martes, 31 de enero de 2012

ENTRE MAS LO PIENSO MAS ME CONVENZO



ENTRE MAS LO PIENSO
MAS ME CONVENZO

Imagen de web


Estoy cocinando… preparando la comida para mi madrecita de 88 años. Mientras cocino voy suplicándole al cielo ayuda, que la comida quede tan gustosa que mueva la voluntad de mi madrecita a comer. Ella se niega a comer y es para mí un gran dolor. No hay forma de hacerla comer.
¡Oh si!!… claro que sí Señor… Es sorprendente como mi pensamiento cambia de golpe para caer en conciencia comparativa de lo que estoy viviendo en este instante y la Nueva Evangelización.
Eso mismo la Nueva Evangelización debe de ser sabrosa para la humanidad… debe poseer el sabor del convencimiento… el sabor que atraiga el corazón irresistiblemente, que mueva la voluntad a desear conocer más de Dios… que mueva los pies a caminar hacia el corazón de Dios… por el camino de la santidad.
Claro que si… esa debe ser la meta… un fervor que entusiasme, que contagie, que movilice a una radical conversión porque el sabor de Dios ha sido dado en grandes proporciones con la sazón del Amor más puro, más humilde y más compasivo.
Sigue mi pensamiento elaborándose en mi mente… sigue mi corazón ensanchándose con el gusto de la evangelización… Pero me preocupa algo, mi Jesús, para provocar ese gusto… hay que vivirlo primero. ¿No crees Señor? 
Mi pensamiento viaja en el tiempo y en el espacio y se detiene en ti mi Jesús… ahí te veo y contemplo caminando con tus apóstoles… hay un detalle que me llama la atención. Siempre procuras estar solo, apartándote de todos, en soledad y silencio para orar. Buscas el tiempo, el momento propicio para entregarte a la dulce comunicación con el Padre Dios. A veces toda la noche la pasas en esa conversación amena, dulce y de tanta ternura con el Padre. Me pregunto si no es eso mismo lo que tú deseas de cada apóstol de la Nueva Evangelización.
Señor, que son seglares, que tienen muchas cosas, que tienen familias que atender. Señor, que oran pero no tanto. Claro entiendo muy bien que para ti no hay excusas porque eres Tú el dueño y Señor no solo del tiempo y el espacio sino de nuestras vidas y de todas nuestras actividades. Además esto de la Nueva Evangelización lo quieres llevar Tu mismo. Quieres llevar el timón… ¿verdad? ¿Y cómo van los apóstoles a conocer tu voluntad en cada situación, sino tienen esa conversación contigo?
Me sigo preguntando y no veo claro, si la Nueva Evangelización te pertenece totalmente porque eres Tu en sí mismo el que se da a conocer, ¿Cómo vamos a evangelizar sin no nos quemamos en esa fuente de Amor que eres Tu? Creo que mas que quemarnos dejarnos quemar por Ti, Varón de Dolores.
¡Ah, mi dulce Jesús!!... qué bien evangelizan los santos evangelizando la mayoría de veces sin proponérselo.  Como cautivan y contagian de amor por Ti.  ¿Acaso quieres que tus Apóstoles sea eso… santos que contagien y enamoren las almas de Ti… porque ellos ya están locamente enamorados y el amor los lanza a buscar almas que compartan su felicidad y las riquezas inimaginables que contienen tu divino corazón.
Señor… pienso que hay un pueblo muy sencillo, simple que con tan poco se pueden mover, pero ese poco depende de lo que sus sentidos capten… porque necesitan ser convencidos no con palabras sino con las obras, con los gestos, con las actitudes, con la experiencia de vida.
Pienso que también hay otro pueblo, un pueblo culto muy culto que necesita conocimientos más profundos… pero más que conocimientos, necesitan palpar que hay almas que si viven convencidos de Tu  amor divino.
¿Acaso no es cierto que “enamorar a las almas de Dios solo se lograra pasando largas horas mirándote y dejandonos mirar por Ti, hablando y escuchándote, quemándonos y dejándonos quemar por el Fuego Eucarístico”? ¿Acaso evangelizar no se resume en guiar a las almas a aceptar, buscar, procurar, trabajar y vivir por el camino de la santidad personal?  
Mis pensamientos chocan con la experiencia de ver a mi madrecita de 88 años negarse a comer… mi mirada se pierde en la eternidad… Señor tengo que hablar  contigo… tenemos que sentarnos a conversar… porque necesito urgentemente y apremiantemente tu intervención en este caso… tu ayuda con mi madrecita de 88 años porque, mi dulce Jesús, si Tú quieres ella puede comer… solo si Tu quieres…”


Desde la Soledad del Sagrario






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