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Ángel de mi Guarda… ¿Dónde andabas?
Hoy me he levantado tarde, por
haberme acostado tarde, además no me sentía bien de salud. Perdí la santa misa. Mi dolor fue inmenso… pero lo que no sabía,
por no acordarme que era la fiesta de la Inmaculada… no sé porque tenía en mi
mente que hoy era siete de diciembre y mañana era ocho, el día tan esperado.
Durante la mañana, en el trajín
del diario vivir, varias veces abria la computadora... para colocar en face, canciones sobre la Inmaculada,
canciones que tocaban las fibras más sensibles de mi corazón de hija.
Cuando de momento… ¡zas!!...
descubro mi gran error… mi doloroso despiste… hoy es el día de la Inmaculada… ¡Oh,
Dios mío!!, como pude estar tan distraída… me perdí la fiesta en el convento de
las Esclavas… una misa solemne con canciones hermosas, y una homilía en manos
de padre Antonio riquísima para el alma… Y la santa misa del Santuario, ni se
diga… ¡hermosa!! Pues la gente se desborda en detalles exquisitos de amor y
ternura hacia la Mater… una misa vivida intensamente.
Y yo entre las sabanas,
profundamente dormida… me perdí de una fiesta doble… porque hoy es el
aniversario de mi Alianza con la Mater... estaba ilusionada con la santa misa…
Mater ¿cómo pudo sucederme esto?
Llego la hora de las tres de la
tarde, la hora de la Misericordia… subí al Santuario a rezar la Coronilla de la
Misericordia. Tenía un pensamiento fijo,
que hoy luego de la Coronilla, quería regalarle una hora de canciones a mi
amada madrecita… pero yo no sé cantar… me encanta… pero no se cantar… y últimamente
peor que nunca suena mi canto… si se puede llamar así…
Ya en la presencia divina de mi
Jesús Hostia y en la presencia de mi amantísima madre, luego de rezar la
Coronilla con las personas que estaba en el Santuario, inicie mi regalo a mi
madrecita linda… con mi celular, que me regalaron la familia, encendido, comencé
a escuchar las mas tiernas canciones dedicadas a la Mater por personas que si
saben cantar y lo hacen con el corazón… ¡Que delicia!! Me parecía que estaba entre
nubes… las notas y melodías hermosas… la
mirada tierna de la imagen de Shoenstatt… hizo que pasara la hora sin darme
cuenta.
El Santuario estaba vacío… no había
nadie… solo yo con Jesús y la Mater, y mi ángel custodio, y los ángeles del
sagrario, y del Santuario…pero claro solo la fe me dice que están porque yo no
los veo y gracias a Dios que no los veo…mi caminito es simple, sencillo y bien pequeñito…
nada de buscar ni desear cosas raras ni
extraordinarias… abrazada a todo lo más ordinario posible…
Sentía que mi corazón se desbordaba en deseos
de ver el Santuario lleno de niños cantándole a la Mater con sus voces
angelicales… o de jóvenes, oh si, muchos jóvenes cantándole a ella, con la alegría
de sus corazones juveniles llenos de pasión por la vida… pero ahí estaba solo
yo, con mi celular que emitía hermosas canciones…
No niego que las lágrimas
corrieron por mis mejillas al verme tan descuidada perdiendo la santa misa… una
misa que se perdió para la eternidad… mi corazón languidece de dolor.
¡Oh, mi Señor!!..., perdonadme
os lo suplico mi ingratitud… ¡Oh, Madrecita linda!!..., perdona a tu hija tan
olvidadiza y distraída…perdonadme por ser tan perezosa… y ayudarme a jamás faltarles.
Mañana será un nuevo día… para
levantarme de mi caída y volver a los brazos de Jesús en la santa misa… Dios mío,
que bueno eres… mañana me esperas con los brazos abiertos… aunque sabes y
conoces mis ingratitudes… siempre me esperas con tanta alegría… solo quieres
verme llegar… y llegare… con tu ayuda llegare… porque el Cielo hay que ganárselo
venciéndonos minuto a minuto…las caídas nos hacen levantarnos con mas deseos de
retomar el camino con la mayor seriedad, firmeza y derroche de confianza y abandono…
porque de las hijas de mi Padre…entre los pequeños… yo soy la más pequeña…
Desde la Soledad del Sagrario
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