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Fuente: Catholic.net
Tercera lección del
curso sobre el libro ¿Qué le pasó a nuestro amor? de Horacio Bojorge
3. - LA VERDAD REVELADA POR DIOS ACERCA DE LA NATURALEZA
HUMANA
¿Qué nos dice la revelación de
Dios acerca de la naturaleza humana?
1) Hemos expuesto
algunas opiniones humanas acerca de la naturaleza humana. Unos opinan que está
totalmente corrompida, otros que es buena y no hay que corregirla, otros que el
individuo es bueno pero la sociedad lo hace malo.
2) Veamos por fin
lo que enseña la doctrina católica. La doctrina católica contiene la revelación
dada por Dios, que nos transmite la Iglesia Católica, acerca del hombre; la
verdad revelada acerca de la naturaleza humana. Dios ha revelado que la naturaleza humana es buena por su origen, pero
está herida en su estado actual.
3) Dios ha revelado
que la naturaleza humana es buena porque ha sido creada buena por Él. En el
relato del Génesis se nos dice que Dios
va creando las cosas y afirma la bondad de todo lo creado: “y vio Dios que era
bueno”. Todo lo que ha creado el Señor es bueno. El hombre y la mujer
también; los hizo a imagen y semejanza suya, los creó varón y mujer. Los creó
buenos y los enriqueció con bendiciones y les dijo: “Creced y multiplicaos,
llenad la tierra y gobernadla.”
4) Pero Dios
también ha revelado que la naturaleza humana fue herida gravemente por el
pecado original, y que esa herida se
trasmite a toda la raza humana.
5) Creada buena
pero herida, la naturaleza humana
necesita ser sanada por la Gracia. Y puede ser sanada porque Dios está
empeñado en sanarla.
Consecuencias que se sacan de
esta revelación
6) Si la naturaleza
humana es buena pero está herida - y ya veremos en qué consisten estas heridas
- no podemos dejarnos llevar directa y simplemente por los impulsos de nuestra
naturaleza, sino que necesitamos ser sanados por la Gracia. Si no nos auxilia Dios,
con su Gracia, si Dios no nos sana, sucederá que, inevitablemente, las heridas de nuestra naturaleza se
corromperán, se infectarán y producirán la muerte en vida.
7) Por lo tanto, somos responsables si pecamos. Pero
también podemos colaborar con la Gracia en el camino de santificación. Para este camino de Gracia, Cristo
instituyó los Siete Sacramentos1, en los cuales Él actúa a través de
ministros para la santificación y el remedio de la herida del pecado original.
Ya volveremos sobre este punto.
La naturaleza humana: herida
pero sanable
8) Nos dice la
Revelación, entonces, que esta herida del
pecado original es sanable. Cristo vino a sanarla y por eso dejó un Sacramento,
el Matrimonio: para sanar las heridas del pecado y santificar a los esposos.
La sanación y la santidad son posibles cuando
Dios está en el medio, cuando los esposos se dejan enseñar por Dios a
amarse mutuamente, como dice el texto de Pablo a los Tesalonicenses. Hay que
dejarse enseñar por Dios a amarse mutuamente.
9) Por lo tanto, hay que vivir en Gracia y hay que
convertirse en lo que Dios quiere que sean los esposos: ministros de su
Amor el uno para el otro. Luego nos referiremos en detalle a este glorioso
remedio del Sacramento y veremos cuán sagrado es.
10) Esta doctrina
revelada acerca del amor humano, del amor esponsal se encuentra en varios
pasajes de la Sagrada Escritura pero fundamentalmente en el primer, segundo y tercer capítulos del Génesis, donde Dios
dice que creó al hombre a su imagen y semejanza – varón y mujer los creó – ;
sigue luego el relato de la caída de ambos en el pecado original y las penas
como consecuencia de ese pecado que heredan todos sus descendientes.
Los relatos del Génesis no son
cuentitos,
proyectan luz de Sabiduría divina sobre la condición humana
11) Este relato de
la creación del varón y la mujer en el libro del Génesis no es un cuentito de
niños para que la catequista se lo cuente a mis hijos pero que la gente grande
no puede creer. Además le agregan cosas: una manzana donde hubo un fruto, distintas
interpretaciones… Pasan irrespetuosamente por encima de la profundidad de la
Sabiduría divina que tiene ese relato. Tiene una profundísima Sabiduría. Hay
quienes pasan por encima de él como diciendo: “¡Es un mito! ¡Son los cuentos
que nos contaron cuando éramos chicos!”. A veces Dios se hace el tonto para que
el soberbio pase de largo, menospreciando el relato. En cambio le abre el sentido oculto al humilde, al que recibe esa
Palabra y abre su corazón a la Sabiduría que encierra.
12) El relato de origen, llamémosle el epos2,
o el gran poema épico de los orígenes del hombre, es un relato de la obra
divina, de la epopeya divina, de las obras de Dios. Ese epos, relato del
origen, revela la Sabiduría para la
vida, a la que podemos llamar el etos, el comportamiento humano.
