Sabías qué?... desde el Sagrario Jesús nos llama a la
santidad. Cada vez que comulgamos, Jesús nos llama, nos motiva, nos
suplica, a mirar la santidad como proyecto de vida. ¿Te has dado cuenta?
Oh, si… en cada comunión, Jesús, quiere ayudarnos con las
gracias necesarias para que todos alcancemos la santidad. Sí, Jesús quiere que tú
y yo nos decidamos por la santidad. ¿Lo dudas?
Jesús nos dice: “Sed santos como mi Padre es Santo. Sed perfectos como mi Padre es Perfecto”. Jesús nos llama a tomar en serio el ideal de
la santidad. Jesús nos aconseja a vivir
la santidad.
¿Santos? Pero una
santidad exquisita, porque Dios Padre es Santo… Jesús nos pide que seamos
santos, porque el Padre es Santo. Si nuestro Padre es Santo, entonces los hijos,
tenemos que procurar ser santos como Papá es Santo…
Y ahí está Jesus, pidiéndonos
que miremos la santidad como herencia a
la cual estamos llamados a poseer, a conquistar, a desear, a trabajar. . .
Elevar el alma… mirad hacia arriba… hacia la eternidad…
Pensar… desear… con toda el alma la santidad… Dios nos invita…Dios nos llama…
Dios nos espera… ¿Por qué no lanzarnos a la aventura dichosa de la
santidad??
¿Santos??? Seamos
santos… iniciemos el camino de la santidad, con entusiasmo, con derroche de alegría,
con perseverancia, con insistencia, con la mirada puesta en Dios, guiados de la
mano maternal de María Santísima.
¿Santos?… Seamos santos… porque Dios nos lo pide… porque
Dios lo desea… porque el Padre ha regalado a cada hijo un grado de santidad, que debemos de alcanzar, debemos de
conquistar. Un grado que es distinto para cada hijo. Un grado que debe ser poseído
antes de regresar a casa.
¿Sabías que al crearte, el Padre Dios, te regalo un grado
de santidad? No, no conocemos ese grado
de santidad que el Padre nos ha regalado… por eso debemos trabajar por el grado
más alto de santidad… así alcanzaremos el que nos toca vivir.
Y ahí está Dios llamándonos… Si, Dios nos llama a
cultivar las virtudes a grados heroicos. Nos llama a vivir los sacramentos con
derroche de caridad. Nos llama a convertirnos en almas de oración con sublime y
exquisita devoción. Nos llama a ser vigilantes y huir de la ocasión de pecado,
de las amistades peligrosas, de las conversaciones y diversiones que nos alejan
de Dios.
La mirada de Dios sobre cada uno de sus hijos… pidiéndonos que seamos valientes. Que seamos generosos. Que seamos humildes. Que seamos
sumamente puros. Que vivamos la santa alegría. Que nos demos sin miedo a la
conquista de la santidad. ¿Cómo? Siguiendo las huellas de Cristo. Estudiando la
vida de Cristo. Imitando el amor de Cristo, la fidelidad de Cristo, la
obediencia de Cristo, la entrega de Cristo, la anonadación de nuestra
voluntad, para vivir solo para el Padre
a lo Cristo…
Y llego el 2015, año
de vivir solo para Dios como Dios quiere. ¿Solo para Dios? Sí, solo para Dios y desde
Dios para todos… amando con el corazón de Dios…
Mater, ayúdanos a tomar en serio la santidad. A procurar vivir caminando por el camino de
la santidad, como tú… Ayúdanos a tomar en serio la invitación de Jesús… “Ser
santos como el Padre es Santo”…
“Dios mío… hágase en mi según tus deseos”
Desde la Soledad del Sagrario
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