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UNA VOLUNTAD DE HIERRO CAPAZ DE RESISTIR TODA PRUEBA O RENUNCIA O SACRIFICIO… ¿TU Y YO SOMOS ASÍ?
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(Sor Consolata le escribe a su director espiritual.)
“Padre, lo que actualmente siento en mi—deseo infinito—es vivir el camino pequeñísimo a predio de heroísmo. Siento que, si quiero, puedo y por eso, si, lo quiero con todas mis fuerzas y comienzo. Que quiere, Padre mío, siento imperioso el deber de vivir en toda su plenitud mi pequeñísimo camino. Quisiera poder gritar en el momento de la muerte a las Pequeñísimas de todo el mundo: “¡Seguidme! “. Quiero, si quiero el acto incesante de amor, desde el despertarme hasta el dormirme, porque Jesús me lo ha pedido, y si lo ha pedido es porque puedo dárselo, confiando solo en El.”
“Pero mi debilidad es extrema y no faltan tentaciones. Es preciso que me levante sola contra todos y prosiga a fuerza de voluntad. No, no quiero vivir una existencia vil, quiero vivir heroicamente lo quiero con todas las fuerzas de mi corazón y de mi voluntad, y proseguirlo hasta la muerte. Jesús, que por mi amor murió crucificado, lo merece, y yo, por su amor, quiero vivir heroicamente!”
“Pero cuesta vivir sobre esta altísima cumbre, no gusta a la naturaleza. Tengo necesidad de sus oraciones, Padre, para perseverar. Y no tengo paz sino en esta cumbre, no tengo gozo y fuerza sino sufriendo en esta cumbre. Si vivo en esta cima, donde esta solo Jesús crucificado, entonces tengo necesidad del sacrificio continuo, como del aire que respiro.”
“Todo esto lo veo, lo siento, lo comprendo. He aquí porque no me encuentro en mi sitio hasta que, hecha pedazos toda vileza, aun sola y contra todos, viviré el pequeñísimo camino que ahora tanto amo!... Oh Padre, pida para que realice el sueño divino de Jesús y mío, de otro modo, sería sumamente desgraciada!"
Desde la Soledad del Sagrario
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