A los párrocos y responsables de comunidades
educativas:
Hace
años que todos trabajamos por lograr que la iglesia esté en la calle
tratando que se manifieste más la presencia de Jesús vivo. Es el
esfuerzo de vivir aquello que rezamos tantas veces en la Misa “que todos
los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y
crezcamos en la fidelidad al Evangelio; que nos preocupemos de compartir en
la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de
los hombres, y así les mostremos el camino de la salvación” (1) En mayor o
menor medida muchas comunidades aceptaron ese desafío. Aparecida confirmó
el camino y nos mostró que, para que no sea un chispazo, necesitábamos una
conversión pastoral. La necesitamos continuamente porque muchas veces
tenemos la tentación de volver a las cebollitas de Egipto. Todos sabemos
que la realidad de nuestras parroquias resulta acotada en relación a la
cantidad de personas que hay y a las que no llegamos. La Iglesia que nos llama constantemente a una nueva
evangelización nos pide poner gestos concretos que manifiesten la unción
que hemos recibido. La permanencia en la unción se define en el caminar y
en el hacer. Un hacer que no sólo son hechos sino un estilo que busca y
desea poder participar del estilo de Jesús. El “hacerse todo a todos para
ganar a algunos para Cristo” va por este lado. (2)
Salir,
compartir y anunciar, sin lugar a dudas, exigen una ascesis de
renuncia que es parte de la conversión pastoral. El miedo o el
cansancio nos pueden jugar una mala pasada llevándonos a que nos quedemos
con lo ya conocido que no ofrece dificultades, nos da una escenografía
parcial de la realidad y nos deja tranquilos. Otras veces podemos caer en
el encierro perfeccionista que nos aísla de los otros con excusas tales
como: “Tengo mucho trabajo”, “no tengo gente”, “si hacemos esto o aquello
¿quién hace las cosas de la parroquia?”, etc.
Igual que en el año 2000 quisiera decirles: [/c]Los tiempos nos urgen. No
tenemos derecho a quedarnos acariciándonos el alma. A quedarnos encerrados
en nuestra cosita... chiquitita. No tenemos derecho a estar tranquilos y a
querernos a nosotros mismos…Tenemos que salir a hablarle a esta gente de la
ciudad a quien vimos en los balcones. Tenemos que salir de nuestra cáscara
y decirles que Jesús vive, y que Jesús vive para él, para ella, y decírselo
con alegría... aunque uno a veces parezca un poco loco.
Cuántos viejitos están con la vida aburrida, que no les alcanza, a
veces, el dinero ni para comprar remedios. A cuántos nenes les están
metiendo en la cabeza ideas que nosotros recogemos como gran novedad,
cuando hace diez años las tiraron a la basura en Europa y en los Estados
Unidos, y nosotros se las damos como gran progreso educativo.
Cuántos jóvenes pasan sus vidas aturdiéndose desde las drogas y el ruido, porque no tienen un sentido, porque
nadie les contó que había algo grande. Cuántos nostálgicos, también los
hay en nuestra ciudad, que necesitan un mostrador de estaño para ir
saboreando grapa tras grapa y así ir olvidando.
Cuánta gente buena pero vanidosa que vive de la apariencia, y corre el
peligro de caer en la soberbia y en el orgullo.
¿Y nosotros nos vamos a quedar en casa? ¿Nos vamos a quedar en la
parroquia, encerrados? ¿Nos vamos a quedar en el chimenterío parroquial, o
del colegio, en las internas eclesiales? ¡Cuando toda esta gente nos está esperando! ¡La gente de nuestra
ciudad! Una ciudad que tiene reservas religiosas, que tiene reservas
culturales, una ciudad preciosa, hermosa, pero que está muy tentada por
Satanás. No podemos quedarnos nosotros solos, no podemos quedarnos aislados
en la parroquia y en el colegio. [/c] (3)
La Semana Santa se nos presenta
como una nueva oportunidad para desinstalar un modelo cerrado de
experiencia evangelizadora que se reduce a “más de lo mismo” para instalar la Iglesia que es de “puertas abiertas” no porque sólo las abre para
recibir sino que las tiene abiertas para
salir y celebrar, ayudando a aquellos que no se acercan.
Con estos pensamientos miro la próxima celebración de Ramos, es la fiesta
del andar de Jesús en medio de su pueblo siendo bendición para todos los
que se encontraban a su paso. Les
ruego que no privaticemos la fiesta que es para todos y no para algunos. La
Arquidiócesis ha hecho la opción de celebrarla. misioneramente el sábado
por la tarde desde las columnas y puestos misioneros en las distintas
Vicarías. Sin embargo la adhesión es todavía muy pobre. Por eso les pido a
los Párrocos y a los responsables de los Colegios que convoquen y movilicen
sus comunidades para ese momento fuerte de fe y anuncio con la certeza de
que la vida de nuestros fieles se renueva cuando experimentan la belleza y
alegría de acercarse a los hermanos para compartir la fe: "es
imposible que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al
Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y
anuncia". (4)
Les agradezco desde ya todo lo que hagan en este sentido.
Con paternal afecto
Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires
25 de febrero de 2013.
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(1) P. E. V c
(2) Misa Crismal 2012
(3) EAC 2000
(4) Evangelii nuntiandi 24
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El camino del verdadero cristiano es la Nueva Evangelización, pues incluso como cardenal Jorge Mario Borgeglio, estaba llevando el mensaje de salvación de Cristo a todos.
ResponderEliminarPor eso, cuando nos disponemos a bien disponer nuestro corazón hacia Dios, comprendemos estas palabras del Papa.
Me entristece mucho, que haya personas, que se dicen cristiana, y que solamente vean en el Papa como "aficionado al fútbol" pero no quieren profundizar en su claro mensaje, es que están cerrado en sí mismo, no oyen la voz del Espíritu Santo. Y son fotos engañosas mundanas, cuando de hecho, la realidad es que el Papa va caminando hacia la espiritualidad, hacia el cielo, es también nuestro Papa Francisco.
El ruido no nos ayuda a comprender el valor del recogimiento, en su silencio espiritual y de santidad.
Estamos en Cuaresma, próxima la Semana Santa, y que haya cristianos que tengan un corazón muy inclinado al mundo, es muy triste, y contradictorio cuando evangelizan.
Doy gracias a Dios que no todos son así, que los que están abiertos a la caridad, al amor de Dios, pueden compartir estos mensajes del Papa.
Muchísimas gracias, Hermanita, Dios la bendiga siempre.
Hermosas palabras... oremos por los que ciegos y sordos por el ruido del mundo no ven... las grandezas de un Dios que nos regala un hombre como Borgeglio para Papa... un hombre santo que tiene la mirada, el corazón y la voluntad puesta en Dios y desde Dios ama a la humanidad... Un Papa que dará mucho que hablar por ser sagrario vivo de la Santísima Trinidad... Sigamos mirando, estudiando y aprendiendo de este hermoso Papa Francisco... porque su vida de santidad es hermosa...
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