Eso mismo sucede
con los gestos de nuestro amado Santo Padre Francisco. En la misa de la Iglesia Santa Ana, en Roma,
presidida por el Santo Padre, al verle
entrar en oración, bajando su cabeza, juntando suse la web manos, antes de iniciar la
Santa Misa, contemplamos a muchos de los fieles mirarlo e imitarlo.
Es un gesto de recogimiento… es un gesto de cerrar la puerta exterior de los sentidos, para entrar dentro del alma a encontrarse con Dios, colocando en sus manos la actividad que se va a dar, o pidiendo su ayuda, o ofreciendo el momento, o dándole gracias por lo que prontamente va a suceder… Es un gesto que ayuda mucho, en este caso, a vivir la Santa Misa.
Los fieles lo están
descubriendo… algunos encontraran el gusto de este recogimiento interior y lo harán
cada vez más… hasta llegar el momento que lo harán en cualquier circunstancia o
acontecimiento en su diario vivir.
Otros, quizás los
menos, lo harán por imitación sin
entender, mecánicamente, no dejando
huella la experiencia de este gesto de recogimiento ante la presencia de Dios
en el alma.
Pero este gesto de
recogimiento del Santo Padre va acompañando de un gesto de bajar la cabeza y
cerrar sus ojos. Al bajar la cabeza, asume su conocimiento de estar ante la presencia
de Aquel que Es el Que Es y el alma la que no es… es un acto o gesto de suma
humildad ante Dios. Él que no vive esta
realidad no se siente atraído a imitar y a vivir la experiencia. Él que no
comprende esta realidad puede rechazarla en su corazón asumiendo una actitud
despreciativa de la misma. Habrá quien no lo acepte por comprender que no es
necesario y le será indiferente o curioso este hábito en el Santo Padre.
Por otro lado, es
un hábito que muchas almas, en diferentes partes del mundo poseen, hace largo
tiempo… porque es el Espíritu Santo, el que inspira al alma humilde, que busca
agradar a Dios en todo momento… el humilde siempre va a la Fuente Divina a
sacar agua para él…para los demás….
imagen: La Monsrega del Futbol |
El Santo Padre está
educando con su presencia, con sus gestos, con sus posturas, con sus actitudes…
está hablando de Dios con su lenguaje no verbal… todo en él anuncia que existe
un Dios… todo en él anuncia que hay que tomar en serio a Dios… todo en él
manifiesta como debe comportarse, vivir en la presencia de Dios…
El Santo Padre en
su lenguaje no verbal nos está manifestando el valor de las virtudes… ese rostro
sumamente bondadoso, tierno, esa alegría que mana de su interior… esa firmeza
en proclamar la Verdad con aplomo, con valentía sin perder de vista la
compasión y la misericordia… es producto de una vida labrada en el surco de la oración…
es una vida “cara a cara” con Dios.
Ese corazón
sumamente compasivo y misericordioso, también nos da a entender, que conoce
íntimamente el abrazo de la Cruz… que es un alma que ha bebido y alimentado con
la sabiduría de la Cruz…
Si, el Santo Padre
nos educa, nos catequiza, nos hace pensar, nos lleva a evaluar nuestra
conciencia, nuestra vida espiritual…. Con palabras y sin palabras… simplemente
con su presencia, con su forma de ser…
Se denota en el
Santo Padre una comunicación con Dios intima, verdadera. Todo lo lleva a pensar en Dios, a mirar el
obrar de Dios, a conocer la Voluntad Divina… Dios es su oxígeno… no tengo la
menor duda…
Es fascinante
verlo, escucharlo y estudiarlo… Si, estudiar al Santo Padre… a mí personalmente
me habla mucho con su lenguaje no verbal: sus gestos, su presencia, su
simplicidad y sencillez, su candor, su informalidad y a la vez su formalidad
para con Dios, su darse enteramente a los que están presentes, su buscar
escuchar, atender y hacer sentir acogido
y amado a los que tiene frente a frente.
Su deseo de comprender a los demás.
Su interés porque
sus palabras sean comprendidas, sean acogidas, sean pensadas, reflexionadas,
motivo de un cambio radical de conversión y de transformación para el Pueblo de
Dios. Porque sus palabras nos llevan a
Dios… su interés de dar a conocer el Amor, la Bondad y la Misericordia divina…
de dar a conocer el Dios que él personalmente conocí y vive… ¡es fascinante
escucharlo!… son palabras que calan muy dentro del alma, son palabras que
provocan deseo de conocer a Dios como él lo conoce.
Dios ha estado
grande con su pueblo… nos ha regalado otro
Santo Pastor donde Dios se siente a gusto… ¡BENDITO SEA DIOS!!
Desde la Soledad
del Sagrario
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