lunes, 17 de junio de 2013

Hoy si… mañana no… ¿Qué paso??


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Ante una situación de consulta, donde la persona sumamente herida no encontraba la forma de salir de su confusión, buscando mi ayuda, abordaba el tema con mucha dificultad pues no quería dejar salir sentimientos adversos a la caridad y obediencia. Una joven madre ilusionada con una obra apostólica que de momento había desaparecido de la misma forma que había llegado… cosas que pasan… cosas de Dios que el alma muchas veces no entiende, pero que bueno cuando se doblega hasta el polvo para aceptar la situación heroicamente… como si nada hubiera pasado.
¡Qué bueno es Dios!! Me ha dado la contestacion para la joven madre que necesita ayuda. Hoy en mi adoración eucarística, me lleve el libro del Rvdo. P. Mateo Crawley-Boevey, religioso de los Sagrados Corazones, Fundador de la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús, de la Adoración Nocturna en el Hogar y Apóstol infatigable de esa devoción salvadora.
Su libro “Jesús Rey de Amor”. Hermoso,  edificante, de gran consuelo y de gran ayuda motivación para un apostado al gusto divino.
Casualmente lo abrí al azar y me salió este hermoso mensaje. ¡Qué bueno es Dios!! Siempre pendiente de sus pequeños hijos… Siempre viene a ayudar a sus pequeños en momentos difíciles, en momentos de confusión.
Este mensaje nos ayuda a entender tantas cosas que se nos escapan de las manos… pero que muchas heridas dejan, la mar de veces son heridas punzantes directamente al Amor Propio… ese Amor malsano que nos roba la verdadera virtud, a veces cegando, otras veces simplemente causando un malestar que al alma de oración que busca a Dios con sinceridad, simplemente le ayuda como trampolín a saltar por encima de los obstáculos humanos, de las miserias humanas, de las debilidades humanas, y fijando la mirada en el rostro divino, buscando la Voluntad de Dios se puede llegar el alma a humillarse hasta el polvo  simplemente por evitar a toda consta ir en contra de lo que Dios espera, de esa respuesta heroica que Dios espera del alma.
Muchas veces necesitamos ver en medio de la oscuridad… y ahí llega la luz divina, de forma sencilla, simple pero llena de consejo divino que fortalece, anima y entusiasma al alma… a seguir sus pasos, sin detenerse en pequeñeces, en menudencias que impiden volar alto, muy alto en el apostolado de Cristo.
Como apóstoles de Cristo y solo de Cristo, cuando estemos por realizar una obra apostólica, olvidémonos de nosotros, olvidemos el provecho, el honor y el crédito que nos puede causar.
El Reverendo Padre Mateo Crawley-Boevey nos dice:
<<Es beneficioso y santo, saber ceder el paso, mucho más que por cortesía, por espíritu sobrenatural, “a quien mejor que yo” puede hacer la obra de Dios.
No digamos “Yo llegue primero; no juzguemos a las carreras con las obras divinas… Levantemos muy alto el criterio y la mirada, que con la muletilla de nuestros derechos se ha impedido siempre mucho bien y se ha abierto la puerta a discusiones y a mucho mal entre los hijos de la luz.>>
Cuanta libertad espiritual da al alma estas palabras del Rvdo. P. Mateo Crawley-Boevey, palabras bienvenidas en los corazones sinceros que solo quieren servir a Dios y que Dios sea glorificado inmensamente. Pero también para aquellos que por ignorancia, o por debilidad y miserias del alma se han sentido mortalmente heridos en su amor propio… al darse cuenta del error… al darse cuenta que es saludable y beneficioso ceder o aceptar la sustitución por aquel que Dios llama a realizar el apostolado. 
Me animo a aconsejarles a todos, lo mejor es ver siempre, siempre, siempre a Dios detrás de cada acontecimiento, no importa que sea causa de asombro, confusión, o dolor… las cosas suceden porque Dios las permite… siempre para nuestro bien.
Humanamente podemos creer que somos los que mejor podemos llevar a cabo ese apostolado en particular, sin embargo Dios ve mas allá de nuestra limitada mirada… aceptemos gozosos la voluntad divina, o la permisión divina… en última instancia llevemos nuestro obrar al apostolado de la oración… oremos por aquel o aquellos que llevara la batuta de la obra apostólica con mucha humildad, y grandes éxitos… que la cosecha para Dios sea inmensa… Ahí podemos darnos a plenitud y con verdadera libertad sin necesidad de llamar la atención de correr el riesgo de pecar por vanidad o soberbia…


Dios ha sido grande con esta joven madre que se inicia en el apostolado. El mensaje llego a sus manos y con gran alegría lo ha recibido… que lección hermosa me ha dejado…tan joven y tan   decidida a aceptar todo lo que viene de Dios… porque su amor a Dios es demasiado apremiante. Debemos aprender de las experiencia ajenas…
Desde la Soledad del Sagrario

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