Mi alegría es saber, palpar el Amor de Dios en el dolor, en el sufrimiento,
en la agonía de la pasión… Dios me ama con locura porque sufrió por mí desde Getsemaní
hasta el Gólgota…
Imagen de web
En mi oído… en mi corazón suena como un eco
estas palabras… ¿Puede haber una nueva evangelización del dolor, más alegre y
enfocada al amor y menos a las penurias?
Estas palabras han sacudido mi alma de un
extremo a otro. No puedo explicar los sentimientos que se galopan en mi pobre corazón.
Me pregunto… ¿Tendríamos
que eliminar las imágenes de la Pasión de Jesús? ¿Cómo presentaríamos este
nuevo enfoque un Jesús sin dolor, sin llagas, sin sangre, sin lágrimas?
Me viene una pregunta a la mente. Señor, ¿estoy
mal?... pero… mi adorado Jesús decidme por piedad… ¿qué es lo que nos
sensibiliza en Tu pasión?
Tu Amor… no se puede dudar. Pero, ¿es lo
mismo escucharte decir que nos amas un millón de veces… a descubrir las
penurias que has vivido en Tu pasión por Amor a mí… a todos?
Amado mío, ¿no queda descubierto Tu Amor en
tu pasión? ¿No brilla con mayor esplendor Tu Amor en el sufrimiento de Tu pasión?
Porque yo estoy convencida que sí… que resplandece Tu Amor en cada lagrima
derramada, en cada latigazo recibido por un corazon que se desborda en amor
exquisitamente… por esa mirada que contemplas a todos sintiendo que Tu Amor los
cubre, lo sostiene, los lava, los redime… hay de ellos si no responden a tanto
Amor… hay de ellos si no enderezan sus vidas encaminándolas hacia Ti… con espíritu
contrito y humillado.
Dios mío… ¿Cómo no voy a hablar de tu dolor,
de tus lágrimas, de tus sentimientos desbordados en esa pasión que te hizo
llorar y sudar sangre en Getsemaní… camino al Gólgota? ¿Cómo no voy hablar desbordándose mi corazón
en cada palabra escrita, en cada detalle que siento que tu adorado Corazon
vibra sensiblemente por el dolor y por el amor?
Oh mi Jesús ¿cómo encontrar tu alegría desbordante, (que si la sentías porque
estabas renovando todas las cosas y colocándolas al lugar que el Padre le dio
cuando nos creo…que si la sentías porque estabas cumpliendo la Voluntad Divina…
que si la sentías porque estabas regalándonos la gracia de convertirnos en
hijos del Padre), sin mirar con asombro,
con admiración, con ternura, con gratitud Tu dolor inmenso, sumamente inmenso,
donde el amor se plasma en cada detalle de ese dolor, de ese sufrimiento, de
esa agonía? Quiero estar ahí… toda mi vida… agradeciéndote tanto Amor… tanta
locura de Amor…
¿No es cierto, mi Señor, que la cruz emana alegría?… ¿santa alegría desbordante
porque el amor es el motor de ese dolor de ese sufrimiento, de ese calvario, de
esa pasión inimaginable?… Me parece que una hay alegría desbordante a
borbotones, pero no es una alegría como la conoce el mundo, como la imaginamos…
es una alegría bañada y alimentada por las penurias de la misma pasión. ¿Masoquismo?
Jamás…jamás…
Varón de Dolores, mi Señor, somos humanos nos duele la cruz… místicamente es
una felicidad enorme, que trascienden de lo natural a lo sobrenatural porque te
estamos ayudando un poquito a la salvación de las almas… o simplemente padeciendo
una nadería Tus sufrimientos mi adorado y amado Jesús. La alegría no quita las
penurias… la alegría adorna las penurias… la alegría acrisola ese sufrimiento,
esa agonía… ¿No es así mi Señor?
Quiero decirle al mundo que mi Jesús lloro su pasión… mi Jesús vivió su pasión…
mi Jesús sufrió en su pasión… mi Jesús derramo su corazón en cada paso de su pasión.
El amor, de mi Jesús, se desbordaba a
borbotones pero jamás quito ni una pizca
de dolor y sufrimiento.
Pienso que había que sufrir… había que sufrir la atrocidad de la pasión porque
la redención se hacía fruto de esa pasión.
De todo esto mi Jesús quiero manifestarte lo que pienso. Decidme Jesus
adorado si estoy en lo correcto o si estoy equivocada. “La alegría de un Dios que se muere de amor
por sus hijos… pide y exige lavar con sangre la afrenta (por llamarlo de alguna
forma)… el desprecio que le hicieron sus hijos en Adán y Eva. Dios Padre fue
despreciado como Dios, como Padre, como creador y dueño de la vida de sus hijos…
Sus regalos fueron despreciados. El hombre se negó a obedecerlo y seguirlo. Había
que lavar ese pecado, satisfacer al Padre con una verdadera “disculpa” y solo
Dios mismo podía darla al grado divino que se exigía. Y el Amor del Padre es
tan desbordante que envía a su Hijo a hacerse humano… Y ahí llega nuestro amado Jesús… a devolvernos
a los brazos del Padre pero como hijos… a lavar “el desprecio” al Dios del Amor…
a precio de sangre…
El dolor de la Pasión… de la Cruz se gratifica con la alegría de la Resurrección…
Madre Santísima enséname a enamorarme de la cruz… la cruz diaria… la cruz
de mis deberes y responsabilidades cotidianas… la cruz de la enfermedad… la
cruz de la incomprensión… todas esas pequeñas crucecitas que salen sorpresivamente
para mi asombro… y para mi alegría…
porque en la cruz voy segura en pos de mi Amado… en la cruz voy segura por mi
camino de “regreso a casa".
D
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