viernes, 7 de diciembre de 2012

Seguimos educándonos con Horacio Bojorge, autor del libro ¿Qué pasó le paso a nuestro amor?

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Familias Catolicas                                                                    Biblioteca Familiar                                                                        Fuente: Catholic.net

Tercera lección del curso sobre el libro ¿Qué le pasó a nuestro amor? de Horacio Bojorge  

3. - LA VERDAD REVELADA POR DIOS ACERCA DE LA NATURALEZA HUMANA

¿Qué nos dice la revelación de Dios acerca de la naturaleza humana?

1) Hemos expuesto algunas opiniones humanas acerca de la naturaleza humana. Unos opinan que está totalmente corrompida, otros que es buena y no hay que corregirla, otros que el individuo es bueno pero la sociedad lo hace malo.

2) Veamos por fin lo que enseña la doctrina católica. La doctrina católica contiene la revelación dada por Dios, que nos transmite la Iglesia Católica, acerca del hombre; la verdad revelada acerca de la naturaleza humana. Dios ha revelado que la naturaleza humana es buena por su origen, pero está herida en su estado actual.

3) Dios ha revelado que la naturaleza humana es buena porque ha sido creada buena por Él. En el relato del Génesis se nos dice que Dios va creando las cosas y afirma la bondad de todo lo creado: “y vio Dios que era bueno”. Todo lo que ha creado el Señor es bueno. El hombre y la mujer también; los hizo a imagen y semejanza suya, los creó varón y mujer. Los creó buenos y los enriqueció con bendiciones y les dijo: “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y gobernadla.”

4) Pero Dios también ha revelado que la naturaleza humana fue herida gravemente por el pecado original, y que esa herida se trasmite a toda la raza humana.

5) Creada buena pero herida, la naturaleza humana necesita ser sanada por la Gracia. Y puede ser sanada porque Dios está empeñado en sanarla.

Consecuencias que se sacan de esta revelación

6) Si la naturaleza humana es buena pero está herida - y ya veremos en qué consisten estas heridas - no podemos dejarnos llevar directa y simplemente por los impulsos de nuestra naturaleza, sino que necesitamos ser sanados por la Gracia. Si no nos auxilia Dios, con su Gracia, si Dios no nos sana, sucederá que, inevitablemente, las heridas de nuestra naturaleza se corromperán, se infectarán y producirán la muerte en vida.

7) Por lo tanto, somos responsables si pecamos. Pero también podemos colaborar con la Gracia en el camino de santificación. Para este camino de Gracia, Cristo instituyó los Siete Sacramentos1, en los cuales Él actúa a través de ministros para la santificación y el remedio de la herida del pecado original. Ya volveremos sobre este punto.

La naturaleza humana: herida pero sanable

8) Nos dice la Revelación, entonces, que esta herida del pecado original es sanable. Cristo vino a sanarla y por eso dejó un Sacramento, el Matrimonio: para sanar las heridas del pecado y santificar a los esposos. La sanación y la santidad son posibles cuando Dios está en el medio, cuando los esposos se dejan enseñar por Dios a amarse mutuamente, como dice el texto de Pablo a los Tesalonicenses. Hay que dejarse enseñar por Dios a amarse mutuamente.

9) Por lo tanto, hay que vivir en Gracia y hay que convertirse en lo que Dios quiere que sean los esposos: ministros de su Amor el uno para el otro. Luego nos referiremos en detalle a este glorioso remedio del Sacramento y veremos cuán sagrado es.

10) Esta doctrina revelada acerca del amor humano, del amor esponsal se encuentra en varios pasajes de la Sagrada Escritura pero fundamentalmente en el primer, segundo y tercer capítulos del Génesis, donde Dios dice que creó al hombre a su imagen y semejanza – varón y mujer los creó – ; sigue luego el relato de la caída de ambos en el pecado original y las penas como consecuencia de ese pecado que heredan todos sus descendientes.

Los relatos del Génesis no son cuentitos,                  proyectan luz de Sabiduría divina sobre la condición humana

11) Este relato de la creación del varón y la mujer en el libro del Génesis no es un cuentito de niños para que la catequista se lo cuente a mis hijos pero que la gente grande no puede creer. Además le agregan cosas: una manzana donde hubo un fruto, distintas interpretaciones… Pasan irrespetuosamente por encima de la profundidad de la Sabiduría divina que tiene ese relato. Tiene una profundísima Sabiduría. Hay quienes pasan por encima de él como diciendo: “¡Es un mito! ¡Son los cuentos que nos contaron cuando éramos chicos!”. A veces Dios se hace el tonto para que el soberbio pase de largo, menospreciando el relato. En cambio le abre el sentido oculto al humilde, al que recibe esa Palabra y abre su corazón a la Sabiduría que encierra.

12) El relato de origen, llamémosle el epos2, o el gran poema épico de los orígenes del hombre, es un relato de la obra divina, de la epopeya divina, de las obras de Dios. Ese epos, relato del origen, revela la Sabiduría para la vida, a la que podemos llamar el etos, el comportamiento humano.

