martes, 4 de diciembre de 2012

Padre Antonio nos habla de la Obediencia de María

 


imagen de la web

LA OBEDIENCIA DE MARÍA
 
“Al anuncio de que ella dará a luz al «Hijo del Altísimo» sin conocer varón, por virtud del Espíritu Santo, María respondió por «la obediencia de la fe», segura de que «nada hay imposible para Dios»: «He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra».”

Introducción
Acerca de la Santísima Virgen María, los santos y los teólogos de la Iglesia repetían convencidos: “De Maria numquam satis.” Es decir, en palabras del santo doctor, San Luis María Grignion de Montfort: que “María no ha sido aun alabada, ensalzada, honrada y servida como debe serlo. Merece aun mejores alabanzas, respeto, amor y servicio.”

Así pues, con la ayuda del Señor y de su Santísima Madre trataremos de exponer una faceta de las muchas y diversas excelencias que goza nuestra Madre del Cielo, gracias a su prerrogativa de ser Madre de Dios, y además, la de ser la Esclava del Señor: es decir, la obediencia de María. Quizás, se podría presentar este como un tema incomodo, retrógrado o fuera de moda, sobre todo, en estos tiempos donde se pone tanto énfasis en la libertad, y en los derechos humanos. Pero, en resumidas cuentas, la experiencia cotidiana nos va señalando que la libertad enseñada hoy día en las instituciones y a través de los medios de comunicación suele ser una libertad sin responsabilidad.

El mayor peligro de nuestros tiempos, y para las futuras generaciones, consiste en un erróneo concepto del ser humano, y por tanto, de su libertad. María, viene a ser un signo para el hombre de hoy. Pues Ella nos enseña que la libertad del hombre no puede ser más auténtica y legítima que cuando está sujeta a la voluntad de Dios, pues Él es su fin último, y hacia Él tiende todo acto y toda la vida del hombre.

En primer lugar, vamos a ver, de forma resumida lo que es e implica la virtud cristiana de la obediencia, siempre haciendo referencia a Cristo, como supremo modelo de todas las virtudes. En un segundo momento, veremos cómo fue, y es, la obediencia de María. Y finalmente, qué nos enseña y cómo se puede aplicar en nuestra vida cristiana, y sobre todo en nuestra espiritualidad, esta maravillosa virtud, pero vista y perfilada desde el Corazón de nuestra Madre del cielo.

 
1. ¿QUÉ ES LA OBEDIENCIA?

La obediencia es una virtud moral, es decir, uno de los muchos medios con los que cuenta el bautizado para alcanzar el fin sobrenatural de la vida cristiana. La virtud de la obediencia, en palabras de otro santo doctor, Santo Tomas de Aquino: “hace pronta la voluntad para ejecutar los preceptos del superior.”

Es de fijarnos, que el objeto obediencial se aplica a muchas otras realidades donde el bautizado vive y actúa constantemente. No estamos hablando solamente de la obediencia en la vida religiosa. Son los mandatos de quien tiene una legítima autoridad: tales como la Iglesia, padres de familia, los jefes, los gobernantes, etc.

El fundamento de la obediencia descansa en la autoridad, que a su vez es recibida de Dios. El apóstol San Pablo, escribiendo a los cristianos de Roma, dice al respecto: “Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas.” Es decir, para San Pablo el poder legítimamente ejercido para el bien tiene un origen divino.

Con este pensar, la fe cristiana concursa también en todos los ámbitos de la vida civil. Más aun, atentar a la autoridad legítima podría constituir una resistencia al mismo orden divino. Qué importancia que tiene para los cristianos, que nuestra obediencia nunca olvide la esencia de su acto, o sea, su fin sobrenatural manifestado también a través de las causas segundas.

(continuacion)
 
 
P. Antonio Ofray
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario