domingo, 23 de junio de 2013

El Amor de Dios me apremia


imagen de Schoenstatt 
                                                   
El Santo Padre Francisco dijo hace muy pocos meses, que las religiosas eran “madres”, no solteronas… y yo me siento con la vocación de “madre”…Como madre espiritual soy clara en mis convicciones. Me gusta informarme correctamente antes de emitir un juicio, comentario. Cuando algo esta incorrecto… esta incorrecto, no hay porque adornarlo. Una madre amonesta con firmeza, con ternura, pero con la verdad siempre. Una madre enseña con las experiencias vividas, con el ejemplo… una madre está dispuesta a extender la mano y sacar al pequeño del camino que lo aleja de Dios… de hablarle, de explicarle, de exponerle la Verdad y los peligros que existen… pero también una madre respeta la decisión de aquellos que deseen seguir por el camino equivocado… entonces solo queda la oración por los que se alejan hacia el error.
La vida espiritual hay que tomarla seriamente. No son tiempos actuales para andar con tibieza. Hay unas tinieblas de confusión que nos arropan… existe  un movimiento o propaganda de defender nuestro derecho a pensar, decidir y elegir…por encima de la voz de la Santa Sede… en total desobediencia a las enseñanzas de Cristo.
El valor de la eternidad y el valor del alma no se pueden exponer al peligro. La fe es un don que si no se cuida se puede perder y perder la fe es la pesadilla de mayor tragedia para una persona. La santidad es nuestro camino, una santidad vivida pisando las huellas de Cristo.
Hoy en día a todos se les escucha… en todo se participa… todo se lee… todo se ve… y ese “todo” va penetrando en nuestro ser, en nuestra conciencia, en nuestra voluntad, en nuestras actitudes… desplazando las sanas costumbres y  tradiciones, devociones… en una palabra nuestra cultura religiosa… para evolucionar en costumbres, tradiciones, métodos, devociones nuevas que nos roban la verdadera fe que  poseemos. Haciéndonos entrar en un mundo desconocido… cuando los santos han caminado por   un camino sencillo, simple, sin complicaciones en cuanto a amar, vivir en amistad sabrosa con Dios.
Si nos queda mucho tiempo o poco tiempo para nuestro “regreso a casa” no lo sabemos. ¿Por qué entonces exponernos al peligro de que nos toque el regreso sin estar preparados debidamente por perdernos en tonterías?
La Sagrada Palabra es clara… es alimento… es vida… ¿Qué hacemos buscando la palabra de seres humanos que se las dan de “sabios” y solo confunden llenando el alma de cosas que no son necesarios ni del beneplácito de Dios.
Hijos… Dios está en el Sagrario… Dios esta accesible… Dios está a nuestro alcance… ¿Por qué nos entretenemos en el camino desviando la mirada de Dios?
Perdonadme, si mis palabras suenan fuertes… perdonadme, si mis palabras no son del agrado de algunos… el Amor de Dios me apremia a hablarles…
Desde la Soledad del Sagrario
 

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