Porque Dios me amo primero

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La Mirada Clavada en Él

 

Me maravilla sobremanera la mirada de los Santos al clavar su mirada en la mirada de Dios… ¡que inmensa ternura arropa el alma!!  ¡Bendita mirada divina!, que sabe enternecer y arrullar al alma que se deja mirar y que busca su mirada… mirada de un Dios que sabe de amores, de locuras, de pasiones, de dulzuras, de entregas a cambio de nada.

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Me enternece sobremanera la mirada de los santos que se clavan en la mirada amorosa del Dulce Huésped del Sagrario…mirada elocuente… mirada de silencio que habla de locuras de amores… mirada que refresca, mirada que provoca ansias eternas… que provoca heridas de amor que solo el Amado Divino sabe como curar…

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Oh, si… cuando el sacerdote de mi Cristo tiene en sus manos al Dios Eterno, al Dios dulce y amoroso que se deja acariciar por la mirada del sacerdote… por las manos del sacerdote… me provocan santa envidia… oh, si… santa envidia… ya quisiera tener la oportunidad de tener a mi Jesús Hostia en mis manos en ese momento divino, donde el Cielo se abaja, donde  Jesús se hace presente, donde Jesús se convierte en pan y vino… ah!... qué momento más divino y delicioso…, donde Dios se deja hacer en manos del sacerdote… es para mirarlo… mirarlo… mirarlo… en silencio… y en silencio dejar hablar al corazón en su lenguaje tierno de amor…contemplar el misterio… encontrarse las miradas… la de un Dios eterno con la de un simple enamorado que es para temblar de emoción y de locuras… es para apartar el velo del misterio levemente, un poquillo… para encontrarse con esa mirada divina que todo lo llena, que todo lo renueva, que todo lo enternece…

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Ese momento divino en que el fuego de Dios… ese fuego de amor… ese corazón divino que late en llamas vivas… al toque de la caricia de la mirada y de las manos del sacerdote… se  desase en amor ese Corazón que tanto nos ha amado y nos sigue amando…

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 Oh Dios y no morir en ese instante ante tanta dicha… ante tanto derroche de Amor… Sacerdote de mi Cristo que envidia me causa… el solo hecho de tenerlo en las manos, de tener ese Corazón de Dios entre las manos… de sentir ese fuego abrazador contagiarte que quema provocando sed divina… sed y hambre de Dios.   

 

 

 

 

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Yo me pregunto ¿cómo pueden ser indiferente ante tanta maravilla, ante tanta misericordia, ante tanto amor, ante tanta presencia divina?…  es para extasiarse contemplando, amando, deseando, dejándose amar, dejándose quemar en esa corriente de vida , en ese fuego… en esas llamas… que el alma desea ser consumida plenamente por ese fuego divino al gusto divino.

 

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Hay un pequeño refrán que dice que “nadie sabe lo que tiene en sus manos hasta que lo pierde”… Sacerdote de mi Cristo… ¿cómo no dejarse quemar en esa mirada de fuego… de suplica de un Dios que llega con tanta humildad y tanta realeza a vuestras manos?

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¿Cómo puede ser igual este acontecimiento trascendental en cada misa?… es para hacerse santos al contagio de esa explosión de santidad divina desde el Amor más puro y enriquecedor… es para darse totalmente al Dios que se da sin medida a ustedes… es para enloquecer de amor ante tan gran e inmenso misterio divino.  ¡Cuánta misericordia!!... para tan grandes pecadores como es el pueblo de Dios y sus sacerdotes… 

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¿Quién puede entender a Dios?... ¿su locura de amor?... ¿su necesidad, (por usar una palabra porque no encuentro la apropiada que describa lo que quiero decir)… ¿su necesidad de darse plenamente en esa hostia sagrada?  

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Sacerdote de mi Cristo decidme, ¿Cómo puede ser indiferente a este derroche de amor divino?  ¿Sabed qué cada vez es diferente… porque Dios lo hace diferente desde esa entrega… amorosa… silenciosa… elocuente… Dios mío… ¿cómo entenderte?… ¿qué palabras usar para poder expresar lo que tan torpemente quiero hacer?… lo que siento en mi alma… lo que creo que es ese momento divino de la consagración en el altar… donde los ángeles se humillan ante la presencia divina… donde todo el cielo se abaja  se hace presente en el altar… donde el Padre y el Espíritu Santo descienden… donde la Iglesia Purgante se hace presente… ¿cómo no estallar de amor?… ¿cómo no mirarlo con mirada encendida en fuego de amor… de pasión… de ternura?… ¿como no llenarse el alma de deseos de Dios?… de deseos de recibir y quedarse con Dios de comunión a comunión… en el alma…

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No lo entiendo… no puedo entender como nos quedamos indiferentes, el acontecimiento divino se convierte en uno más sin trascendencia para nuestra voluntad…para nuestra pobre vida gastada en cosas que no son Dios…  Y menos entiendo como apartamos la mirada de la de Jesús Hostia que llega e inmediatamente nos contempla a todos con una sed de Amor irresistible… porque eso es lo que creo firmemente… Mirada que nos busca, buscando la nuestra…para darse en esa mirada también…

 

Sacerdote de mi Cristo siento santa envidia por ese momento sagrado en que Dios se hace presente quedando en sus manos…

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Os pido Sacerdote de mi Cristo, sino lo queréis mirar por voluntad propia… mirarlo en mi nombre y en el nombre del pueblo de Dios… mirarlo con la ternura, con la pasión, con el derroche de amor que un alma enamorada locamente suele contemplar al amado… ese es el mejor regalo que pueden hacer a un Dios que se abaja hasta convertirse en pan y en vino… ese momento sagrado es para toda la eternidad… Dios sea amado y adorado como debe ser por sus sacerdotes y por el pueblo de Dios…

Desde la Soledad del Sagrario