jueves, 30 de enero de 2014

¿POR QUE TE REBELAS CONTRA LA VERDAD?

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Navegando por las redes sociales, contemplando los comentarios y noticias curiosas que se dan entre los hermanos católicos, no  salgo de mi asombro ante tanta rebeldía pública contra los consejos, amonestaciones o simplemente obediencia al llamado urgente de la Jerarquía de la Iglesia ante evento o personas que se convierten en peligro para la fe del Pueblo de Dios.

Hay que ver como en las filas del Pueblo de Dios, se da un curioso dato, que no deja de preocupar a más de uno, son aquellos hermanos apasionados con “la mentira hasta el extremo”… hasta preferir abandonar la Iglesia si no les aceptan el vidente;  la aparición mariana, el supuesto milagro; o el falso  sacerdote de dudosa ordenación;  o la participación en talleres de la Nueva Era.

Preferir “abandonar la Iglesia” es inconcebible el pensarlo siquiera… simplemente nos convertimos en niños malcriados, caprichosos, que no quieren escuchar razones y solo busca satisfacer su “yo”… su parecer, su decisión de aceptar y seguir en el fraude… ¿Por qué la rebeldía? ¿Por qué no sentarse a escuchar,  pensar y buscar la verdad? Aunque personalmente creo que las palabras del Santo Ignacio de Loyola nos dan luz cuando dijo: “Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina”. Esto es obedecer a la Iglesia por ende a Cristo. La Iglesia nos llama la atención…obedecer porque el que obedece no se pierde en la soberbia jamás.

Para mi asombro, mirando los comentarios que escriben estos hermanos, descubro lo dispuestos que están a  llevarse de frente a quien les lleve la contraria. Dados a defender lo indefendible. Aunque la Madre Iglesia se haga eco de la Verdad amonestándoles sobre el error, el fraude, y el peligro eminente que resulta el  seguir participando de estos eventos, escuchando a estas personas que los van apartando poco a poco del verdadero camino que nos conduce a Dios: la Iglesia.

Solo se escuchan gritos, amenazas, malestar, indignación porque ellos se han dejado deslumbrar por promesas, por palabras que son agradables al oído, por  estrategias sicológicas que utilizan los supuestos videntes, profetas, o sacerdotes no ordenados. Estos hermanos católicos los  defienden a capa y espada sin querer detenerse a analizar lo que la Iglesia les dice. No es posible porque se han dejado deslumbrar y arrastrar por la corriente falsa como ciegos  y sordos les sigue a todas partes haciendo lo que ellos enseña al pie de la letra. Me parece que se han dejado hipnotizar, no tienen capacidad para pensar ni voluntad para detenerse y salir de ese círculo vicioso que hace tanto daño espiritual.

Y los vemos en las redes sociales cuando un obispo envía una carta parroquial, o escribe en su página de web, que tal sacerdote es un impostor, un falso, que nunca ha sido ordenado. O que tal aparición mariana es falsa y peligrosa. Que tal vidente o profeta es falso, enfermo de sus facultades o simplemente un “buscón” que negocia con lo espiritual para sacar provecho económico y emocional. Que esa aparición mariana es falsa y no debe de ir… que esa terapia, reunión o taller no es compatible con la fe católica… que revuelo se forma.

Para nuestra sorpresa vemos a este grupo de hermanos levantarse en desobediencia atacando verbalmente a los representes de Cristo, en nombre de Cristo curiosamente.  Ellos vieron…ellos sintieron…  ellos recibieron respuesta a sus males, problemas, etc., y esto les da autoridad para rebelarse en desobediencia… olvidándose que ha Dios lo único que le interesa de su pueblo es la obediencia ciega a su palabra, y a su Vicario, por ende a la jerarquía eclesiástica.
Hermanos católicos, hijitos, recordar las palabras de Bossuet: “Un hereje es TODO aquel que tiene opinión propia”“Si lo que viera es blanco y la Iglesia dice es negro, creer que es negro” San Ignacio de Loyola
 Estas aseveraciones… cuantos ataques no despertaron y aun despiertan en aquellos  que no pudieron ver más allá… porque la Verdad choca con el Amor Propio herido…

Desde la Soledad del Sagrario

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