ENTRE MAS LO PIENSO
MAS ME CONVENZO
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Estoy cocinando…
preparando la comida para mi madrecita de 88 años. Mientras cocino voy
suplicándole al cielo ayuda, que la comida quede tan gustosa que mueva la
voluntad de mi madrecita a comer. Ella se niega a comer y es para mí un gran
dolor. No hay forma de hacerla comer.
¡Oh si!!… claro que sí
Señor… Es sorprendente como mi pensamiento cambia de golpe para caer en
conciencia comparativa de lo que estoy viviendo en este instante y la Nueva
Evangelización.
Eso mismo la Nueva
Evangelización debe de ser sabrosa para la humanidad… debe poseer el sabor del
convencimiento… el sabor que atraiga el corazón irresistiblemente, que mueva la
voluntad a desear conocer más de Dios… que mueva los pies a caminar hacia el
corazón de Dios… por el camino de la santidad.
Claro que si… esa debe ser
la meta… un fervor que entusiasme, que contagie, que movilice a una radical
conversión porque el sabor de Dios ha sido dado en grandes proporciones con la
sazón del Amor más puro, más humilde y más compasivo.
Sigue mi pensamiento
elaborándose en mi mente… sigue mi corazón ensanchándose con el gusto de la
evangelización… Pero me preocupa algo, mi Jesús, para provocar ese gusto… hay
que vivirlo primero. ¿No crees Señor?
Mi pensamiento viaja en
el tiempo y en el espacio y se detiene en ti mi Jesús… ahí te veo y contemplo
caminando con tus apóstoles… hay un detalle que me llama la atención. Siempre
procuras estar solo, apartándote de todos, en soledad y silencio para orar.
Buscas el tiempo, el momento propicio para entregarte a la dulce comunicación
con el Padre Dios. A veces toda la noche la pasas en esa conversación amena,
dulce y de tanta ternura con el Padre. Me pregunto si no es eso mismo lo que tú
deseas de cada apóstol de la Nueva Evangelización.
Señor, que son seglares,
que tienen muchas cosas, que tienen familias que atender. Señor, que oran pero
no tanto. Claro entiendo muy bien que para ti no hay excusas porque eres Tú el
dueño y Señor no solo del tiempo y el espacio sino de nuestras vidas y de todas
nuestras actividades. Además esto de la Nueva Evangelización lo quieres llevar
Tu mismo. Quieres llevar el timón… ¿verdad? ¿Y cómo van los apóstoles a conocer
tu voluntad en cada situación, sino tienen esa conversación contigo?
Me sigo preguntando y no
veo claro, si la Nueva Evangelización te pertenece totalmente porque eres Tu en
sí mismo el que se da a conocer, ¿Cómo vamos a evangelizar sin no nos quemamos en
esa fuente de Amor que eres Tu? Creo que mas que quemarnos dejarnos quemar por
Ti, Varón de Dolores.
¡Ah, mi dulce Jesús!!... qué
bien evangelizan los santos evangelizando la mayoría de veces sin proponérselo. Como cautivan y contagian de amor por
Ti. ¿Acaso quieres que tus Apóstoles sea
eso… santos que contagien y enamoren las almas de Ti… porque ellos ya están
locamente enamorados y el amor los lanza a buscar almas que compartan su
felicidad y las riquezas inimaginables que contienen tu divino corazón.
Señor… pienso que hay un
pueblo muy sencillo, simple que con tan poco se pueden mover, pero ese poco
depende de lo que sus sentidos capten… porque necesitan ser convencidos no con
palabras sino con las obras, con los gestos, con las actitudes, con la
experiencia de vida.
Pienso que también hay otro pueblo,
un pueblo culto muy culto que necesita conocimientos más profundos… pero más
que conocimientos, necesitan palpar que hay almas que si viven convencidos
de Tu amor divino.
¿Acaso no es cierto que “enamorar
a las almas de Dios solo se lograra pasando largas horas mirándote y dejandonos
mirar por Ti, hablando y escuchándote, quemándonos y dejándonos quemar por el
Fuego Eucarístico”? ¿Acaso evangelizar no se resume en guiar a las almas a
aceptar, buscar, procurar, trabajar y vivir por el camino de la santidad
personal?
Mis pensamientos chocan
con la experiencia de ver a mi madrecita de 88 años negarse a comer… mi mirada
se pierde en la eternidad… Señor tengo que hablar contigo… tenemos
que sentarnos a conversar… porque necesito urgentemente y apremiantemente tu intervención
en este caso… tu ayuda con mi madrecita de 88 años porque, mi dulce Jesús, si Tú
quieres ella puede comer… solo si Tu quieres…”
Desde la Soledad del Sagrario
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