miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Perdonar?... con el daño que me ha causado… ¿Por qué tengo que perdonarle?

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Dios nos pide perdonar…y perdonar a diestra y siniestra…a tiempo y destiempo… en todo momento… en todo lugar… no importa la gravedad de la injuria o el daño causado… aun si es la misma muerte el daño que se hace… Dios nos pide perdonar y perdonar de corazón.
 
 
 


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 Si, perdonar de corazón… y eso significa que hay que perdonar y olvidar.
 
 
 
 
 
 
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El alma que no olvida es el alma que no perdona. Si no olvidas tendrás en todo momento las heridas causadas por la persona, el daño que te ha hecho y por consiguiente, será como un pensamiento que se vuelve un martilleo en la mente, recordando que esa persona hizo lo que hizo, causando tanto dolor y desgracia, o simplemente tanta humillación.
 


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Dios es sumamente sabio sabe que al perdonar de corazón olvidando las injurias o el daño, las almas sanan heridas interiores que pueden causar la amargura, el odio y la desgracia para ellas. Un alma que no olvida ni perdona es un alma que poco a poco se va alimentando de las tinieblas, porque son las tinieblas las que sustentan y avalan los pensamientos, sentimientos, actos negativos que van consumiendo las almas en una tristeza y desconfianza cada vez en aumento.  Llegando en un momento a rebelarse contra Dios por no haber evitado la ocasión o no haberle hecho justicia en las cortes humanas.
 
 
 
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Quienes están dispuesto a perdonar siempre, siempre… son las almas que se han mirado en el espejo de Jesús…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Las almas que contemplan a Jesús en el Calvario descubren a un Jesús herido mortalmente por la ingratitud y el desprecio humano… al borde de la muerte… y en ese sublime instante… elevando sus ojos al Cielo… encontrándose “cara a cara” con su Padre Amado… le suplica… que “perdone a los causantes de este daño mortal porque no saben lo que hacen.”
 
Después de esto… ¿qué alma que ame con locura a Dios se atreve a llenarse de pensamientos y sentimientos adversos a la caridad sublime de perdonar a nuestros enemigos?
 
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Quién busca venganza... no conoce a Dios. Quién no acepta perdonar de corazón… no conoce a Dios.  Quien se niega a perdonar… no conoce a Dios…
 
 
 
 
 
Quien ama a Dios vive la alegría de perdonar porque Jesús ha sido su maestro… porque Jesús, así también le ha pedido: “y Yo se los digo perdonad 70 veces 7 a vuestros enemigos”,
 
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Lo primero que hay que hacer es desahogarse en llanto todo el dolor. Lo segundo correr a los brazos de Jesús y la Mater. Lo tercero entregar el dolor y pedir la gracia de poder perdonar de corazón y olvidar… Lo cuarto meditar y contemplar a Jesús en su pasión… ¿Son nuestras heridas, injurias, humillaciones, daño mayor que el de Jesús?  Si Él nos perdona… tú y yo podemos perdonar de corazón y olvidar… con su ayuda… porque lo que es imposible para las almas es posible para Dios.
 
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Es tan refrescante decir en nuestro interior:  lo perdono de corazón… cuantas veces el dolor ataca… repitiéndolo llegamos a respirar profundamente la paz que nos va inundando… hasta sentir la lluvia de alegría que causa el perdonar de corazón… a tal punto que podemos mirar a los ojos a las almas que nos han  herido con una pureza de conciencia y de corazon increíble… con una caridad exquisita… podemos incluso ayudarlo sin ningún interés que no sea el Amor de Dios sobre esas almas… porque si Dios me ama con locura… mucho más les ama a ellos por su enfermedad y ceguera espiritual…
 
 
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Perdonar de Corazón olvidando el daño… es romper los eslabones de una cadena de tinieblas que nos quiere atar robándonos la libertad para seguir a Jesús en la caridad…
 
 
Desde la Soledad del Sagrario.
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