SACERDOTES DE MI CRISTO
que el latido de mi corazon se haga un grito
de amor divino en vuestros oídos…
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Hoy me he levantado con una idea fija…”los sacerdotes de mi Cristo”… y quién
soy yo para hablar… NADIE… NADA… menos que la nada… pero aquí estoy con un
fuego que me devora y temblando como una hojita en el viento que la zarandea de un lado hacia otro…
Salí de la Santa Misa con una inquietud, escribir en mi blog… presentar imágenes
con mensajes en mi página de facebook que toquen que muevan que sacudan las
conciencias para tomar en serio, muy en serio la oración y la santidad… que es
lo que más me preocupa…
Luego de mis oraciones matutinas, mirando la imagen de la Mater entregándole
mi apostolado cibernético y pidiéndole que me deje ayudarla me decido a iniciar
mi apostolado escribiendo… y solo una
cosa sigue en mi mente… la santidad de
los sacerdotes.
En este Año de la Fe… a penas iniciándose… entiendo que es el momento hermosísimo
para los sacerdotes de mi Cristo tomar muy en serio su vocación sacerdotal y su
santidad personal para así poder vivir plenamente su vocación y misión ha la
cual han sido llamados, elegidos y consagrados.
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Cambiando la vestimenta sagrada por la vestimenta seglar del mundo les
estaba diciendo “eres uno más de ellos”… no eres diferente… no… así llegas a
todos… porque al mirarte ven a un simple y común hombre de la calle, del mundo.”
La idea calo, se liberaron, la vestimenta sagrada les hacía saber que
eran propiedad divina TODO el tiempo…¿un yugo difícil de llevar para muchos?
Además con esto se liberan del escudo que les protege… porque la vestimenta
sagrada es un escudo… yo doy testimonio de ello. Ya en manos del enemigo a derribar al pueblo de Dios, a los no bautizados, a la
gente común de la atracción hacia Dios, de las noticias divinas causadas por la
vestimenta sagrada… un golpe magistral del enemigo y del amor propio de muchos
consagrados…
Yo doy testimonio de este signo exterior que es tan elocuente para las
almas que al míralo reacciona de una forma o de otra.
Cuantas veces en la calle mi pequeño, pobrísimo y sencillo habito atrae jóvenes,
niños, ancianos, aun algunos deambulantes se han acercado para decirme con lágrimas
en su rostro…”Madre ore por mi”… cuántos niños han venido a sorprenderme abrazándose
a mí… y riéndose a carcajada porque les causa alegría ver mi habito… que les
habla del Cielo… de Dios… de la Mater… Cuantos niños que apenas están empezando
a hablar al verme en las tiendas o en las calles, en el auto… han gritando…”la
Virgen”… “Dios”… porque simplemente se
han fijado en el hábito… no en mi rostro… sino en el hábito que HABLA DE DIOS A
TODOS…a tal punto que los que andan
por malos pasos y nada quieren con Dios, mi hábito les hace sentir incómodos y
hace sentir su desprecio.
Cuantos sacerdotes se ensordecen para escuchar los argumentos que se les
presenta en este punto, en este tema… Recuerdo un Franciscano muy apreciado que
me decía que no usaba la vestimenta sagrada porque era indigno de ella. ¿Pero
no era indigno de ser sacerdote?
Quiero presentarles las palabras de un amigo de mi página de facebook … que
a mi pobre entender, me han parecido el mejor testimonio que puede darse a
todos los sacerdotes de mi Cristo que no desean se les conozca como sacerdotes
en las calles del mundo…
Eduardo Ávila Castro nos dice: “En mi infancia, al estar junto al sacerdote con su túnica,
sentía una vibra muy especial. Me empujaba a buscar a Dios.” ¿Cuántos niños y jóvenes se han perdido de esta hermosa
experiencia hoy en día?
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Sacerdotes de mi Cristo… oíd las palabras de Eduardo… esto es lo que el
enemigo de las alma ha logrado destruir al ustedes cambiar la vestimenta
sagrada.
Yo les pregunto ¿qué haría Cristo en vuestros zapatos? ¿Usaría la
vestimenta sagrada o la vestimenta del mundo?
¿Se imaginan a un policía, un soldado, un bombero, un cocinero cambiando su
vestimenta de trabajo porque debe verse igual a los demás en su trabajo…? Ellos usan sus vestimentas orgullosamente de
ejercer ese oficio, ese trabajo… ellos quieren verse distintos… porque su
vestimentas les habla a todos que es un policía, un soldado, un bombero, un
cocinero…les habla a ellos de lo que son y eso para ellos es recordarles
constantemente, mientras están en su trabajo, cual es su función, su
responsabilidad, su vocación. ¿Y ustedes
sacerdotes de mi Cristo…? Yo me pregunto
si… ¿Se avergüenzan de la vestimenta sagrada?
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Sacerdotes que vivan intensamente su vocación de sacerdotes santos… no
queremos sacerdotes mediocres, sacerdotes tibios, sacerdotes administradores, o
sacerdotes trabajadores sociales… no queremos sacerdotes que se confunden con
la gente del mundo… Noooo… queremos verlos como se veía a Jesús… que se distinguía de todos porque pertenecía
al Padre… porque era Dios mismo…queremos ver en ustedes a Jesús… ustedes están llamados a ser totalmente de Dios, posesión eterna de Dios,
amigos del Amado Divino… puerta de encuentro entre el pueblo de Dios y Cristo… vereda
segura para el pueblo de Dios encontrarse con el Cristo del Sagrario…
Ustedes son el
buen pastor… y como tal deben dar la vida por sus ovejas… deben ser celosos muy
celosos del rebaño que Cristo les ha entregado… de cada oveja puesta en sus
manos por Voluntad Divina, por mandato de Cristo.
Recordemos que a quien mucho se le ha dado…mucho se le pedirán cuentas…
El pueblo de Dios reza insistentemente por sus sacerdotes porque la
necesidad de sacerdotes santos es eminente… el pueblo de Dios depende de
vuestra santidad… su salvación depende de ustedes…
Quiero terminar pidiendo humildemente que mis palabras no sean recogidas
como no deben ser… no quiero herir sensibilidades… solo quiero que el latido de
mi corazón llegue a ustedes en esta suplica: “Volver a vuestras vestiduras
sagradas”… que podamos verlos en la calle como sacerdotes de Cristo… con la alegría
desbordante que causa el habito sagrado que nos recuerda como propiedad plena
de Dios… consagrados por amor al Amor Divino…
En sus misas no se olviden de esta pobre alma mía… porque yo también quiero
ser santa al gusto divino…
Desde la Soledad
del Sagrario
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