lunes, 30 de enero de 2012

BUSCANDO ENTRE MIS COSAS

BUSCANDO ENTRE MIS COSAS




Imagen de web

Hoy he amanecido buscando entre mis cosas. ¡Oh, sí!! Buscando entre mis cosas algo que me lleve a vivir un instante más cerca de Ti… mi adorado Jesús.

Mientras voy recogiendo en mis papeles, en mis libros, voy buscando una palabra, una frase, una imagen… que me haga remontar a las alturas de un cálido coloquio contigo. Esa chispa que encienda mi alma… esta vez no lo encuentro. 

Entonces debo mirar muy dentro de mí… y ahí encontrare ese “fosforo espiritual” que prenda.  ¿Por qué dentro de mí?  Porque ahí estás tú, mi Señor.

 Jesús está escondido en mi alma… en lo más profundo de mi alma. Estoy decidida debo caminar hasta llegar al aposento donde se encuentra mi amado en mi alma. Tocar a la puerta. ¿Y si el Señor no abre? Llamare con la voz de mi corazon. ¿Y si no me oye? Fácil. Abriré despacio la puerta  Jesús nunca la cierra.

Silencio profundo. Dios está en silencio. Todo dentro de mi es silencio… pero en mi exterior todo es ruido. ¿Regresarme? No…jamás…hay que seguir, he venido buscándolo, no puedo darme por vencida.  Mi alma necesita ese dialogo amoroso con el Dios de la vida… con el Dios que me ama tanto que ha dado su vida por mi…por todos…por el Dios que habita en el silencio y abandono del Sagrario…por el Dios que habita en lo más profundo de mi alma.

Voy entrando, todo está obscuro, voy llamándolo con el corazon en la mano… “Señor que estoy aquí y nada veo. Mi dulce Huésped vengo en pos de Ti. ¿Dónde estás mi amado Divino Huésped de mi alma?”

Silencio impactante. Dios permanece en silencio… sigo caminando, sigo buscándolo, sigo llamándole con la confianza de los pequeños, porque conozco que Dios jamás se retira cuando las almas confían ciegamente en Él a pesar del aparente abandono divino… por eso seguiré rogando, suplicando… porque Jesús habita en lo más profundo de mi alma… Mi Amado me espera…debo llegar y lanzarme a sus pies como María Magdalena… como el leproso que viendo a Jesús se echo rostro en tierra.

¡Ah, qué alegría inmensa!!… al fondo del aposento brilla una luz esplendorosa… ya lo veo…ya veo a mi Amado… veo su sonrisa… su amplia y tierna sonrisa. El corazon late aceleradamente llenándose de alegría… porque Dios está en mí y yo estoy en Dios… como tu… como todos…

Desde la Soledad del Sagrario

2 comentarios:

  1. Que bueno es poder subir al santuario y estar a solas con Jesus y La Mater. Y por un momento olviar o descansar del mundo. Que nos aleja del El. Jesus,La Mater y nuestra familia son nuestra prioridad.

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  2. Cierto... muy cierto. Saludos hijita y un abrazo...

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