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El padre jesuita Carlos
Scannone recuerda
a su alumno Bergoglio en clase de griego
y literatura y, posteriormente
como su provincial en la Compañía.
a su alumno Bergoglio en clase de griego
y literatura y, posteriormente
como su provincial en la Compañía.
Actualizado 4 abril
2013
Vatican Insider
«Era mi alumno de griego y de literatura en el
seminario, no le enseñé latín, como indican algunos periódicos en estos días».
Así recuerda el padre Juan Carlos Scannone, jesuita y director del Instituto de
investigación filosófica en la Facultad de Teología y Filosofía de San Miguel,
la misma en la que fue rector el ahora Papa Francisco entre 1980 y 1986.
El padre Scannone
cuenta que se frecuentaron durante, por lo menos diez años. «Yo lo consultaba
sobre cuestiones espirituales. Era profesor de filosofía y él de teología
pastoral».
Después de la
elección «me mandó un correo electrónico. Y pocos días después llamó por
teléfono a un amigo jesuita para felicitarlo por su cumpleaños. Aunque sea
Papa, sigue siendo la misma persona afable y amigable de siempre».
«Siempre ha sido un
hombre muy austero y de gran inteligencia, incluso con las cosas manuales
-indicó el jesuita. Por ejemplo, sabe manejar muy bien. Cuando era rector
renunció al chofer. Y lo mismo cuando fue nombrado arzobispo».
Es un hombre orquesta
«Bergoglio tiene
una buena capacidad para hacer muchas al mismo tiempo. Aquí, en Argentina,
usamos un término para describir a este tipo de personas especiales: hombre de
orquestra. Uno que toca el piano, el trombón, el violín al mismo tiempo.
Recuerdo que una vez estaba escribiendo un artículo a máquina, después fue a
lavar la ropa, después recibió a una persona para darle un consejo espiritual.
Un trabajo espiritual, uno mecánico y uno manual al mismo tiempo y con el mismo
nivel de calidad. No son capacidades que todos tienen. Por ejemplo, sabe
cocinar muy bien. Uno de sus platos preferidos era el lechón relleno, lo
cocinaba justamente aquí en San Miguel».
Un obispo querido por su clero
El Padre Scannone
también recordó una anécdota que resalta el gran altruismo del Papa Francisco.
«Un día, un sacerdote que había ido al Mar de la Plata se enfermó y se vio
obligado a quedarse allí. Bergoglio, que entonces ya era obispo auxiliar, hizo
400 km. para estar cerca de él. Para no dejarlo solo. ¿Se entiende? Y entonces
ya era obispo auxiliar, no un simple párroco. Otro episodio: un día, fui a ver
al cardenal Quarracino, el predecesor de Bergoglio. Fui con otro sacerdote
amigo mío para que firmara una petición para un proyecto. El cardenal lo firmó
y luego me dijo: “¿Sabes cuál es el obispo auxiliar más querido por el clero de
Buenos Aires?” ¡Bergoglio, por supuesto!».
«Bergoglio hizo
mucho para proteger a todos los que estuvieran amenazados por el régimen. Y no
solo cuando era rector en San Miguel», subrayó el jesuita.
En cuanto a los
primeros gestos de Francisco como Papa, dijo que «no le va a temblar el pulso
cuando tenga que empezar a hacer reformas dentro de la Iglesia. Pero no lo va a
hacer de golpe; en el fondo tiene orígenes italianos, piamonteses, por lo que
hará todo muy diplomáticamente; sabrá hacer las reformas sin traumas».
Fuente: Religión en Libertad
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