Estando en misa,
vino este pensamiento que poco a poco fue
creciendo como una llamita de fuego en mi corazón. En esta tierra, mi purgatorio sea el Amor. ¿Pero cómo?
Yo no quiero hacer
escala cuando me toque el viaje a la eternidad. No, no deseo perder ni un solo
instante…, quiero entrar a “Casa”… de inmediato… quiero ver y encontrarme en el
seno de mi Padre Celestial. Ya hace mucho tiempo que estoy fuera de “Casa” para
también tener que hacer escala y perder tiempo y demora en mi llegada a “Casa”.
Mi Padre sabe que
hace muchos años le pido mi regreso sea sin escala. Claro… no puedo entrar sin
ser purificada antes…pero para eso estoy aquí en la tierra… para vivir esa
purificación al gusto y a la forma divina.
Y es en misa, en
estos días en que me vino a la mente ese pensamiento que encontró nido en mi corazón…encontró
calor, encontró un abrazo cálido en mi voluntad.
Mi purgatorio aquí
en la tierra sea el Amor… pero, Padre amantísimo ¿cómo puede ser eso? ¿Cómo
puede el Amor purificar el alma? ¿Cómo puede el Amor ser fuego devorador que
transforme en vaso nuevo el alma?
Me viene a la mente
que ese Amor, debe ser el Amor de Dios. Debo poseer el Amor de Dios, debo amar
a lo Dios, y amar a lo Dios conlleva dolor, ingratitud, desprecios,
incomprensión, burla, rechazo, calumnias, soledad, abandono, y muchas cosas más…que
presentan un panorama no muy agradable…pero si apetecible por el Amor… cuando
se ama a lo Dios… nada importa que no sea el bien de los hermanos… el
devolverle las almas a Dios…
Debo verme en Dios
como en un espejo… ver ese Corazón divino que se da a borbotones, que se da en
ternura, en bondad, en compasión, en todo momento, con el santo y el pecador,
con el rico y con el pobre, con el sabio y con el ignorante, con el humilde y
con el soberbio… con el blanco, con el negro, con el amarillo, con los niños,
con los ancianos, con todos…, con todos, sin distinción… un amor divino que no
sabe otra cosa que amar a manos llenas… amar hasta la donación total… amar solo
eso amar… Si, ese debe ser mi purgatorio en esta tierra… amar sin esperar nada
a cambio… amar haciendo el bien aunque reciba solo desprecio… amar… amar… amar
hasta caer en el surco agotada pero con una sed y hambre de amar a lo Dios.
Amar hasta el
Calvario… amar dando la vida poquito a poquito por las almas… por los que amo y
por los que no conozco… por los amigos y por los que no me quieren… amar a lo
Dios…
La idea me gusta…
me gusta mucho… pero también me hace temblar…con temblores de angustia… porque
no es fácil para la naturaleza humana amar y recibir el azote de la
indiferencia, del desprecio, de la calumnia, de la burla… como mi adorado Cristo.
Pero si soy tan
pequeña… ¿Cómo voy a poder realizar algo semejante? No, yo por mi misma no
puedo… jamás podre… conozco muy bien mi alma y mi naturaleza humana… pero mi
Padre, si puede hacer milagros, donde solo hay polvo y cenizas… mi Padre puede
levantarme… puede llenar mi pobre, pequeño e ingrato corazón… llenarlo poquito
a poquito de su Amor, de su ternura, de su bondad…Como su hija, la más pequeña,
no me preocupo… Papa, Papaíto, hará su obra… si mi Padre quiere que mi
purgatorio sea el Amor… amare con su Corazón…amare a todos, como Él ama… con
intensidad… con entrega… con desvelos… con esperanza… con confianza… me
abrazare a la Cruz del Amor… me dejare
clavar en las manos divinas, de mi Padre Dios… ahí, en sus manos me dejare crucificar
en el Amor.
Hoy, cuando el Amor
a Dios es despreciado, cuando el egoísmo, la soberbia campean a gusto, siendo
ensalzados por las diferentes corrientes y doctrinas llamativas… por los medios
de comunicación… por esta cultura de muerte que ensalza el “Yo”… Dios me pide
que ame hasta el Calvario… que ame como Él ama… en total intensidad a los
hermanos… a todos… buenos y no tan buenos… Mi Papaíto Celestial me pide vaya
recorriendo el camino de Cristo, pisando sus huellas, dándome generosamente
para que Cristo en mi ame intensamente con amor de predilección a las almas… si
Papa quiere que deje a su Hijo amado, mi bien y adorado Cristo, usar mi
corazón, mi vida para amar a las almas…
Madre… tú has
sabido amar así… tú y yo somos inseparables…
tu y yo somos confidentes, amigas, madre e hija… contigo nada temo…
contigo iré de la mano aprendiendo de ti… a amar a lo Dios… amar a su gusto…
amar hasta el Calvario…
Sí, mi purgatorio en esta tierra es el Amor…
porque amar como Dios conlleva abrazarse a la Cruz... he ahí mi purificación…
Quien lea estas
palabras sentirá preocupación… Muchos o pocos se preguntaran ¿por que comparto
algo tan intimo?… porque siento en mi alma que debo hacerlo… porque siento que
Dios me lo pide… Dios quiere tocar el corazón, el alma, la voluntad… ¿de
alguien, de algunos?… no lo sé… solo sé que Dios me pide lo escriba y lo
comparta. ¿Cómo sé que Dios quiere y no soy yo la que quiero? Porque me cuesta hacerlo… me cuesta mucho… pero
la llamita de fuego que hay en mi corazón me impulsa a saltar mi sufrimiento
por compartir, llamita de fuego que es
como una fuerza mayor e irresistible… ¿Qué quiere Dios? No lo sé… solo sé que
debo escribir y compartir… yo cumplo…Dios hará el resto…
¡Bendito sea Dios!!
¡Bendito sea el Corazón Trinitario!! ¡Bendita sea mi Mater!! En manos divinas
me encuentro…en las manos inmaculadas mi pequeño y pobrísimo “fíat”…
Desde la Soledad
del Sagrario
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