¡Tan solo!! ¡Tan abandonado!! ¿Quién se apiadara de Él?

El Dulce Huésped de las Almas

 

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Hoy vengo a pedirles un poco de generosidad, un poco de compasión, un poco de amor para el más abandonado, más olvidado, para el más pobre de los pobres de este mundo, en este tiempo…para el dulce y Tierno Huésped del Sagrario.

¿No se les mueve las entrañas de compasión? ¿No sienten el corazón herido por tanta ingratitud e ignorancia con quien tanto ama y solo por amor, amor a ti y amor a mi, ha consentido abrazarse a tanta soledad y abandono en este Getsemaní del Sagrario?

¿No sientes el llamado interior, como un grito que surge del Sagrario, pronunciando tu nombre, suplicándote que vengas a sus pies, a estar un ratito con Él? ¿A acompañarlo? Qué pasan las horas, los días y nadie se acerca.

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¿No sientes su dolor? ¿No te das cuenta que sigue esperando quien venga a consolarle? ¿No ves que  muere de Amor, que desfallece de agonía amando tanto sin tener un vaso sagrado, (que puede ser tu pobre corazón), para vaciar ese Amor desbordante que salta de su pecho y no encuentra a quien estrechar en sus brazos amorosos?

Almas que dicen amar a Dios… venid a los pies del Sagrario. Venid a consolarle, venid a entretenerlo, venid a darle calor a quien se hospeda en el frio palpable de la ingratitud y abandono de las almas.

Almas amadas por Aquel que ha dado su vida para abrirles las puertas del Cielo, las puertas de la filialidad con el Padre Celestial, las puertas de la Iglesia…¿Cómo pueden dejarlo solo y quedarse tan tranquilos?

Almas creadas para el Amor Eterno, venid, por piedad, a los pies del Sagrario a hacerse amigos, confidentes de Quien muere de Amor en la espera por las almas…

¿Si no te conmueven su dolor, su soledad, menos te van a conmover mis palabras, mis suplicas? Pero ven… ven…mirarlo, ven a la Iglesia, contemplar que solo esta. Ven a la Iglesia… mira cuanto abandono le cubre. ¿No te das cuenta? ¿No se abren tus ojos y vez la inmensidad de la ingratitud de las almas con quien solo sabe amar y dejarse amar? ¿No se enternecen tus entrañas por quien te ama tanto…TANTO… que solo sabe mirarte con ternura y bondad.

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¿No puedes perder tu tiempo ganándolo a los pies del Sagrario… secando sus lágrimas… consolando su adorado Corazón tan mortalmente herido por todos? Él. que sufre la locura de amar a las almas tanto y tanto que se ha inventado la Eucaristía para quedarse accesible a su pueblo, para alimentar a su pueblo, para consolar a su pueblo, con su adorada y bendita presencia misteriosa haciéndose eucaristía. Locura tras locura divina… que TODO lo ha dado, con nada se ha quedado, por mostrar cuanto nos ama, cuanto nos valora, su ardiente deseo de querer mostrarnos su amor, abrir su Sagrado Corazón dejarnos ver, sentir, gustar y palpar su Amor.

¿No te das cuenta que hay en el Sagrario?...es como entrar en el Huerto Getsemaní, a consolar a Jesús por las ingratitudes de las almas.

Levántate alma… tan amada por tu Dios…decídete, prepárate, camina rumbo al Sagrario de tu Iglesia, y ahí, a sus pies, amalo intensamente, amalo por los que no le aman, por los que no quieren amarlo, por los que no tienen tiempo para venir a verlo, por los que rechazan sus invitaciones amorosas.

Consuélalo, pidiendo perdón…con derroche de amor, por los pobres pecadores…por el mundo entero que vive de espalda a su Amor.

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Consuélale, viviendo apasionadamente ese momento de tu encuentro con Jesús en el Sagrario. ¿Apasionadamente? Sí, porque te dejas amar por Él a su gusto,  le permites que te acaricie, le permites que te abrase y te llene con su presencia divina… le permites dejarle hacer a su gusto…a su querer, a su tiempo… porque es el tiempo de Dios que desea locamente estar contigo.

Háblale, hazle sentir que tú estas con Él, que tu le entiendes en su soledad, en su abandono, en su pobreza, hazle saber que puede contar contigo para lo que sea, que estás dispuesto a complacerlo viviendo su Santa Voluntad y en obediencia.

Agradece su incontable derroche de Amor por las almas, por ti, por los tuyos.  Agradécele su locura de Amor, ese Misterio tan incomprendido y tan poco valorado, como el Santo Sacramento del Altar.

Llénale de besos, llénale de mimos, llénale de cariño, llénale de calor con tu presencia…que Dios te sienta cercano, muy cercano a su corazón.

Que Dios sienta que alguien le busca, alguien le ama, alguien le desea, alguien es feliz ante su presencia divina.

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Su agradecimiento… por tu donación a Él, por tu presencia, por tu generosidad, por tu tiempo, por tu amor…, es inmensamente eterno. Solo en el Cielo descubrirás la alegría de Dios a causa tuya… de tu visita asidua al Sagrario.

La Mater te cobije con su manto de humildad y pureza… para que tu intención sea recta, provocando mayor grado de meritos por tu donación y entrega al Dulce Huésped del Sagrario.

La Mater te conceda la gracia de convertirte en un alma de adoración las 24 horas del día… porque tu corazón se ha convertido en Sagrario Vivo del Dulce Huésped del Sagrario…

A todas las almas les quiero decir: “El Adorado y Dulce Huésped del Sagrario les espera con ansias locas… la invitación la reciben de corazón a corazón… ¿Se animan a responder con gratitud y amor?

 Desde la Soledad del Sagrario