BUSCANDO ENTRE MIS COSAS
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Hoy he amanecido
buscando entre mis cosas. ¡Oh, sí!! Buscando entre mis cosas algo que me lleve
a vivir un instante más cerca de Ti… mi adorado Jesús.
Mientras voy
recogiendo en mis papeles, en mis libros, voy buscando una palabra, una frase,
una imagen… que me haga remontar a las alturas de un cálido coloquio contigo. Esa
chispa que encienda mi alma… esta vez no lo encuentro.
Entonces debo
mirar muy dentro de mí… y ahí encontrare ese “fosforo espiritual” que
prenda. ¿Por qué dentro de mí? Porque ahí estás tú, mi Señor.
Jesús está escondido en mi alma… en lo más profundo
de mi alma. Estoy decidida debo caminar hasta llegar al aposento donde se
encuentra mi amado en mi alma. Tocar a la puerta. ¿Y si el Señor no abre? Llamare
con la voz de mi corazon. ¿Y si no me oye? Fácil. Abriré despacio la puerta Jesús nunca la cierra.
Silencio
profundo. Dios está en silencio. Todo dentro de mi es silencio… pero en mi
exterior todo es ruido. ¿Regresarme? No…jamás…hay que seguir, he venido buscándolo,
no puedo darme por vencida. Mi alma
necesita ese dialogo amoroso con el Dios de la vida… con el Dios que me ama
tanto que ha dado su vida por mi…por todos…por el Dios que habita en el
silencio y abandono del Sagrario…por el Dios que habita en lo más profundo de
mi alma.
Voy entrando,
todo está obscuro, voy llamándolo con el corazon en la mano… “Señor que estoy aquí
y nada veo. Mi dulce Huésped vengo en pos de Ti. ¿Dónde estás mi amado Divino Huésped
de mi alma?”
Silencio
impactante. Dios permanece en silencio… sigo caminando, sigo buscándolo, sigo llamándole
con la confianza de los pequeños, porque conozco que Dios jamás se retira
cuando las almas confían ciegamente en Él a pesar del aparente abandono divino…
por eso seguiré rogando, suplicando… porque Jesús habita en lo más profundo de
mi alma… Mi Amado me espera…debo llegar y lanzarme a sus pies como María
Magdalena… como el leproso que viendo a Jesús se echo rostro en tierra.
¡Ah, qué alegría
inmensa!!… al fondo del aposento brilla una luz esplendorosa… ya lo veo…ya veo
a mi Amado… veo su sonrisa… su amplia y tierna sonrisa. El corazon late
aceleradamente llenándose de alegría… porque Dios está en mí y yo estoy en Dios…
como tu… como todos…
Desde la Soledad del Sagrario
Que bueno es poder subir al santuario y estar a solas con Jesus y La Mater. Y por un momento olviar o descansar del mundo. Que nos aleja del El. Jesus,La Mater y nuestra familia son nuestra prioridad.
ResponderEliminarCierto... muy cierto. Saludos hijita y un abrazo...
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