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por el camino que lo aleja a Dios
Hay almas caminando por caminos equivocados, bien sea por el vicio, por la ambición
desenfrenada, por codiciar fama, honor y gloria de este mundo… o simplemente
por caminar por el camino de la superstición, a veces adentrándose a un mundo
peligroso, simplemente por el gusto que les provoca.
De momento tienen un encuentro personal con Dios… se dejan tocar… responden
la invitación amorosa de Dios… e inician el camino de conversión.
Pasa un tiempo que puede ser prolongado o corto. Todo va bien. Las familias
dando gracias a Dios por el cambio radical de estos miembros. El carácter, las
actitudes, todo, todo cambia… cuantas veces e escuchado a tantas esposas o
esposos, hijos con relación a sus padres, o padres con relación a un hijo,
decirme “es otra persona”, por el cambio tan favorable ocurrido en estas
personas.
Muchas siguen el
camino de la conversión, trasformando sus vidas, tomando en serio la fe, la
santidad y la felicidad eterna, para ellos y los suyos. Cuantos no se vuelve misioneros, o trabajan
activamente en grupos apostólicos. Y hay algunos que escogen la vida religiosa
y se lanza a la aventura de darlo todo por el Señor, trabajando en su viña. Hermosas experiencias.
Sin embargo hay un pequeñísimo grupito, para tristeza de la familia y
amigos, regresan sus pasos por los caminos que andaban alejándose de Dios. ¿Qué
significado tiene esto para sus vidas?
Peligro eminente. El regreso al pecado abre las puertas al enemigo de las
almas a emprender una reconquista con todas las consecuencias mortales para esas almas. No habrá paz para
ellas, encadenadas al pecado, donde el enemigo de las almas buscara todas las
formas de apartarla de Dios, dándoles disgusto y apatía a las cosa santas y
divinas, por el contrario las ira llevando poco a poco a las profundidades del
pecado, debilitando la voluntad, oscureciendo la conciencia, cegando el
entendimiento… para que no vean, para que no reflexionen, para que no sienta la
necesidad de buscar de Dios.
Si antes tenían mal carácter, ahora será peor. Si antes no tenían paciencia,
ahora serán mayores las explosiones de disgusto. Si antes no sentían el amor y
el deber a las responsabilidades de estado, con la familia, en el trabajo…
ahora el disgusto se, apodera en mayor intensidad… no soportando ni al conyugue,
ni a los hijos, ni los deberes normales del hogar… muchos de ellos huyen de la
casa, llegando tarde, buscando toda serie de excusas para mantenerse fuera del
hogar, porque el hogar, la familia les causa malestar, no pueden sentirse a
gusto… ¿Por qué? Falta el amor… el Amor de Dios en sus vidas… por lo tanto,
solo queda el egoísmo, el continuo mirarse a sí mismo…
Lo he visto con suma tristeza en tantos hogares donde terminan en divorcio
porque ya la situación se sale de las manos, ya los niños o jóvenes corren
peligro en un ambiente de hostilidad y desasosiego, se afectan emocionalmente.
La situación se vuelve caótica cuando es la superstición la causante de
todo. ¿Por qué? Porque la superstición, la brujería, el espiritismo y demás… se
han comprobado… debilitan las mentes, las personas comienzan a perder lucidez
mental y es entendible que suceda.
Las almas contemplativas, esas almas encerradas voluntariamente en los
conventos, donde oran por estas y todas las almas alejadas de Dios, logran
vencer aunque sea en el momento preciso del viaje a la eternidad… ahí puede
llegar el sacrificio y la oración continua de estas almas, logrando robarle al
enemigo devolviéndolas a los brazos de la Santa y Divina Misericordia…
Oremos unos por otros… unamos
nuestra pequeña oración a la oración de las religiosas contemplativas… haciendo
un frente común en beneficio de las pobres almas confundidas y seducidas por el
enemigo de las almas, por este mundo, por sus propias pasiones.
Desde la Soledad del Sagrario
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