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Navegando por las redes sociales,
contemplando los comentarios y noticias curiosas que se dan entre los hermanos
católicos, no salgo de mi asombro ante
tanta rebeldía pública contra los consejos, amonestaciones o simplemente
obediencia al llamado urgente de la Jerarquía de la Iglesia ante evento o
personas que se convierten en peligro para la fe del Pueblo de Dios.
Hay que ver como en las filas del Pueblo de
Dios, se da un curioso dato, que no deja de preocupar a más de uno, son
aquellos hermanos apasionados con “la mentira hasta el extremo”… hasta preferir
abandonar la Iglesia si no les aceptan el vidente; la aparición mariana, el supuesto milagro; o
el falso sacerdote de dudosa ordenación;
o la participación en talleres de la
Nueva Era.
Preferir “abandonar la Iglesia” es
inconcebible el pensarlo siquiera… simplemente nos convertimos en niños
malcriados, caprichosos, que no quieren escuchar razones y solo busca
satisfacer su “yo”… su parecer, su decisión de aceptar y seguir en el fraude…
¿Por qué la rebeldía? ¿Por qué no sentarse a escuchar, pensar y buscar la verdad? Aunque
personalmente creo que las palabras del Santo Ignacio de Loyola nos dan luz
cuando dijo: “Debemos siempre tener, para en todo
acertar, que lo blanco que yo veo creer que es negro, si la Iglesia jerárquica
así lo determina”. Esto es obedecer a la Iglesia por ende a Cristo. La
Iglesia nos llama la atención…obedecer porque el que obedece no se pierde en la
soberbia jamás.
Para mi asombro, mirando los comentarios
que escriben estos hermanos, descubro lo dispuestos que están a llevarse de frente a quien les lleve la
contraria. Dados a defender lo indefendible. Aunque la Madre Iglesia se haga
eco de la Verdad amonestándoles sobre el error, el fraude, y el peligro
eminente que resulta el seguir
participando de estos eventos, escuchando a estas personas que los van
apartando poco a poco del verdadero camino que nos conduce a Dios: la Iglesia.
Solo se escuchan gritos, amenazas,
malestar, indignación porque ellos se han dejado deslumbrar por promesas, por
palabras que son agradables al oído, por
estrategias sicológicas que utilizan los supuestos videntes, profetas, o
sacerdotes no ordenados. Estos hermanos católicos los defienden a capa y espada sin querer
detenerse a analizar lo que la Iglesia les dice. No es posible porque se han
dejado deslumbrar y arrastrar por la corriente falsa como ciegos y sordos les sigue a todas partes haciendo lo
que ellos enseña al pie de la letra. Me parece que se han dejado hipnotizar, no
tienen capacidad para pensar ni voluntad para detenerse y salir de ese círculo
vicioso que hace tanto daño espiritual.
Y los vemos en las redes sociales cuando un
obispo envía una carta parroquial, o escribe en su página de web, que tal
sacerdote es un impostor, un falso, que nunca ha sido ordenado. O que tal
aparición mariana es falsa y peligrosa. Que tal vidente o profeta es falso,
enfermo de sus facultades o simplemente un “buscón” que negocia con lo
espiritual para sacar provecho económico y emocional. Que esa aparición mariana
es falsa y no debe de ir… que esa terapia, reunión o taller no es compatible
con la fe católica… que revuelo se forma.
Para nuestra sorpresa
vemos a este grupo de hermanos levantarse en desobediencia atacando verbalmente
a los representes de Cristo, en nombre de Cristo curiosamente. Ellos vieron…ellos sintieron… ellos recibieron respuesta a sus males,
problemas, etc., y esto les da autoridad para rebelarse en desobediencia…
olvidándose que ha Dios lo único que le interesa de su pueblo es la obediencia
ciega a su palabra, y a su Vicario, por ende a la jerarquía eclesiástica.
Hermanos católicos, hijitos, recordar las palabras de Bossuet: “Un hereje es TODO
aquel que tiene opinión propia”… “Si lo que
viera es blanco y la Iglesia dice es negro, creer que es negro” San Ignacio de Loyola
Estas aseveraciones… cuantos ataques
no despertaron y aun despiertan en aquellos
que no pudieron ver más allá… porque la Verdad choca con el Amor Propio
herido…
Desde la Soledad del
Sagrario
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