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Sentémonos juntas… necesito tu ayuda porque quiero hacer un buen examen de
conciencia. Hacen semanas, Madre mía,
que no me acerco al confesionario y quiero Madrecita ir pronto a lavar mi alma
en la Sangre de Cristo y dejarla limpia y perfumadísima. Oh si, como le agrada a Jesús.
Solo quiero que Jesús este sumamente contento con mi alma… quiero hacer lo que
a El tanto le agrada.
Tú me preguntas Madre mía y yo voy contestando. Mirad he recibido este Examen de Conciencia y
me gusta mucho. Lo coloco en tus manos
para que me hagas las preguntas así sentiré en mi interior luz que alumbrara mi
memoria y mi razón… luz que dará a mi corazón arrepentimiento y deseos de jamás
volver a cometer esas faltas y pecados.
Oh si… empecemos Madre querida.
¿He negado de la existencia de Dios? Madre mía en
estos momentos de mi vida ¿cómo negar la existencia de Dios? ¿Qué cosas sin
querrer o queriendo he realizado que
descubren mi poca fe, mi poca conciencia de la existencia de mi Amado
Dios? Madre no dudo nada… soy capaz de
eso y de mucho mas.
Debo fijarme en mi comportamiento, en mis palabras, en mis respuestas a los
problemas y acontecimientos que se presentan de improviso, de sorpresa,
agradables y desagradables.
Madre mía, ¿en qué momento no he
sido testigo de la existencia de Dios? ¿En qué momento de mi vida, de mi diario
vivir he escandalizado a los demás al comportarme como quien no cree que Dios
existe en verdad?
Si creo en Dios debo procurar
siempre su Santa Voluntad en mi vida. Si
creo en Dios debo contar con Él para todo. Si creo en Dios debo mantener una
amistad asidua, sincera siempre en aumento.
Si creo en Dios debo confiar ciegamente en su Amor, en su Bondad, en su
Misericordia y en su Poder. Dios debe ser para mí TODO en todo el sentido de la palabra.
Madre mis actos deben reflejar
siempre mi fe en Dios. Déjame mirarme
tal cual soy, Madre mía… déjame descubrirme realmente… todo lo falso, toda la
maldad que hay en mí y no me doy cuenta… déjame mirarme con tus ojos para verme
sin opacar y excusarme sin buscar defenderme… quiero conocerme con claridad
siempre mayor… de esta forma puedo trabajar intensamente por mi verdadera
conversión y transformación. Porque
Madrecita yo quiero alcanzar la santidad pero eso sí, Madre mía, que jamás me
entere… en esta vida.
Mis sentimientos, ¿como reflejan
mi fe? ¿A qué grado reflejan mis
sentimientos y pensamientos la fe que verdaderamente poseo? ¿Mi interior está lleno
de sentimientos que se alimentan de mi fe ciega en Dios? ¿Veo a Dios en todo y
en todos siempre? Madre que descubra la
verdad… que no me ciegue en verme tal y cual soy… en ver como estoy
desagradando a Dios… déjame descubrir mi interior toda la oscuridad, el
desarreglo, la suciedad que pueda existir y no he querido ver y aceptar… Madre ilumíname…
que yo me vea…que yo me vea como Dios me ve.
Si creo ciegamente y
verdaderamente que Dios existe mi mayor preocupación debe ser Dios mismo… mi
mirada debe estar centrada en Dios, en su Santa Voluntad no en mí… en las
pequeñeces y naderías de mi voluntad distorsionada y caprichosa… ni en las
naderías de este mundo. ¿Verdaderamente
estoy cumpliendo y obedeciendo a Dios como Él desea? ¿Está realmente mi mirada
en Dios? ¿En qué momentos aparto mi
mirada de Dios para perderme por otros caminos?
Si creo en la existencia de Dios
mi alma debe estar llena de la santa alegría que nace del convencimiento y la
experiencia intima de la amistad con Dios.
Oh si… si Madre mía… si yo creo
totalmente en la existencia divina entonces mi amistad con todos mis hermanos
es reciproco a mi amistad con Dios… porque en todos, grandes y pequeños
encuentro a Dios… Dios me habla en lo profundo de sus almas… y el amor fluye de
corazon a corazon… porque es el Amor de Dios oculto en el corazón de mi hermano
no importa como sea, mi quien sea… Dios está ahí amándolo y amándome… yo debo
descubrir a Dios en el… amando a Dios amar a mis hermanos… amar a mis hermanos
amando a Dios…
Hay que ver Madre si de verdad
soy compasiva y misericordiosa… caritativa y servicial con mis hermanos… o si
solo me mueve el amor propio y no el verdadero y puro Amor a Dios… si no son
mis intereses personales ajenos totalmente a la pureza de intención.
Ahora Madre voy a escribir mis
faltas y pecados… Madre nos hemos quedado en la primera pregunta… pero ha sido
muy provechosa para mi alma… cuan pobre es mi alma… cuanta mugre y desorden…
pero pronto voy como una cierva veloz al
confesionario… allí recobrare de nuevo la pureza de mi alma… la gracia divina… allí
me lavare en la Sangre Preciosa de Cristo y volveré a ser hermosa a los ojos de
Dios Trino… volveré a recobrar mi primer amor… volveré a depositar mi confianza
ciega y mi esperanza plena en Dios… mi Dios y mi TODO… hoy, mañana y siempre.
Gracias Madrecita… mi Madre Bella
y Hermosa…, por toda la ayuda y tu amada presencia que siento en lo más
profundo de mi alma… un beso en cada mejilla y un abrazo Madre Celestial… Te
amo Madre… te amo…
Desde la Soledad del Sagrario
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