Girar en torno a
Dios es vivir de la realidad de la Alianza de Amor
Queremos debernos en el hombre como imagen de Dios.
[Pensar en el hombre como “Imagen del Padre”, nos remonta
a los comienzos del Génesis cuando Dios, por su Palabra creadora, da origen a
la existencia humana. “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. (Gen.
1,26) El ser de Dios define al hombre en su esencia le imprime un rasgo ontológico.
El hombre puede destruirla definitivamente. A este sello que, impreso en el corazón
mismo de cada hombre lo identifica con Dios; lo llamamos en Schoenstatt “IDEAL PERSONAL”. A su vez, este ideal
es para el mismo hombre una tarea a conquistar. El debe aspirar a la asemejacion
ética con la imagen original según la cual fue creado. En un proceso activo de asemejación
–en el que el hombre participa con su conciencia y voluntad- queda expresada lo
que significa ser “semejanza de Dios”.
Contribuciones al
CAPITAL DE GRACIA es la expresión pedagógica, por la que en Schoenstatt
vinculamos con lo sobrenatural –a través del Santuario de Schoenstatt- este
proceso de autoconocimiento y de auto-educación a través del cual el hombre
aspira a permanecer abierto a la gracia para, en virtud de ella, encarnar su IDEAL PERSONAL. Esta acción continua de
libre cooperación humana que posibilita el obrar educador de María en el alma recibe
en Schoenstatt el nombre de “ALIANZA DE AMOR”.
LA ALIANZA DE AMOR,
vinculada al Santuario constituye el núcleo de la espiritualidad de Stchoenstatt.
(N.. del T.]
Este incluye los dos aspectos que definen aquellos, que tanto agrada,
acostumbramos a llamar “Capital de Gracias.”
Hemos sido creados a imagen de Dios y es por ello que nos ha dado la libre
voluntad. ¿Para qué? Para que esa voluntad la asemejemos a la suya. Ya ven,
Dios hace todo de su parte para que su imagen tome forma y figura en nosotros. Esta es la inquietud en torno a la cual debería
girar nuestra vida.
Sin embargo, sentimos la gran distancia que separa este ideal de la
realidad.
Todo lo que hacemos debiera llevar ese sello de lo
sobrenatural, debiera ser considerado una acción sobrenatural, aun si se tratase
de dormir, rezar, descansar o sufrir. Esta es
nuestra doctrina del “Capital de Gracias” y nos hace bien volver a refrescarla
pues, si vivo de acuerdo a ella, el
ser “hijo de Dios” se torna para nosotros
una realidad en permanente desarrollo; entonces nuestra aspiración se vuelve en
si misma meritoria. (5-XI-49)
Vivimos de este pensamiento: somos un reflejo de Dios,
imagen suya en el orden natural y en el sobrenatural. Somos un relejo del Padre. Sin embargo, sabemos que nosotros nunca podremos
ser tan perfectos como El. Si soy su hijo, quisiera ser como El aunque se que
no lo puedo. En el caso de Vicente Palloti por ej., radicaba en ello gran parte
del motivo de su santa intranquilidad.
¿Saben que pretendía? Asemejarse al Padre del mismo modo que el Señor Jesús.
¿Qué había dicho Jesús? “Sed perfectos como vuestro Padre celestial” (Mt 5,48)
Vicente Palloti tomo esto tan al pie de la letra que se despertó en él una
inmensa intranquilidad, digamos, una inmensa “santa” intranquilidad. (Lo
aclaro) porque también existe una intranquilidad que proviene del demonio.
Pero la santa intranquilidad es algo digno de ser admirado. Me alegro de
que lo comprendan, se trata de la intranquilidad que surge por querer ser
perfecto como lo es el Padre.
¿Qué tengo que hacer entonces si quiero ser reflejo del
Padre? Conocerme y conocer a Dios en mí. Verlas a uds. Y ver a Dios en uds.
¿Qué deducimos de esto para nuestra superación ética? Deducimos como principio el hacer de toda lo creado un transparente de
Dios. Yo, por eje., tengo que hacerlas transparentes de Dios a Uds. Y así,
a todo el mundo. Cuando logramos esto nuestro espíritu apostólico adquiere una
fuerza a intimidad completamente distinta. De ahí en más, nuestro apostolado
deja de ser una mera manifestación del instinto creador que busca plasmarse,,
para transformarse en el anhelo de
querer “modelar” a Dios en el alma de los que nos han sido confiados. Por ej., si sé que mis niñitos son un reflejo
de Dios, ¿en qué consiste entonces mi tarea? Es modelar continuamente en ellos
la imagen de Dios. (6-XI-49)
Sabemos que por ser reflejos de la Santísima Trinidad somos reflejo del
Padre. ¿Qué significa ser reflejos del Padre? La función propia del Padre como
Padre consiste en engendrar. El Padre se
reconoce y ese reconocimiento de Si Mismo es la Persona del Hijo
Si entonces yo quiero ser reflejo del Padre, tengo que conocerme
y en mi reconocer al Padre. Creo que comprenderán
lo que quiero decir. Yo me veo a mi
mismo y veo a Dios en mí. ¿Y porque el amor a los demás? No alcanza con que
este brote de un impulso general de amar. No, la ultima debe ser siempre Dios,
Dios, ¡Dios!.
Si queremos ser verdaderos reflejos del Padre hemos de
contemplar nuestro interior descubrir a Dios en él y siempre de nuevo volver a
contemplarlo. (7-XL-49)
No sé si ustedes cuando por ej., están cansadas por haber trabajado mucho o
por haber tenido que sobrellevar un día difícil, aprovechan esas ocasiones para intensificar su vinculación a Dios por
la Alianza de Amor. Si el cuerpo está agotado… bueno, enseguida me acuerdo
de renovar mi recta intención, esto es para la Sma. Virgen, es Capital de
Gracias para Ella, para que Ella lo haga fecundo. ¿Comprenden que es lo
nuclear? Vivir en contacto con el Mas Allá,
no vivir separados de él. Debemos aprovechar cada oportunidad para “colocar
la escalera” (que nos lleve a lo sobrenatural) incluso cuando por el excesivo cansancio
no podamos hacerlo con demasiada ternura. El cansancio, cuando nos desalienta,
se suele transformar en un impedimento que nos obstaculiza el estar con Dios.
Por eso, en tales circunstancias nos conviene, al menos, esforzarnos por despertar las ansias de esto nuevamente con
El, de verlo todo desde Dios.
Tememos como ejemplo lo sucedido en La Plata (Las hnas. No habían obtenido
el permiso para edificar el primer Santuario argentino que tenían previsto construir
en un terreno en El Pato).?
¿Cómo ha reaccionado el alma frente a ello? ¿Se ha elevado rápidamente hacia
Dios, hacia la Mater. ¿Ha establecido un dialogo con ellos, ha renovado en ese
instante la Alianza de Amor, ha procurado hacer de inmediato “exigencias de
amor”?
¿Qué hemos de hacer en casos así? Por un lado, renovar nuestra Alianza de
Amor. Por el otro, crear en nosotros la disposición de renunciar a lo deseado
si así esta en los planes de Dios. Sé que es difícil, en este tipo de situaciones, mantener el punto justo: saber sobrellevarlas
silenciosamente pero, a su vez, no perder la confianza. (15-XI-49)
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