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Si hemos nacido para el Cielo… si hemos nacido para caminar con paso firme conquistando la eternidad… ¿Por qué nos desviamos del camino?
Si sabemos que esta vida no es eterna. Si conocemos que el
“regreso a Casa” depende de nosotros… ¿Por qué equivocarnos de lo que
verdaderamente es prioritario en nuestras vidas?
Si hemos bebido de la Fuente Divina, hemos gustado de esa Fuente de Agua cristalina, pura, que entre más se toma, mas sed se tiene de Dios… ¿Por qué encariñarnos con las vágatelas de este mundo que nos distraen y nos roban el camino a la eternidad?
Si hemos bebido de la Fuente Divina, hemos gustado de esa Fuente de Agua cristalina, pura, que entre más se toma, mas sed se tiene de Dios… ¿Por qué encariñarnos con las vágatelas de este mundo que nos distraen y nos roban el camino a la eternidad?
Sabemos que Dios existe… lo hemos comprobado tantas veces… hemos sentido su
Amor, su Bondad, su Misericordia, su presencia en los momentos más difíciles,
de soledad, confusión y dolor. Dios está con nosotros. Hemos palpado y
gustado de Dios… ¿Por qué alejarnos de tan Sumo Bien alimentándonos con lo
chabacano, vulgar y pecaminoso que el mundo nos ofrece? Modas, canciones,
bailes, diversiones, lecturas, cine, novelas, internet, imágenes, revistas,
libros, fotos, chistes, conversaciones
posturas, salpicados del mal gusto, de esa sansón que nos aleja cada vez más y más
de Dios… del regreso a Casa… del camino de la santidad… ¿Por qué lanzarnos al
pozo lleno de podredumbre hediondo, voluntariamente manchando el alma pura con
impurezas y pecados sobre pecados?
Y hablamos de Dios… y escribimos de Dios… pero cuantas notas salpicadas de
impurezas y pecados, de soberbia y mal gusto… donde las palabras se ven
desmentidas con la conducta presentada…
Un católico con fotos, comentarios o chistes que denigran la dignidad,
la fe, la moral, carente de valores, simplemente por hacernos “graciosos”… deja
un mal sabor y una gran desilusión para los que buscamos a Dios en serio. Y
esto se ve en todas las esferas sociales donde los creyentes comparten día a día…
¿Por dónde anda Dios en nuestras vidas?
Quienes se deciden por Dios en serio… toman a Dios en serio… no hay tiempo
para la vulgaridad y el mal gusto pagano. El verdadero creyente que vive
abismado y sumergido en Dios es un alma libre, sin ataduras que impidan el
vuelo de lo normal a lo sobrenatural… es tan fácil el trato con los hombres y
con Dios… es tan fácil vivir una alegría desbordante pura, transparente,
contagiante, llena de colores… porque el alma está llena de pureza y humildad…
donde la fe, la caridad exquisita y la esperanza son las alas más bellas que
posee el alma que se ha decido por Dios.
Recuerdo a mi padre…hombre de muy buen humor, dado al chiste, a la alegría,
a la amistad… nunca escuche a mi padre una palabra mal sonante al oído de
pureza… nunca escuche a mi padre chistes de subido color para caer en gracia a
los demás… Mi padre tenía una chispa de buen humor que nos hacía reír a
carcajadas a todos sin llevarnos a las puertas del pecado… ¿Para que la vulgaridad… cuando se
busca a Dios… cuando se quiere llevar a Dios a los demás?
En estos días he recibido una desilusión grande… que me impulsa a escribir
sobre el tema. No somos santos… pero vamos camino hacia la santidad… vamos trabajándola
con esmero y dedicación… vamos de la mano de la Mater que sabe cómo ayudarnos a
conquistar la herencia de la santidad… Pero si no nos convencemos de que
nuestro camino es la santidad, seremos católicos paganizados… donde aportamos
un menú variado entre la fe que profesamos y la vulgaridad del mundo que nos
atrae y libremente aceptamos.
Si... estos días he recibido una gran desilusión… de quien creía había tomado
muy en serio a Dios… lo encuentro entre chistes, comentarios, fotos caminando
de espaldas a Dios… porque el pecado nos aleja de Dios aunque el alma este
ciega para darse cuenta…
Oremos unos por otros…porque es muy fácil errar desviándonos del camino de
la santidad… entonces la eternidad que nos puede esperar no es el “regreso a
Casa”…oremos unos por otros…
Desde la Soledad del Sagrario
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