lunes, 17 de septiembre de 2012

Por más que busco no veo ni entiendo


 
Cuando el Amor mueve al alma
todo fluye esplendorosamente bien
 
 
 
 
Navegando por la internet encuentro la noticia que existe un movimiento o grupo dedicado a ayudar a los enfermos terminales y a sus familias, entre otros.

Entre más leo menos entiendo… algo no me suena bien… algo siente mi alma y no me gusta… debe ser mi poco conocimiento.

Sigo buscando información… ahora menos entiendo. Descubro…muchas clases, cursos… mucho conocimiento aprendido teóricamente. Ah que es esto no lo puedo creer, debo haber leído mal… no… está muy claro… dice que al enfermo, no se le habla de la eternidad… no, no se le puede tocar ese tema... es contraproducente. ¿?

No se les puede explicar y enamorar del apostolado de la cruz… donde ellos se vuelven uno con Cristo para ayudar a salvar a sus familiares, al mundo entero… No se les puede decir que son ricos… muy ricos… que la enfermedad se vuelve un tesoro de incalculable valor, que solo en el Cielo se conocerá y se  añorara no haber sufrido más. Que es un fíat de esplendorosa fuente de vida que se da en estos momentos tan especiales…que esta cruz aceptada con toda el alma nos abre de par en par la dicha eterna.

Ellos hablan de etapas de la vida inconclusa. Eso es importante para ellos… etapas que han dejado sin resolver… en mi experiencia en el apostolado con los agonizantes, nunca pensé en algo semejante… ni remotamente vino a mi mente. Claro si hay algún enojo en la familia con el enfermo terminal, tratar de reconciliarlos… eso sí… el perdonar ayuda mucho a viajar con mayor tranquilidad y paz.

Hablan de evitar a toda costa que sufran de dolor alguno. Entonces, tienen que estar lo mejor posible endrogados, para no tener dolor… ¿y esto no los aleja de la realidad del momento? ¿Cómo pueden prepararse para el viaje eterno si están endrogados y comienzan a sufrir los dolores de la droga cuando pasa su efecto? He visto como los efectos secundarios de estas potentes drogas es peor que la misma enfermedad. Los he visto llenarse de odio, de agresividad, de intolerancia, gritos como desesperados, alucinando, caer en un sueño que los deja incomunicados… y al despertar se vuelven salvajes exigiendo la droga. Dejan de comer… solo quieren el medicamento… su piel cambia de color… su mirada dura y agresiva, su rostro se vuelve duro perdiendo la sonrisa, su cuerpo tiembla… es un caos… el dolor de la necesidad de la droga se vuelve peor que el dolor de la enfermedad. ¿Cómo se les puede preparar para el viaje estando en estas condiciones?

Entiendo que el dolor aceptado…la cruz de la enfermedad nos purifica… nos prepara…nos crea conciencia del verdadero valor de la vida…nos abre las puertas del Cielo. 

Ellos enseña  a la familia a cerrar el duelo… y por más que busco no los entiendo…ni los puedo entender. Cerrar el duelo ¿Cómo? ¿Alejándonos del momento precioso que nos lleva a poner los pies en tierra elevando la mirada a Dios?…Cuando cada viaje de un ser querido es una sacudida mortal que nos da el conocimiento que esta vida no es eterna… que hay que “regresar a casa”… que hay que tomar muy en serio la eternidad y nuestra alma. Son momentos ricos para meditar, para reflexionar en nuestra fe, en nuestro camino recorrido… en pensar seriamente en una reconciliación con Dios… en una buena confesión y dirección espiritual… en regresar a la vida de los sacramentos.

Y llorar… si llorar al ser amado que se fue… llorar a reconocer donde estamos parados… Llorar es saludable… ese desahogo natural que Dios nos concedió de poder llorar a gusto dejando sanar el alma en ese desahogo amoroso con Dios en brazos de la Mater…

En mis largos años de apostolado con los enfermos terminales y sus familias… llevando a la Mater Peregrina… viviendo experiencias maravillosas que Dios me concedía con cada caso… para mi crecimiento espiritual… para mi crecimiento en la compasión y la caridad para con las almas tan frágiles como los enfermos terminales y sus familias… Puedo decir con toda la sencillez que pueda sentir mi pobre alma que:

Para mí, que reconozco que nada sé, entiendo y tengo por saber que no hay apostolado que no sea bañado por el riego de la oración, y alimentado por la eucaristía… que todos podemos ayudar si en nuestro corazón habita el convencimiento exageradísimo que Dios va a obrar a su gusto… que la Mater es la mejor abogada ante su Hijo adorado, nuestro Jesús, que Ella se hará cargo de la situación y de los pormenores, cuando se le deja actuar libremente… cuando se le coloca en la presencia de los enfermos, de la familia… Y sobretodo que el sacerdote juega un papel muy importante en la escena del enfermo terminal y la familia… nadie como el sacerdote…que toca la fibra del alma reconciliándolos con Dios y abriendo la puerta de la eternidad con la llave de los sacramentos…

Me ha tocado tanto este tema que en los próximos desahogos les hablare de varias experiencias con mis enfermos terminales y sus familias… el Amor de Dios es inmensamente tierno y esplendoroso que brilla con mayor intensidad cuando el alma se encuentra en los brazos de la cruz… amando y dejándose amar por el Dios que le dio el ejemplo primero… 

Desde la Soledad del Sagrario

 

 

 

 

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