13) Los relatos del origen iluminan la vida de hoy. Y si esos relatos del origen no nos dicen nada, si nos resultan oscuros, nuestra vida de hoy también queda a oscuras. En cambio, si esos relatos se hacen luminosos, con su luz iluminan nuestra vida. Vale la pena que pidamos la Luz del Espíritu Santo para comprender estos relatos de los primeros capítulos del libro del Génesis, esas revelaciones divinas acerca de nuestra naturaleza, porque van a iluminar nuestra biografía, van a arrojar luz sobre nuestra vida actual y sobre nuestra historia personal.

14) Por eso es importante considerar el matrimonio en el principio. Cómo comenzó el matrimonio según el designio de Dios. Qué les pasó a los primeros esposos por el primer pecado original 3.

Consecuencias del pecado original:
 Las culpas y las penas

15) Notemos que nosotros no heredamos la culpa, heredamos las penas. Me explico, la culpa del pecado original, por ser un acto personal de Adán y Eva, es de ellos. Pero las penas derivadas de esa culpa de ellos se trasmiten a toda su descendencia. Y esas penas son la fuente de culpas individuales de sus descendientes.

16) Culpa es la consecuencia de que el hombre haga el mal voluntariamente, por su propio querer y voluntad deliberada. Pena es el mal que el culpable sufre ahora involuntariamente y contra su voluntad a consecuencia de haber hecho el mal voluntariamente. O sea que la pena es consecuencia de la culpa.

17) Si consideramos ahora las consecuencias del pecado original y de la culpa de Adán y Eva, vemos que las penas que derivan de esa culpa para ellos y para sus descendientes, son diversas. Algunas de esas penas son comunes y afligen por igual al varón y a la mujer. Pero hay penas que son más propias del varón y otras penas que son más propias de la mujer.

La acción reparadora del Señor

18) Después de la caída por el pecado original, Dios no abandonó a Adán y Eva y a su descendencia a las consecuencias de la primera culpa y de sus penas. No los abandonó, a pesar de que la humanidad quedó presa de un ciclo fatal en que las penas dan lugares a culpas y las culpas aumentan las penas, retroalimentándose unas a otras indefinidamente. Leemos en el libro del Génesis: “Viendo el Señor que la maldad del hombre cundía en la tierra y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó al Señor de haber hecho al hombre en la tierra” (Gen 6, 5-6)

19) Se puede decir que la obra de restauración de la humanidad caída comienza con una familia, la de Noé, pero que continúa y se afianza con otro matrimonio: éste sin hijos, el de Abraham y Sara. Así comienza, mediante la restauración de la santidad del matrimonio, del varón y la mujer en común la regeneración de la humanidad caída en la historia que nos narra el Antiguo Testamento.

20) Sabemos qué larga es esa historia y su recorrido. En el Antiguo Testamento Dios habla de nuevo con el varón para restaurar, alianza tras alianza, el vínculo roto por la desobediencia original.

La culminación de la obra salvadora por Jesucristo

21) Y por fin llegamos, con la encarnación del Verbo y la aparición de Nuestro Señor Jesucristo, a la sacralización del matrimonio. El matrimonio es un Sacramento de sanación. Sana a los cónyuges por los efectos de la Gracia divina. Los hace ministros, administradores, dispensadores de la Gracia el uno para el otro. Por lo tanto, así como el sacerdote es ministro del Perdón y ministro de la Eucaristía, ellos son ministros del Amor divino que pasa a través de ellos y se administran recíprocamente el uno al otro, y ambos, a sus hijos.

22) El Catecismo de la Iglesia Católica, al tratar del Sacramento del matrimonio reconoce pues estas cuatro etapas de la institución matrimonial:

a) El matrimonio en el principio;

b) El matrimonio bajo el pecado;

c) El matrimonio bajo la Antigua Ley, donde Dios se hace pariente de su pueblo elegido para santificarlo;

d) El matrimonio bajo la Nueva Ley de Gracia, donde Dios hace a los hombres hijos, parientes de Dios, mediante el Sacramento Grande del matrimonio.

23) Expondremos esas cuatro etapas en los capítulos siguientes. Nuestra presentación no repite la del Catecismo4, la supone.

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1 Ver la doctrina de los Sacramentos en el Catecismo de la Iglesia Católica en los números 1210 y siguientes.

2 Epos o también Epopeya es un canto lírico que narra los orígenes gloriosos y las hazañas de los héroes fundadores de ciudades o autores de otras gestas dignas de ser recordadas y que deben servir como ejemplo para las generaciones futuras. El Génesis es una epopeya de la raza humana, que narra sus orígenes. Y esos orígenes pautan todos los tiempos de la humanidad. Son como una expresión histórica de la naturaleza del hombre de todos los tiempos a la luz del relato del origen.

3 Pecado original: el primer pecado, el que está en el origen de todos los pecados y es como el modelo que da a entender lo que es el pecado.

4 Catecismo de la Iglesia católica, Nos. 1601 – 1617. Recomendamos encarecidamente su atenta lectura y meditación. La meditación es un ejercicio que fortalece la razón y la fortalece para gobernar las pasiones.

 

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