martes, 18 de diciembre de 2012

Carta al Niño Jesús




 

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Mi Dulce Amado Niño Jesús 
Mirad que cálido lugar te he preparado con esmero y dedicación y santa alegría para que puedas nacer aquí en el pesebre de mi corazón.
Mi mayor alegría es recibirte, cobijarte,  acurrucarte tiernamente, delicadamente con suaves melodías hermosas de mi pobre corazón, que canta extasiado de solo pensar poseerte en el pesebre de mi corazón.
A los pies de María y San José, vamos los tres preparando el lugar con mucho entusiasmo. Hay que barrer de todas menudencias de basura espiritual, hay que perfumar con el rico aroma del incienso de santidad, que el Padre Dios nos prestara, para usar en este pequeño lugar: el pesebre de mi corazón.
San José levanta la antorcha de la fe para que el pesebre de mi corazón se llene de luz resplandeciente iluminando todo el lugar y las tinieblas se alejaran.
María, mi madre amorosa adorna con sus más exquisitas virtudes el pobrecillo pesebre donde, así consuela y alegra tu tierno y hermoso corazón.
Oh, sí, mi chiquito adorado, vas a ver lo bien que vas a estar, pues José y María, te asistirán en mi pequeño pesebre corazón para que nada te falte y a gusto puedas estar. Sabed que soy muy pobre y pequeña no  tengo la forma de adornar y enriquecer el lugar para Ti, que no sea mi ardiente deseo y el latido intenso de mi corazón llenado en el fuego del Amor… por Ti, mi pequeño y divino Niño adorado… Tú eres todo para mí.
Mi alegría eres Tú, la razón de mi existir eres Tú y la razón de mi morir también eres Tú… para en el cielo gozarte, viviendo ya en la tierra la felicidad de poseerte en el pesebre de mi corazón.
Maranatha ven Señor Jesús…

 
Desde la Soledad del Sagrario
 

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