domingo, 7 de julio de 2013

Solo Dios para el alma… solo Dios para la eternidad



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Mi alegría es amar a Dios…

Mi alegría es hablar de Dios...

Mi alegría es vivir a Dios…

 Mi alegría es dar a Dios...porque mi alegría es Dios…

Mi alegría es morir en cada instante a mi yo para vivir intensamente la voluntad divina…esa que sostiene mi vida…esa que alimenta mi ser…esa que un día me creo y un día me abrirá las puertas del Cielo…

Mi alegría es descubrirle a las almas a que sabe Dios…

Quiero la vida solo para amar apasionadamente ese Corazón Eucarístico que tanto, pero tanto me ama…y yo, solo me asomo a mirar y descubrir apenas una migajita de ese Amor, que por más que intento no puedo lograr comprender la magnitud del Amor de Dios por tan pequeña, pobre, pecadora e insignificante criatura…

Quiero la vida para pagarle a Dios toda su bondad, misericordia y amor para conmigo, para con los míos, para con las almas.

Quiero la vida, para convertirme en testigo vivo de la Verdad, esa que brilla a cada instante pregonando que Dos existe, que Dios es inmensamente bueno, que Dios es todo para mi alma y para la vuestra.

Quiero la vida para darme generosamente, minuto a minuto, en mi diario vivir a Dios, darme a su gusto, darme a su medida, darme intensamente, íntimamente al Dios que tanto me desea, que lo ha dado todo por mí y por todos.

 

Llegar a es santidad que mi Padre pensó para mí, el día que me creo, ese es mi mayor reto.

Llegar a vivir una vida colmada a plenitud donde Dios resida en mi alma, en mi pensamiento, en mi corazón, en mi voluntad, en mis palabras, en mis miradas, en mis obras, en mis gestos, en todo mí ser…ser incondicionalmente propiedad divina siempre…porque mi voluntad es Su voluntad divina.

Ser esa transparencia de pureza divina en medio de las tinieblas impuras que destilan el mundo actual.

Ser para Dios el consuelo, la alegría, el instrumento pequeño y pobre, pero mimado por ese Corazón divino.

Dejarme hacer en sus manos divinas a su gusto, a su forma, a su voluntad, para el bien de mi alma, para el bien de las almas.

Si, el tiempo que me quede de vida lo quiero gastar amando a Dios con locura dejándome amar por Él a su gusto…porque Dios y yo nos amamos apasionadamente…

Desde la Soledad del Sagrario

 

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