Cristo, cuando estemos por realizar una
obra apostólica, olvidémonos de nosotros, olvidemos el provecho, el honor y el crédito
que nos puede causar.
El Reverendo Padre Mateo Crawley-Boevey nos dice:
<<Es beneficioso y santo, saber ceder el paso, mucho más que por cortesía,
por espíritu sobrenatural, “a quien mejor que yo” puede hacer la obra de Dios.
No digamos “Yo llegue primero; no juzguemos a las carreras con las obras
divinas… Levantemos muy alto el criterio y la mirada, que con la muletilla de
nuestros derechos se ha impedido siempre mucho bien y se ha abierto la puerta a
discusiones y a mucho mal entre los hijos de la luz.>>
Cuanta libertad espiritual da al alma estas palabras del Rvdo. P. Mateo
Crawley-Boevey, palabras bienvenidas en los corazones sinceros que solo quieren
servir a Dios y que Dios sea glorificado inmensamente. Pero también para
aquellos que por ignorancia, o por debilidad y miserias del alma se han sentido
mortalmente heridos en su amor propio… al darse cuenta del error… al darse
cuenta que es saludable y beneficioso ceder o aceptar la sustitución por aquel
que Dios llama a realizar el apostolado.
Me animo a aconsejarles a todos, lo mejor es ver siempre, siempre, siempre
a Dios detrás de cada acontecimiento, no importa que sea causa de asombro, confusión,
o dolor… las cosas suceden porque Dios las permite… siempre para nuestro bien.
Humanamente podemos creer que somos los que mejor podemos llevar a cabo ese
apostolado en particular, sin embargo Dios ve mas allá de nuestra limitada
mirada… aceptemos gozosos la voluntad divina, o la permisión divina… en última
instancia llevemos nuestro obrar al apostolado de la oración… oremos por aquel
o aquellos que llevara la batuta de la obra apostólica con mucha humildad, y
grandes éxitos… que la cosecha para Dios sea inmensa… Ahí podemos darnos a
plenitud y con verdadera libertad sin necesidad de llamar la atención de correr
el riesgo de pecar por vanidad o soberbia…
Dios ha sido grande con esta joven madre que se inicia en el apostolado. El
mensaje llego a sus manos y con gran alegría lo ha recibido… que lección hermosa
me ha dejado…tan joven y tan decidida a aceptar todo lo que viene de Dios…
porque su amor a Dios es demasiado apremiante. Debemos aprender de las
experiencia ajenas…
Desde la Soledad del Sagrario
No hay comentarios:
Publicar un comentario