miércoles, 13 de marzo de 2013

Benedicto XVI: Un genio humilde

 



El Papa Benedicto XVI renunció a la Sede de Pedro y, para muchos, pasará a la historia como el Papa de la humildad, de la razón, de la esperanza… como el Papa teólogo. Pero para mí, siempre será el Papa del ejemplo y también, porque no decirlo, el Papa del respeto, porque todo aquel que lo escuchado, se ha quedado como quien dice, “con la boca abierta”.
 
Cuando se educa a un niño, en su rebeldía, en sus debilidades, en su docilidad… siempre, la mejor manera, es la de predicar con el ejemplo. Benedicto XVI parecía conocer bien esto y, por casi ocho años, ha sido el mejor padre que los fieles podíamos tener.
 
El Papa ha renunciado, sí, pero ha renunciado precisamente por su amor a la Iglesia, ha renunciado porque quiere lo mejor para su Iglesia, y porque representa como nadie, esa cualidad en peligro de extinción que, si no me equivoco, difícilmente veremos ejercer a otro líder mundial: la humildad.
 
Quienes poco saben de él lo tacharon de débil, de cobarde, de creerse más importante que la Iglesia, pero quienes hemos escuchado sus palabras previas al Ángelus cada domingo, sus catequesis cada miércoles, quienes hemos escrito cientos de noticias sobre él…en fin, quienes lo conocemos -algunas por suerte en persona-, no podemos más que quedar admirados por el poderoso mensaje que encierra cada una de sus acciones.
 
Benedicto XVI, una vez más, nos ha predicado con el ejemplo. Su renuncia, para mí, no puede ser mas que otro poderoso y sutil mensaje del genio humilde que es.
 
Ha hecho tantos gestos, y ha lanzado tantos mensajes… Podría enumerarlos, pero alargaría mucho la lectura, creedme.
 
Ahora, lo importante no es su renuncia, sino cómo hizo su renuncia, por qué la hizo, y cuándo la hizo. Tenía todo un año para renunciar, con sus 12 meses, con sus 365 días… podía haber elegido cualquier otro momento, sin embargo, Benedicto XVI eligió justo el 11 de febrero.
 
¿Casualidad? Yo diría que no…Benedicto XVI eligió estas fechas previendo los tres días de tinieblas “después de la cruz”, la lluvia y a los truenos, la oscuridad de la Iglesia, el letargo y la espera, la incertidumbre, en fin, el periodo de Sede Vacante.
 
De esta manera, aseguró a la Iglesia el tiempo exacto para su renacer, y nos dice entre líneas: “no temáis Iglesia, perseverad en la fe como los Apóstoles, la luz vencerá las tinieblas y, finalmente, resplandecerá en esa Pascua que será el nuevo Papa, quien guiará con más fuerzas que yo la Barca de Pedro”.
 
Ahora, pocos días después del fin de su pontificado, solamente puedo estar agradecida a este hombre que tantas enseñanzas nos ha dado. Gracias por recordar al mundo el verdadero sentido de la justicia, del perdón, de la misericordia, del diálogo, de la unidad. Gracias por darnos la chispa de esperanza que necesitábamos… “A Dios gracias” y a Benedicto… también.
 
@Martaibaez

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