13) Los relatos del
origen iluminan la vida de hoy. Y si
esos relatos del origen no nos dicen nada, si nos resultan oscuros, nuestra
vida de hoy también queda a oscuras. En cambio, si esos relatos se hacen
luminosos, con su luz iluminan nuestra vida. Vale la pena que pidamos la Luz
del Espíritu Santo para comprender estos relatos de los primeros capítulos del
libro del Génesis, esas revelaciones
divinas acerca de nuestra naturaleza, porque van a iluminar nuestra biografía,
van a arrojar luz sobre nuestra vida actual y sobre nuestra historia personal.
14) Por eso es
importante considerar el matrimonio en el principio. Cómo comenzó el matrimonio
según el designio de Dios. Qué les pasó a los primeros esposos por el primer
pecado original 3.
Consecuencias del pecado
original:
Las
culpas y las penas
15) Notemos que
nosotros no heredamos la culpa,
heredamos las penas. Me explico, la culpa del pecado original, por ser un acto personal de Adán y Eva,
es de ellos. Pero las penas derivadas de
esa culpa de ellos se trasmiten
a toda su descendencia. Y esas penas son la fuente de culpas individuales de
sus descendientes.
16) Culpa es la consecuencia de que el
hombre haga el mal voluntariamente,
por su propio querer y voluntad deliberada. Pena es el mal que el culpable sufre
ahora involuntariamente y contra su
voluntad a consecuencia de haber
hecho el mal voluntariamente. O sea que la pena es consecuencia de la
culpa.
17) Si consideramos
ahora las consecuencias del pecado original y de la culpa de Adán y Eva, vemos
que las penas que derivan de esa culpa para ellos y para sus descendientes, son
diversas. Algunas de esas penas son comunes y afligen por igual al varón y a la
mujer. Pero hay penas que son más
propias del varón y otras penas que son más propias de la mujer.
La acción reparadora del Señor
18) Después de la
caída por el pecado original, Dios no
abandonó a Adán y Eva y a su descendencia a las consecuencias de la primera
culpa y de sus penas. No los abandonó, a
pesar de que la humanidad quedó presa de un ciclo fatal en que las penas dan
lugares a culpas y las culpas aumentan las penas, retroalimentándose unas a
otras indefinidamente. Leemos en el libro del Génesis: “Viendo el Señor que
la maldad del hombre cundía en la tierra y que todos los pensamientos que
ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó al Señor de haber hecho al
hombre en la tierra” (Gen 6, 5-6)
19) Se puede decir
que la obra de restauración de la humanidad caída comienza con una familia, la de Noé, pero que continúa y se afianza con otro matrimonio: éste sin
hijos, el de Abraham y Sara. Así comienza, mediante la restauración de la santidad del matrimonio, del varón y la
mujer en común la regeneración de la humanidad caída en la historia que nos
narra el Antiguo Testamento.
20) Sabemos qué
larga es esa historia y su recorrido. En el Antiguo Testamento Dios habla de nuevo con el varón para
restaurar, alianza tras alianza, el vínculo roto por la desobediencia original.
La culminación de la obra
salvadora por Jesucristo
21) Y por fin
llegamos, con la encarnación del Verbo y la aparición de Nuestro Señor
Jesucristo, a la sacralización del
matrimonio. El matrimonio es un Sacramento de sanación. Sana a los cónyuges
por los efectos de la Gracia divina. Los hace ministros, administradores,
dispensadores de la Gracia el uno para el otro. Por lo tanto, así como el
sacerdote es ministro del Perdón y ministro de la Eucaristía, ellos son
ministros del Amor divino que pasa a través de ellos y se administran
recíprocamente el uno al otro, y ambos, a sus hijos.
22) El Catecismo de
la Iglesia Católica, al tratar del Sacramento del matrimonio reconoce pues
estas cuatro etapas de la institución matrimonial:
a) El matrimonio en el principio;
b) El matrimonio bajo el pecado;
c) El matrimonio bajo la Antigua Ley, donde Dios se hace
pariente de su pueblo elegido para santificarlo;
d) El matrimonio bajo la Nueva Ley de Gracia, donde Dios
hace a los hombres hijos, parientes de Dios, mediante el Sacramento Grande del
matrimonio.
23) Expondremos
esas cuatro etapas en los capítulos siguientes. Nuestra presentación no repite
la del Catecismo4, la supone.
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1 Ver la doctrina
de los Sacramentos en el Catecismo de la Iglesia Católica en los números 1210 y
siguientes.
2 Epos o también
Epopeya es un canto lírico que narra los orígenes gloriosos y las hazañas de
los héroes fundadores de ciudades o autores de otras gestas dignas de ser
recordadas y que deben servir como ejemplo para las generaciones futuras. El
Génesis es una epopeya de la raza humana, que narra sus orígenes. Y esos
orígenes pautan todos los tiempos de la humanidad. Son como una expresión
histórica de la naturaleza del hombre de todos los tiempos a la luz del relato
del origen.
3 Pecado original:
el primer pecado, el que está en el origen de todos los pecados y es como el
modelo que da a entender lo que es el pecado.
4 Catecismo de la
Iglesia católica, Nos. 1601 – 1617. Recomendamos encarecidamente su atenta
lectura y meditación. La meditación es un ejercicio que fortalece la razón y la
fortalece para gobernar las pasiones.
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