martes, 4 de septiembre de 2012

¡Qué bueno es Dios!!…¡cuánto nos mima!!


 
LA BONDAD DIVINA SIEMPRE DE MANIFIESTO

 
imagen de sormaridel


Profundamente dormida… sonido de campanas me despierta, es la alarma del celular… son las cuatro de la mañana… hora de levantarse, pues las madres esclavas vienen pronto a buscarme. 

Hoy, es un día de esos en que el ánimo interior se tambalea entre la tristeza y sentimientos encontrados… que por más que se tratan de ocultar salen como ráfagas de viento al descubierto…es una lucha para que el interior no salga al exterior… para que el exterior no entre al interior…  

La Santa Misa a las 6 y media en la Catedral… hay que salvar el tiempo de la Santa Misa… ¡Hermoso!!... a los pies de Jesús… viviendo el esplendor del Amor de Dios que se da en la sagrada y santa misa.  La Sra. que canto… ¡hermoso!!... como los ángeles… ¡qué voz tan llena de ternura y de amor!! Se siente lindo en la misa… se siente la ternura de Dios. 

Ya de nuevo en ruta para el hospital a la rutina de seguimiento…El trafico bastante pesado… parece que todo el mundo se dio cita para estar en la calle a la misma hora. Al fin llegamos después de dos horas entre congestión de autos y la contemplación del hermoso paisaje de la autopista.
 
Luego de terminar con mis cosas, camino al encuentro de las madres que estaban en la parte de terapia física.  La sala de espera estaba llena de pacientes de la tercera edad… piernas rotas, sillas de rueda, muletas… una joven con sus niños que hacían saber el malestar que causa la espera y niños al fin, querían salir corriendo del lugar.  Un joven que llego en su silla automática, dejando a todos maravillados por su buen manejo, casi un atleta en pista de carreras…  

Me senté en la última fila, en la primera silla cerca de la puerta. Tenía mi rosario en la mano, y comencé a rezar mi primer rosario del día, mientras observaba a los pacientes en sala. Las Madres sentadas en primera fila no se habían percatado de mi presencia…estaban en medio de una amena conversación con dos hermanas de las Hijas de la Caridad.  

De momento, camina hacia mí, un señor de hermosa cabellera blanca, con camisa blanca, de espejuelos, su rostro tierno con una amplia sonrisa y me dirige unas palabras. “¿De dónde eres? ¿A qué comunidad perteneces?”  Luego de contestarle, su sonrisa fue más amplia, la alegría era desbordante y con una dulzura exquisita me dice: “Soy sacerdote, cumplo 67 años de ser sacerdote, y tengo 94 años de edad.”  ¡Que sorpresa!  Levanto su mano sobre mi cabeza y a la vez me dijo: “voy a bendecirte”, pronunciando su bendición hizo una cruz en mi frente. Sonrió tiernamente y con una alegría desbordante me miro a los ojos, volviendo a repetirme: “soy sacerdote”… y se fue… Y lo era, no había dudas, su porte, todo en él hablaba de un sacerdote a lo Cristo…  

Estaba sorprendida… enormemente sorprendida… mi rosario en la mano lo atrajo… habían cuatro monjas en la sala de espera… y e1 solo vino a mí… En mi pensamiento surgía el convencimiento de que Jesús vino a verme… Jesús vino a regalarme la sonrisa más amplia y más tierna… Jesús me mostro un rostro lleno de felicidad, y desbordando alegría… todo en el era limpio, era suave, era tierno, era pura bondad… Yo que estaba en una lucha interior, con un ánimo de esos que arrastran o quieren arrastrar… con sentimientos encontrados… luchando porque no salieran al exterior… buscando la forma de transformarlos… sin percatarme que estaba perdiendo el tiempo contemplándome y no salía mi mirada de mi misma… Dios me regala su presencia, su encanto, su alegría, su ternura, su chispa ardiente de felicidad del gusto por el momento a vivir… su mensaje… sus palabras… a través de este sacerdote de mi Cristo. 

El efecto fue fulminante para mi estado interior… TODO desapareció… mi mirada volvió a clavarse en donde siempre debe estar… la tempestad que trataba de levantarse en mi interior desapareció… ¡Que bondad divina tan palpable!! ¡Qué bueno es Dios!!  Viene a socorrer a su pequeña con una prisa que solo la posee un Padre… que ve en la necesidad en que se encuentra su pequeña… tomándola de la mano la devuelve a su estado. 

Mientras me gozaba en mis pensamientos y en la alegría que Dios me causaba… se acerca un señor, me mira y me dice: “Tengo prisa, si no fuera porque tengo prisa…” entra su mano al bolsillo de su pantalón, saca algo y al abrir su mano me dice: “ si no fuera porque tengo prisa la acompañaría”… mostrándome un rosario… “pero me tengo que ir”… lo decía muy apenado.  

Mi habito es blanco… mi rosario es blanco, mis manos descansan en mi falda, mi rosario se pierde con el blanco de mi habito… ¿como él puede notar mi rosario?… ¿puede adivinar que estoy rezando?…   

Dios volvía a mirarme y a darme un dulce mensaje… ¡Qué bueno es Dios!!  Le respondí al señor con una sonrisa amplia que llevaba la alegría de mi corazón… me miro… y se fue… 

Al salir del hospital las madres visitaron a las Carmelita  contemplativas… otro regalo de Dios… Oh, si Dios se ha mostrado grande con su pequeña hijita, en el día de hoy… Con las Carmelitas sentí la ternura de mi Madre Celestial… fue un hermoso banquete espiritual…

imagen de sormaridel

Eternamente agradecida de mi Padre Celestial, de mi amado Jesús, de mi adorado Maestro Paráclito… y de mi dulce Mater… hoy fui mimada y consentida… ¡Qué bueno es Dios!!... conmigo… con TODOS… porque Dios es Dios…
 

Desde la Soledad del Sagrario

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