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El Santo Cura de Arcs: “De manera que es preciso contar
con que, en cualquier parte o en cualquier estado que nos hallemos, nos
acompañará la tentación”….
El cultivo de las virtudes, es cuestión del hogar… les tocan a
los padres enseñarles a los hijos… para no ser perezosos y de voluntad enfermiza
en el mañana. Padres negligentes en esta
responsabilidad; hijos carente de virtud y dados a la pereza, dueños de una
debilucha voluntad… no solo para la vida espiritual, sino también para la vida social que deben llevar, como
ciudadanos de bien para la sociedad.
Miremos el significado de “una vida de oración”… busquémosle un
significado sencillo y simple… “Orar es simplemente hablar con Dios”… Es
cuando las almas se deciden a entablar un dialogo con Dios, pero con un gusto que
les lleva a saborear ese rato, ese momento de intimidad con el Amigo Divino de
las almas.
Cuando las almas entran en este contacto divino, en este
sabroso estarse con Dios a solas en sabrosa conversación… las almas comienzan a
gustar a Dios y a querer estar con Dios más seguido durante el día… buscan la
forma de elevar el corazón para entrar en comunicación divina de corazón a Corazón…
Hay que notar. que el alma que se inicia en esta amorosa
amistad con Dios, inicia un deseo irresistible de llevar una vida virtuosa… trabajando
afanosamente por conseguir vivir al gusto divino… por agradarle a Dios… porque
ha descubierto que Dios vale la pena.
Todo va bien… Dios se complace con estas almas… la
voluntad está saludable, férrea para trabajar con entusiasmo en una conversión,
trasformación pisando con seguridad por el camino de la santidad.
Todo va bien… El alma de oración se interesa por los
intereses de Dios que es reinar en los corazones… que es recibir a todos en la
eternidad, para llenarlos de la más exquisita y plena felicidad que es Dios
mismo…
Las almas que se han convertido en amigos de Dios, se
lanzan en la aventura de convertirse en intercesores o abogados, pidiendo a
Dios la conversión, no solo de los suyos sino también de los pobres pecadores.
Comienzan a dar frutos su vida de oración, su vida de
virtud, su vida de penitencia… ¿Quién comienza a molestarse, a disgustarse, a
enfadarse? ¿A quién no le interesa que continúe ascendiendo en grados, en esa
intima y sabrosa amistad con Dios??
Al contemplar la vida de los santos, se ve claramente la
mano del enemigo de las almas, buscando toda estrategia, artimañas, tentaciones
para arrancarles de la vida de oración, que es simplemente una vida de gustosa conversación
con Dios… de amistad con Dios… El enemigo no resiste esta amistad con Dios… no la quiere... le trae problemas para sus planes de destruir los planes de Dios con las almas.
Recordemos que el enemigo de las almas existe… su odio
hacia el ser humano es inconcebible para todos nosotros…de cierta forma no lo
podemos entender. Sin embargo, el demonio conoce muy bien su trabajo… sabe como
atacar sin ser descubierto. Sabe cómo llenar la mente de pensamientos que
parezcan que son propios del alma… Pero, no solo sabe, sino que quiere arrancar
esos lazos de amistad de las almas con Dios. No resiste que podamos ser amigos
de Dios y vivir en sabrosa amistad, en conversación amorosa con Dios.
Además de ver que se les escapan, porque el corazón le
pertenece a Dios, ve con desagrado, que son el motivo o la causa de la perdida
de muchas almas que tiene agarradas en sus garras, y que ya da como suyas…pero
se le han escapado… Atacara, claro que atacara… y Dios lo permite,
para que las almas en ese combate espiritual crezcan en méritos, para la
santidad, para la eternidad…
Un buen ejemplo es Santa Teresa de Ávila, ella se quejaba, decía que tenía que agarrarse al banco para no
salir corriendo de la Iglesia, porque sentía unos deseos irresistibles de salir
de su tiempo de oración. Tenía que hacerse violencia interna, violencia a su
voluntad, para no seguir el irresistible deseo de irse. ¿Podríamos pensar que
fuera pereza? ¿Falta de voluntad? ¿Falta de virtud? Acaso ¿no era una tentación
del enemigo de las almas para sacarla de la oración?
En mi corta y larga vida he visto, escuchando a tantas
almas, les he oído decir, que se están iniciado en la vida de oración, cuan difícil se les
hace orar. De momento comienzan a sentir sueño, desgano, debilidad física,
hasta dolor de cabeza, simplemente cuando se deciden a entrar en conversación con
Dios… un rato a solas con Dios… Pensamientos inundan su mente, con toda clase de
argumentos, para salir corriendo de la oración e irse a hacer cosas, cosas que
lo alejan de ese encuentro sabroso con Dios.
¿Qué sucede cuando salen corriendo y dejan la oración? Para
sorpresa de ellos, recobran las fuerzas
y la vitalidad tan pronto salen de la oración. Señal ineludible que la mano del
enemigo anda detrás.
Es cierto que se da el caso, de un día fuerte, lleno de
tensiones, problemas a resolver, cansancio por el trabajo del día… llegado el
momento de oración, de encuentro con Dios, de momento, el alma se queda dormida
sin haber sido su intención… Al despertar… se siente fortalecida, aliviada… No
ha caído en una tentación, sino en una consecuencia natural del estado del
cuerpo o del estado anímico del momento… ¿Y Dios?? Dios recompensa como un
Padre, entendiendo perfectamente la situación… aliviando el peso que se trae,
regalando gracias abundantes, donde el alma siente una paz inmensa y una
gratitud a Dios que compasivo se ha mostrado. Se puede decir, como Santa
Teresita, que siempre se quedaba dormida en el rezo del Santo Rosario…siendo
involuntario… dormía como una pequeña niña en los brazos de Dios…
Dios es Dios… inmensamente comprensible… inmensamente
amoroso… ve el alma, ve el corazón de cada uno de sus hijos, conociendo la
pureza de intención en el obrar de cada uno… no hay que temer… Dios es nuestro Papá…
Desde la Soledad del Sagrario
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