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Alma que me escuchas mirad
que tienes una eternidad frente a ti… una eternidad
que debes cuidar y procurar alcanzar para bien… Mirad que si te descuidas estarás
trabajando para la infelicidad eterna en vez de ir ganándote la felicidad
eterna. El tiempo corre a velocidad inimaginable… la hora del regreso llega
cuando menos te lo imaginas. No te detengas a contemplar lo vano y pasajero de
esta vida. Alza tus ojos… tu mirada trascienda los umbrales de la eternidad…
mirad que en un abrir y cerrar de ojos se abre la puerta de la eternidad para
descubrir que no estás preparado… que has perdido el tiempo… Levántate alma de la pereza espiritual y
trabaja para la eternidad.
El pecado es una
adicción
· Hace descender
al alma por el lodo gradual de pecado en pecado.
· Llena al
alma de infelicidad, insatisfacción, vacio interior y una tristeza en aumento.
· Debilita
y enferma la voluntad, manipulándola a su antojo.
· Aleja a
la persona de todo bien, de la belleza y bondad de las almas, de la alegría de
vivir en paz, en amor, en solidaridad… de compartir y descubrir los detalles pequeños
del diario vivir que llenan el alma de verdadera felicidad.
· Convierte
el humor en uno agriado, explosivo e insoportable.
· Regala
al alma espejuelos que distorsionan la realidad donde el egoísmo y la maldad
del pecado en sí los hace ver, entender y juzgar a los demás como inferiores, hipócritas,
bueno para nada, etc.
· Los hace
egoístas, astutos, mentirosos, celosos,
envidiosos, avaros, criticones, vanidosos, que se burlan de la virtud, bondad,
caridad y santidad de los demás, etc.
· Los aleja
de Dios y en su lugar llenan el alma de superstición, de doctrinas peligrosas
que inundan el alma en las tinieblas más densas oscureciendo la razón, endureciendo
el corazón y cegándoles y alejándoles del Esplendor de la Verdad.
Por tal razón… alma que
me escuchas… huye del pecado… no te dejes arrastrar por el atractivo del pecado…
en él pierdes la salud del alma y te encaminas peligrosamente a la infelicidad
eterna…. Si por alguna razón caes en él…. corred
al Confesionario… allí recibes el perdón, la gracia y la salud del alma… el
perfume exquisito de DIOS….Recuerda que
DIOS VALE LA PENA…
Me ha encantado su entrada, encantada de conocerle.¡Muchas gracias! Dios le bendiga.
ResponderEliminarBienvenida Marian... gracias hijita por participar en mi pequeño blog. Dios le bendiga con la santidad...
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